Cuatro niñas y tres niños saharauis han pasado el verano en la ciudad de Torrevieja junto a sus familias de acogida, de los cuales, seis de ellos repiten la experiencia de disfrutar del verano alejados de las pésimas condiciones y altas temperaturas que se registran en los campos de refugiados de Tinduf. Para alguno, este ha sido su último verano en la ciudad, ya que el programa sólo permite disfrutar de esta experiencia durante cuatro años.
El Sahara Occidental formó parte del territorio español
Difícil situación
El Sahara Occidental formó parte, durante más de cien años, del territorio español, siendo provincia española desde 1958. En noviembre de 1975, Marruecos invadió por la fuerza esta antigua colonia española quedando dividida en tres grandes sectores. Debido a esta ocupación, una gran parte de la población saharaui huyó del país para refugiarse en una zona desértica al suroeste de Argelia denominada La Hamada, el desierto más duro e inhóspito del mundo, alrededor de la población de Tinduf.
Cuarenta años después permanecen los campamentos refugiados
Más de cuarenta años después aún permanecen los campamentos de personas saharauis refugiadas, integrado por cinco asentamientos y un centro donde se encuentran las diferentes administraciones públicas.
Tras varios intentos de convocar referéndums de autodeterminación y de continuas negociaciones, el pueblo saharaui sigue dividido y separado por 2.700 kilómetros de muro, atrapado en una situación complicada y dolorosa.
Por una parte, se encuentra la población refugiada en los campamentos de Tinduf, viviendo de la ayuda internacional y solidaria, con unas condiciones geográficas y climáticas que hacen que los aspectos más elementales de la vida cotidiana representen un reto. Por otra parte, la población que sigue en los territorios ocupados ilegalmente por Marruecos, cuya vida está marcada por las continuas violaciones de los derechos humanos.
En verano alcanzan temperaturas cercanas a los cincuenta grados
Conflicto armado
Desde el inicio del conflicto armado saharaui-marroquí, se concretó el establecimiento de unas colonias infantiles en la costa de Argelia con el objetivo de que niños y niñas saharauis en el exilio pudiesen distanciarse temporalmente de las carencias alimenticias, educativas y sanitarias de los campamentos de refugiados. En definitiva, de la cruda realidad que les rodea.
En 1979 se acogieron los cien primeros niños saharauis
Es en el verano de 1979, gracias a la colaboración entre el Frente Polisario y el PCE, es cuando llegan a España los cien primeros niños y niñas saharauis distribuidos entre Andalucía, Valencia y Cataluña.
La experiencia resulta tan beneficiosa que, un año más tarde, se pone en marcha el programa ‘Vacaciones en Paz’, un proyecto en el que participan más de doscientas asociaciones a nivel nacional y cuyo objetivo no es otro que el de apartar a estos niños de los conflictos y extremas condiciones que asolan el desierto, especialmente durante los meses de verano donde llegan a alcanzar los cincuenta grados a la sombra
Labor de concienciación
‘Vacaciones en Paz’ es un programa de sensibilización política y social que consiste en el acogimiento, durante los meses de julio y agosto, de niños y niñas saharauis por familias españolas. Son dos meses en los que estos pequeños disfrutan de cosas tan comunes como bañarse en la playa o en la piscina, practicar deporte, asistir a diferentes eventos culturales y lúdicos, etc.
Está promovido por el Ministerio de Juventud de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), las delegaciones del Frente Polisario en España y por parte de algunas ONG españolas comprometidas con esta causa, como es el caso de la asociación Familias de Acogida de Niños Saharauis (FANS) de Torrevieja.
Los orígenes de la asociación torrevejense se remontan diez años atrás, cuando colaboraban con la asociación Compromiso Sahara Alicante. Sin embargo, hace cuatro años Carmen Pérez Hernández, junto a otros dos compañeros, decidieron trabajar por sí mismos a nivel municipal.
Los niños de acogida tienen una edad comprendida entre los diez y los doce años. Este verano han sido siete los jóvenes los que han pasado el verano junto a las familias de acogida torrevejenses, de los cuales seis repiten la experiencia. Para algunos de los niños este ha sido el último verano que han podido participar en el programa, ya que son solo cuatro los que pueden disfrutar de este proyecto.
Pueblos hermanados
Programas como ‘Vacaciones en paz’ representan un halo de esperanza para que estos niños y niñas puedan recibir todas las atenciones, que en sus lugares de origen no podrían recibir por falta de medios.
“Vacaciones en Paz no es solamente sinónimo de niñas y niños que llegan y se van, sino que, además de eso, es un cordón umbilical entre dos culturas, dos idiomas, dos familias, dos religiones y, por supuesto, dos realidades. Es ver crecer generaciones enteras de niñas y niños hermanados para siempre. Es un regalo, en mayúsculas, para muchos chavales que nunca supieron de la existencia de los Reyes Magos, ni de centros comerciales, ni de playas, ni de zapatos nuevos, etc.” escribe Jira Bulahi, delegada Saharaui para España.
