Entrevista > Óscar Gutiérrez / Entrenador de balonmano (Madrid, 6-Octubre-1964)
El nombre ‘Óscar Gutiérrez’ significa balonmano en Alicante. Ha sido jugador o entrenador de casi todos los equipos de la provincia. Agustinos, Helados Alacant, Altea, Elda, Petrel, Estudiantes… Aunque quizás el gran momento de su carrera fuese el bronce olímpico que consiguiera en Pekín 2008, como ayudante técnico de la Selección Española.
Toda una carrera ligada a este deporte, que compagina con su trabajo como profesor de Educación Física en el IES Ocho de Marzo. Después de un año sin sentarse en ningún banquillo, hablamos con Óscar sobre el pasado, presente y futuro del balonmano en Alicante.
¿Cómo te contagió la fiebre del balonmano?
Mi familia llegó a Alicante cuando yo era pequeño. Mi padre poseía una empresa de pintura y tenía negocios con la empresa Calpisa. Nos hicimos socios del equipo toda la familia; eran los años más grandes del balonmano alicantino, cuando ganábamos Ligas, Copas del Rey y aquella Recopa de Europa.
Precisamente por esa época llegó el colegio Agustinos a Alicante; yo fui alumno de su primera promoción. Fundamos el club de balonmano y comencé a jugar; mi sueño era llegar a ser como mis ídolos del Calpisa. Hicimos un gran equipo, ganamos el Campeonato de España escolar y fuimos subcampeones del Campeonato de España juvenil federado.
Sin embargo, cuando te llega la adultez te marchas a jugar a Madrid…
Sí, tuve una oferta del Calpisa (entonces ya se llamaba Tecnisán) pero yo quería estudiar Ingeniería Aeronáutica y la carrera estaba en Madrid. Fiché por el Caja Madrid gracias a una gestión que me hizo ‘Papitu’ Perramón. Por cierto, tuve de compañero en la uni a Pedro Duque (risas). Al final me cambié de carrera porque era demasiado complicada como para compaginarla con el balonmano, y estudié Ciencias del Deporte.
Terminas la carrera y ahora sí fichas por el equipo de tu ciudad.
Por aquel entonces ya se llamaba Helados Alacant. Era un equipo hecho para luchar por la permanencia. Literalmente nos costó sangre, sudor y lágrimas. Recuerdo que en el último partido clave ante el Valladolid me hice una brecha en la cabeza y jugué vendado. Al final cuando ganamos me abracé llorando al mítico Juan Pedro de Miguel, aún tengo la foto de aquel momentazo.
Tu último equipo volvió a ser el Agustinos.
Me fui dos años al Altea y ya pensaba en retirarme cuando el Agustinos me pidió que aguantara un año más. Era el equipo de mi colegio, no podía decirles que no. Hicimos una plantilla muy potente, con De Miguel y Vicente Bartual. Subimos a Primera Nacional y ese fue mi último año como jugador.
«Es muy complicado poder vivir del balonmano, más en mi época. Yo siempre he mantenido mi trabajo como profesor»
Jugaste la mayor parte de tu carrera en División de Honor (lo que hoy se llama Liga Asobal). Aun así, ¿nunca pudiste vivir del balonmano?
No, en aquella época era muy difícil. Tuve algunas ofertas de fuera de Alicante, pero no me quise arriesgar porque muchas veces los clubs prometían de todo y luego no pagaban. Yo aprobé mis oposiciones y tenía plaza fija de profesor de instituto en Alicante. Nunca me planteé otra cosa.
Como entrenador empiezas en el Petrel.
En realidad siendo jugador ya había entrenado a los juveniles de Agustinos y logramos ser campeones del Mundo escolar en Israel. Luego una vez retirado cogí al Petrel y más tarde al Estudiantes, aquel club que se formó uniendo a todos los colegios alicantinos cuando desapareció el Helados Alacant. Conseguimos ascender a Plata. Luego también entrené al Elda.
¿Cómo llegas a formar parte del equipo técnico de la Selección Española?
