Entrevista > Nerea Belmonte / Exconcejala de Alicante (Alicante, 4-julio-1987)
Entró en el ayuntamiento como número seis de Guanyar Alacant, pero acabó siendo una de las concejalas más mediáticas de la pasada legislatura. Denostada por su propio partido y grupo municipal, sobrevivió en el consistorio durante tres años como edil no adscrita. Al final acabó siendo decisiva para la investidura de Luis Barcala.
Ella es Nerea Belmonte Aliaga, quien lleva ya varios meses fuera de la política y nos asegura que no se plantea volver. “Me da lástima por lo mucho que he aprendido, pero he acabado muy cansada de tanta apuñalada y todo lo que se esconde detrás del circo político”. Todas las historias convulsas tienen varias versiones, y ésta es la suya.
Empecemos por el principio. ¿Quién es Nerea Belmonte y por qué te metiste en política?
Yo soy abogada especialista en Derechos Humanos. Siempre he pensado que en nuestra política faltaban más medidas sociales vinculadas a las doctrinas de la ONU y los tratados internacionales que protegen nuestros derechos fundamentales.
Me impliqué en el 15-M y en Stop Desahucios, convirtiéndome en una cara visible de los movimientos sociales de Alicante. Así que decidí dar el paso y unirme a Podemos. Por aquel entonces era un movimiento, levantado sobre el 15-M, que hablaba el lenguaje de los Derechos Humanos, y cómo los recortes los violaban. Desgraciadamente hoy se parece muy poco a aquel partido.
En las elecciones municipales de 2015 vas como número seis de la lista Guanyar Alacant, mientras que los cinco primeros eran militantes de Izquierda Unida. Qué mal negoció Podemos, ¿no?
Se suponía que Guanyar era un movimiento de organizaciones sociales de Alicante. Nosotros en aquel momento estábamos naciendo como partido, y además desde la dirección estatal prohibieron a las agrupaciones locales presentarnos con las siglas de Podemos. Así que decidimos unirnos.
Sin embargo pronto nos dimos cuenta que era una plataforma hipercontrolada por IU. Para las primarias hicieron una llamada masiva a sus afiliados y salieron todos sus militantes por delante. A mí me pusieron de número seis solo para que hubiese alguien visible de Podemos. Lo peor fue que todos los representantes independientes de los movimientos sociales se quedaron fuera. Fueron unas primarias totalmente fallidas.
Al final Guanyar obtiene seis concejales en las elecciones, así que sales electa y pasas a gestionar las concejalías de Acción Social y Vivienda. ¿Qué tal funcionan los servicios sociales en Alicante?
Cuentan con unos profesionales excelentes. A veces se critica a los funcionarios por falta de implicación o vocación, pero desde luego en esta concejalía es justo al contrario. El problema es que faltaba una dirección política adecuada.
Los servicios sociales no estaban enfocados a la prevención de la pobreza, marginalidad y discriminación. Más bien al contrario, funcionaban como servicios meramente asistenciales. Se ayudaba a las familias necesitadas con algo de dinero, pero eso solo es poner un parche. No se buscaban soluciones. Además también sufrían una constante falta de personal y de medios.
«Desde los servicios sociales de Alicante se ponen parches, pero sin buscar soluciones para ayudar a los desfavorecidos»
En tu opinión, ¿cuál es el colectivo más desfavorecido de Alicante?
Es imposible y nada realista elegir solo uno. La acción sobre la problemática social de Alicante debería ser transversal, no solo del área de Acción Social. Por ejemplo, se conceden ayudas económicas a familias desfavorecidas, pero desde otras concejalías no se colabora para buscarles un empleo.
«El Ayuntamiento es un reino de taifas, cada concejal quiere su cuota de poder y no hay coordinación»
En realidad el Ayuntamiento es un ´reino de taifas`. Cada concejal quiere su cuota de poder, y al final los perjudicados son los ciudadanos. Existe una Concejalía de Coordinación de Proyectos, pero la desoyen continuamente. Aquí el papel más importante recae en el alcalde, él es quien debe coordinar a los concejales.
«Muchas veces los bancos sí están dispuestos a negociar antes de acometer un desahucio»
Hablemos también de desahucios. La mayoría dependen del sector bancario o de las leyes nacionales. ¿Cómo puede el Ayuntamiento evitar que las familias se queden en la calle?