Falta de medios
En sus países de origen, los niños y niñas saharauis reciben una formación educativa que finaliza a los doce años. A partir de esa edad, no cuentan con centros escolares con los que poder seguir formándose, lo que les obliga a trasladarse a otros territorios como Argelia, una situación que la mayoría de las familias no pueden permitirse.
Carmen Pérez Hernández hace años comprobó en primera persona la drástica situación en la que viven estas familias, donde “la gente joven no tienen futuro, no tienen una formación educativa decente ni empleo. Las casas son de adobe, por lo que, cuando hay alguna tormenta de lluvias torrenciales, la mitad de las casas se derrumban”. Una situación drástica y extrema que lo salva la bondad de las propias personas porque “son familias muy unidas, acogedoras y cariñosas. Lo poco que tienen lo reparten” añade.
El número de familias de acogida ha disminuido considerablemente
Falta de familias
“Hay 180.000 personas en campamentos de refugiados que llevan varias generaciones allí. Cuanta más concienciación y visibilidad haya, mejor” señala Carmen Pérez Hernández. El número de niños que viajan lo hacen en función de las familias que estén dispuestos a recibirlos.
Recientemente la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-Sahara) ha reclamado un aumento del número de familias de acogida. Las diferentes organizaciones señalan la crisis económica de hace años como el principal motivo para que la cifra disminuyese considerablemente, una situación que Carmen Pérez Hernández lamenta año tras año, por no poder acoger más jóvenes.
Cualquier familia puede presentarse para acoger niños
Cualquier familia puede presentarse para acoger niños, “no se pide nada extraordinario, simplemente que estén dispuestos, durante los meses que dure la acogida de los niños de entre diez y doce años, a darles de comer, vestirles, etc. Convertirse en familia de acogida de uno de estos niños es increíble, así que animo a todo el mundo a participar en el programa” sostiene la presidenta de la asociación torrevejense FANS.
El proyecto Madrasa acoge a niños durante un año lectivo
Otros proyectos
Desde hace bastante tiempo se ha impulsado otro proyecto, Madrasa, que quiere decir escuela en saharaui, en el que niños y niñas de acogida vienen a diferentes puntos del país, en vez de los dos meses de verano, a estudiar los diez meses de duración del curso escolar.
La presidenta de FANS anima a que las familias torrevejenses se unan a este proyecto, especialmente para aquellos niños que ya han disfrutado del programa ‘Vacaciones en Paz’ y que ya no pueden volver en verano. “Con este proyecto viene un número más reducido de personas al ser un poco más difícil la gestión de diez meses. Este año hay dos niños, uno menos que el año anterior. Todos ellos obtuvieron unos resultados académicos excelentes. Vienen con el deseo de formarse para buscar un futuro y poder trasmitir estos conocimientos a su región de origen” afirma Carmen Pérez.
Despedida agridulce
Una vez estos niños y niñas finalizan estos programas en la ciudad, las familias viven una de las situaciones más críticas: la despedida. “Les llenamos las maletas hasta que ya no puede entrar nada más. Ropa para el invierno, comida, chuches, todo es susceptible para entregárselo. Para nosotros es una sensación agridulce, porque algunos ya no podrán volver. Para ellos representamos un balón de oxígeno” argumenta la presidenta de la agrupación torrevejense.
Por su parte, las familias biológicas se muestran encantadas con la existencia de estos programas, “sin su consentimiento nada de esto sería posible. Dejar venir a tu hijo con diez años tiene que ser una experiencia un poco dura, pero estamos en contacto con estas familias para conocer su estado y evolución. Además, cada mes y medio les solemos enviar paquetes de comida y ropa, junto a otras agrupaciones de la provincia. Hace un par de años llegamos a entregar ochocientos de pasta dentífrica a los campamentos de refugiados para que se repartiese en los centros escolares” añade.
Financiación de proyectos
Las familias de acogida torrevejenses han de pagar cincuenta euros anuales a la asociación. El resto de gastos extraordinarios los sufraga la agrupación torrevejense “buscando dinero para afrontar el mayor gasto de la asociación, el billete de avión de los niños desde los campamentos de refugiados hasta Alicante y regreso”. Hasta quinientos euros por niños, “si las familias tuviesen que hacer frente a esta cifra por sí solos sería imposible” añade.
Se financian gracias a las recaudaciones de los distintos actos benéficos organizados por la agrupación, así como de donaciones de empresas y particulares. No han recibido ninguna subvención a nivel municipal desde su fundación, aunque esperan que algún día la situación cambie y “así poder emprender nuevos proyectos y prestar más ayudas a las familias de acogida” afirma Carmen Pérez.
Búsqueda de libertad
La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) se encuentra en el norte de África.
Atravesado por el Trópico de Cáncer, parte de su territorio está integrado por el desierto del Sáhara. Constituye la zona más rica en fosfatos y recursos pesqueros de la región.
Está constituida por aproximadamente un millón de personas, que viven en el exilio en el desierto argelino, debido a la invasión marroquí de 1975, o en los territorios ocupados militarmente por Marruecos desde ese mismo año.
Esperan desde entonces que el derecho y los tratados internacionales les devuelvan su territorio y libertad.