En aquel momento estaba realizando mi tesis doctoral en la UMH sobre un nuevo software de análisis de datos. Al seleccionador, Juan Carlos Pastor, le gustó mucho la idea y me incorporó a su equipo. Fue una experiencia brutal, un auténtico máster práctico de balonmano al más alto nivel. Fuimos medalla de plata en el Europeo de Suiza 2006 y bronce en las JJ.OO. de Pekín 2008. Luego cuando llegó el nuevo seleccionador, Valero Rivera, trajo a su propio equipo técnico, así que yo pasé a entrenar a la selección junior.
Y una vez más, Agustinos se cruza en tu camino.
Yo siempre había pensado que Agustinos tiene una base de chavales como para llegar a ser un equipo consolidado de Asobal. Solo necesita cambiar algunas cosas de su funcionamiento y marketing. Por eso empecé como entrenador de los juveniles y después cogí al equipo senior. Era un equipo con gran potencial y hambre de avanzar. La prueba es que logramos subir a División de Honor Plata por primera vez en la historia del club.
¿Cómo fue aquella temporada en Plata?
Empezamos con muchos problemas. Yo entendía que había dificultades económicas, pero acordamos hacer unos fichajes que nunca llegaron. Me encontré que empezaba la pretemporada con solo siete jugadores e incluso llegué a ofrecer mi dimisión, porque me veía incapaz de sacar el equipo adelante.
Sin embargo, aquel equipo empezó como un tiro.
Fue una de las temporadas de mayor satisfacción personal en toda mi carrera. Al final fichamos varios jugadores que venían de Primera Nacional, pero resultó que tenían calidad. Creo que conseguimos retomar la ilusión por el balonmano de Alicante. Volvieron aficionados al Pabellón Pitiu Rochel que no venían desde hacía décadas.
«La directiva de Agustinos debe entender que no se puede gestionar un equipo de Plata como si fuera un colegio»
Después de conseguir la permanencia en Plata, ¿por qué te vas?
Yo fiché por el Agustinos con la idea de cambiar el funcionamiento del equipo. Sin embargo, llegó una directiva que pensaba que el equipo senior tenía que funcionar como un equipo de colegio. Chocaba totalmente con mi punto de vista, y yo me veía como un estorbo. Pensé que lo más coherente era apartarme para que ellos hicieran el trabajo como pensaban que debían hacerlo.
Con lo que costó subir el Agustinos a Plata, y ahora ha vuelto a descender. ¿Qué ha ocurrido? ¿Ha faltado entrenador?
No lo sé, como he estado fuera del equipo no les he visto entrenar y no puedo hablar. Solo sé que este año se marcaron el objetivo de entrar en promoción de ascenso, ficharon jugadores de Asobal e incluso pudieron contar con juveniles. El equipo tenía muy buenas condiciones, pero empezaron perdiendo los primeros partidos y entraron en una dinámica muy negativa. Ha sido muy desilusionante.
«Con 16 años fui vocal de la primera junta directiva del Agustinos. Siempre será mi equipo»
¿Crees que podrían llamarte otra vez para que vuelvas a ascender al equipo?
No creo, parece que ya tienen planificada la temporada que viene. El Agustinos es mi equipo, cuando tenía 16 años formé parte como vocal de la junta directiva original que lo fundó. Siempre me sentiré con ganas de volver.
Hablando del deporte alicantino en general. Seguimos sin tener ningún equipo en Primera. Este año por fin asciende el Lucentum a Segunda, pero desciende el Agustinos. ¿Por qué siendo una de las principales ciudades de España nos cuesta tanto consolidar nuestros equipos deportivos?
¿Nos pasa solo en el deporte? Yo creo que es algo común en la sociedad alicantina. Si lo piensas, a nivel empresas es casi lo mismo. Vas a Málaga, y te das cuenta que es una ciudad que se ha sabido transformar y ahora es espectacular. El deporte no deja de ser un reflejo de la forma de ser del alicantino. Nos cuesta involucrarnos en tomar iniciativas, y encima cuando alguien la toma en vez de apoyar todos a una, ponemos más problemas.
