Cada año, se estima que centenares de miles de personas disfrutan de las playas del litoral español. Si de lo que se trata es de conocer el número de bañistas atendidos por los socorristas -tanto de picaduras de medusa, como de otros incidentes- pues no resulta sencillo realizar una estadística, ya que las playas son competencia municipal y eso dificulta el acceso a los datos… cuando estos existen. Y se podría seguir, como le sucedió al investigador de la Universidad de Alicante, César Bordehore, cuando recababa información para el proyecto europeo LIFE Cubomed. “Nos dirigimos a diferentes administraciones, desde al ministerio hasta consellerias, y de ahí nos derivaron a los ayuntamientos, como titulares de los servicios de socorrismo. Conseguimos obtener datos válidos del 70% de los consistorios de las costas españolas, lo que nos permitió su análisis y detección de posibilidades de mejora”, explica.
Este experto en ecología marina de la UA y coordinador de esta nueva iniciativa que reúne tanto a expertos en medicina, salvamento y socorrismo y ecología marina, está convencido de que las playas españolas tienen mucho margen de mejora, tanto en la disminución de picaduras de medusa como en otros aspectos relacionados con la salud. “Es cierto que se invierte mucho, que están muy vigiladas y que cuentan con bastantes recursos”, asegura, pero también señala que del análisis de los datos se pueden detectar oportunidades de mejora tanto en el campo del socorrismo y salvamento como en el de la toma de decisiones y optimización de recursos humanos y materiales. Bordahore afirma que “con una inversión mínima se podrían optimizar los recursos destinados a las playas, mejorar la atención y la prevención ahorrar mucho dinero a las arcas públicas, al disminuir las atenciones sanitarias requeridas. En el sur de Italia han realizado ya una experiencia similar y el ahorro es de varios millones de euros anuales”.
El proyecto en el que están trabajando tiene como objetivo optimizar y mejorar medios, recursos, atención y prevención en las playas españolas a través de diferentes puntos: desde la formación de socorristas y gestores municipales y el asesoramiento mediante el análisis de datos en tiempo real. Para ello se dispondrá de un equipo multidisciplinar formado por expertos del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio (IMEM) de la UA, junto al Hospital Clínic de Barcelona y a la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, y se trabaja en colaboración con Salvamento Marítimo y Cruz Roja para ofrecer asesoramiento a los 234 ayuntamientos de la costa española.
Bordehore pone como ejemplo a la Dirección General de Tráfico que, “desde hace unos años trabaja para eliminar los puntos negros de las carreteras, pero lo primero que han necesitado es tener un mapa de esos puntos, saber dónde se encuentran y en qué consisten. Pues esto grosso modo es lo que pretendemos nosotros, conocer, a través de los datos la realidad de nuestras playas para poder optimizar la atención, prevención y los recursos que se les dedican”. Este análisis de datos se basa, entre otros, en una aplicación móvil segura que centralizaría todos los datos. «Esta herramienta la utilizarían los servicios de socorrismo y permitiría el análisis espacial y temporal de datos en tiempo real, lo que hace de este proyecto una novedad y una gran utilidad para los Ayuntamientos».
Por un lado, en relación con la formación, el investigador de la UA explica que “cada cierto tiempo nos encontramos con problemas nuevos en las playas, como las carabelas portuguesas del año pasado y aunque existe mucha investigación, su aplicación cuesta de hacer llegar a todas playas”. Un asesoramiento global a los municipios costeros, como el que se propone, permitiría que todos estuvieran al corriente de las novedades con la consiguiente mejora de la atención. Bordehore asegura que “el 70% de las incidencias en la playa tienen que ver con la vida marina, y de estas, más del 90% con medusas, por lo que la formación actualizada en su prevención y tratamiento es necesaria”.
Pero sin duda, donde pone el acento el proyecto es en los datos, en su análisis, cruce y aplicación. “Los ayuntamientos a menudo son reticentes a ceder datos sobre incidentes en sus playas y eso perjudica a la hora de realizar un buen trabajo, nosotros una de las cosas que haríamos sería garantizar la confidencialidad y al mismo tiempo aprovechar su utilidad”, matiza el científico.
César Bordehore explica que “sabemos que cada año hay unas 500.000 atenciones en las playas españolas. Pero si supiéramos exactamente en qué consisten éstas y en qué zonas se producen, se podrían identificar aquéllas que se salen de la media y necesitan una atención especial y dar con soluciones adecuadas de acuerdo con los datos”. También apunta las ventajas que supondría identificar los bancos de medusas “si detectamos la presencia en una zona, analizando las corrientes podemos saber hacía donde se dirigirán y advertir con antelación a otros municipios”
Ir a la playa es algo que se ha hecho toda la vida y nadie suele explicar cómo funciona. Eso, seguramente, es lo que piensa mucha gente y el resultado son malas prácticas derivadas de una deficiente información, como en el caso de las medusas y las soluciones caseras o con las quemaduras solares. “Sabemos que se atienden entre 7 y 8 mil al año, con datos exactos podríamos detectar zonas con medias más altas y atacar un problema que puede derivar en melanomas de la piel”, detalla el investigador de la UA.
La iniciativa prevé, incluso, proponer una modificación legal que permita que las atenciones en los puestos de socorro de las playas se incorporen a los expedientes médicos de los pacientes “ya que muy a menudo tras el primer tratamiento ya no acuden a un centro de salud y el incidente no queda reflejado en el historial médico”, concluye Bordehore.
De momento, el proyecto piloto ya se ha puesto en marcha en Dénia, municipio que colabora con esta iniciativa, pero el próximo año esperan que se pueda implementar en 10 municipios más.