«El deporte alicantino ha cometido el error de vincular sus clubs a un único sponsor o empresario»
Sin embargo, sí hemos tenido grandes equipos en el pasado. El Calpisa campeón de Europa y España, el Hércules de Primera, el Mar Alicante subcampeón de Europa, el Lucentum europeo… ¿por qué todos acaban desapareciendo o cayéndose?
El problema es basar tu modelo deportivo en un único sponsor muy fuerte. El Calpisa y el Mar Alicante se cayeron en cuanto desapareció su patrocinador. El Lucentum cuando el Ayuntamiento dejó de mantenerlo. El Hércules cuando el empresario cesó de poner dinero.
Nuestros clubs deben buscar otras fuentes de financiación. A lo mejor al principio no se puede viajar en Ferrari, sino en un Seiscientos. La cuestión es avanzar e ir llegando poco a poco a la cima, sin depender de una única persona.
¿Y cómo se consiguen otras fuentes de financiación?
Hay que ser imaginativos. En otros lugares lo han hecho. Debemos de hacer partidos acompañados de espectáculos para que al espectador le apetezca gastarse una entrada y el sponsor vea su patrocinio como una buena inversión. Se pueden organizar concursos, rifas, conciertos, escuelas deportivas, congresos… Hay cientos de formas. En Alemania han entendido muy bien este concepto y ahora la Bundesliga de balonmano es todo un espectáculo.
También necesitamos una nueva ley de mecenazgo para el deporte a nivel nacional. En otros países, como Francia o Hungría, a las empresas les suponen una gran rentabilidad invertir en los equipos. Esas ligas antes eran mucho peor que la Asobal, y sin embargo ahora nos han pasado por encima.
¿Echas de menos más apoyo institucional?
Es cierto que en otras comunidades se apoya más al deporte que aquí, pero no creo que la función de las administraciones sea la de mantener un club deportivo. Lo que hay que conseguir es que el espectador quiera venir al balonmano, ofreciéndole un espectáculo.
«Es muy aburrido que el Barça gane siempre. La Asobal debería invertir el reparto de los derechos televisivos»
Desde luego ahora la Liga Asobal ofrece más bien poco espectáculo con el Barça ganando todos los partidos durante tres años seguidos.
Sí, para que una liga sea divertida tiene que estar igualada. Ahora los demás equipos solo aspiran a ser segundos, o como mucho a ganar al resto de los equipos y jugársela en los dos partidos contra el Barça.
Con los ingresos que le da el fútbol al Barça es difícil que el resto puedan competir.
En algunas competiciones como en la Premier League o en la NBA el reparto de las televisiones se hace inversamente proporcional a la clasificación. Esa podría ser una buena solución para equilibrar la balanza.
«Alicante tiene hambre de balonmano. Cuando Agustinos volvió a Plata vinieron a vernos aficionados históricos del Calpisa»
¿Alicante tiene hambre de balonmano o ya nos hemos olvidado del Calpisa?
Sí la tiene. Ahora que Agustinos ha jugado 2 años en Plata se ha comprobado. Volvieron al Pabellón Pitiu Rochel muchos aficionados que hacía décadas que no iban al balonmano. El día del Barça B éramos 1.000 personas en la grada, más que en muchos partidos de Asobal. Esta provincia tiene una tradición enorme de balonmano. Han salido equipos tan buenos como el propio Calpisa, Benidorm, Torrevieja, Altea, Mar Alicante…
¿Es posible repetir los tiempos gloriosos del Calpisa?
Quizás vivimos demasiado de la añoranza de aquella época, que probablemente no vuelva nunca. Lo tenemos muy complicado si queremos ponernos mañana mismo a ganar Ligas, Copas y Recopas de Europa otra vez, pero siempre debemos aspirar a ello. Tal vez no lleguemos, pero por el camino podríamos volver a conseguir meter un gran equipo de Alicante en Liga Asobal. Yo solo quiero estar en equipos con aspiración de avanzar, que no se conformen con mantenerse como están.