Desde Guanyar o Stop Desahucios se proponían medidas un poco radicales, como dejar de trabajar con bancos que desahucian o expropiarles las viviendas. Esto como mitin político queda muy bonito, pero realmente por ley es complicado hacerlo.
Yo como concejala apercibí que muchos bancos sí tenían predisposición a sentarse a negociar. Algunos se comprometieron a avisarnos antes de desahuciar, lo cual permitía que desde la Concejalía de Vivienda pudiéramos buscar una alternativa habitacional a esa familia para que no se quedasen en la calle ni un día.
Durante años muchas familias acudían a la Oficina de Vivienda buscando ayuda y simplemente les daban con la puerta en las narices. Ni se molestaban en tomarles sus datos o comprobar su situación. Un Ayuntamiento nunca debe hacer esto, se supone que es la casa de todos.
«No son lo mismo los ‘okupas’ que los ‘ocupas’. Algunos son familias necesitadas en pisos vacíos de bancos o fondos buitres»
Respecto al movimiento okupa, ¿cómo se puede evitar que a los alicantinos les ocupen sus casas?
A mí siempre me gusta diferenciar entre los ´okupas` y los ´ocupas`. No es lo mismo el movimiento okupa de naturaleza antisistema o incluso de carácter criminal para cometer delitos como la venta de droga, que la ocupación por necesidad de familias en viviendas pertenecientes a fondos buitre o a bancos rescatados con dinero de todos que las mantienen desocupadas por mera especulación.
En las okupaciones hay que aplicar toda la ley con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para echar a estas personas. Cuando se trata de familias, obviamente sigue siendo algo ilegal, pero hay que ser conscientes que esas personas realmente no quieren delinquir y debemos buscarles otra alternativa.
Falta coordinación entre los servicios sociales y la Concejalía de Vivienda. También debemos crear un mayor parque de vivienda social. No solo comprándoselas a bancos, ya que muchos han vendido sus casas a fondos buitre que son ilocalizables, y las que ofrecen al Ayuntamiento son de muy mala calidad. Hay como construir más viviendas sociales.
Volviendo a tu historia personal. Cuando llevas un año gestionando estas concejalías, tu propio grupo político te acusa de regalar unos contratos públicos a amigos tuyos y te expulsan. Cuéntanos que ocurrió.
Aquella acusación fue una absoluta tontería. Era un contrato menor, y solo se presentó al concurso público una empresa dirigida por dos militantes de Podemos. Hubiera estado tan mal darles la concesión por ser de Podemos, como no dársela por el mismo motivo. Fueron los únicos y cumplían los requisitos.
Seguramente mi problema fue mi mala comunicación. Me empezaron a llover titulares y acusaciones y no me defendí. Luego cuando quise hablar, ya era demasiado tarde.
Lo cierto es que durante el resto de la legislatura sí ocurrieron grandes escándalos en el Ayuntamiento que movieron importantes cantidades de dinero e incluso han llegado al juzgado. En mi caso no se demostró nada ilegal, nunca me abrieron un expediente administrativo o judicial. A mí me han llegado a reconocer otros concejales que si lo mío hubiera pasado un año más tarde, nadie me habría acusado de nada.
Si fue una tontería… ¿entonces por qué te echan del gobierno y de Guanyar?
No lo sé. A mí me ha llegado una historia. Dicen que desde alcaldía querían sustituirme por el número siete de Guanyar, que por lo visto era una persona más afín al PSOE. Imaginaron que yo no aguantaría la presión y dimitiría. Mis cinco compañeros eran todos de IU, e hicieron piña. Hubo un acuerdo tácito para sacar a Podemos de las instituciones y yo fui la cabeza de turco.
Viéndolo con perspectiva, no me lo tomo como algo personal. Más bien me pareció una ofensa democrática hacia todos aquellos alicantinos que habían votado a Guanyar por Podemos, pues se quedaron huérfanos de representación. Lo cierto es que ni mi propio partido me apoyó, me quedé sola.
Pues este supuesto plan no les salió muy bien, ya que al negarte a entregar tu acta de concejal… dejaste al tripartito en minoría.
Aquí jugaron muchos prejuicios. Cuando ven a una mujer joven con cara de guapa, muchos se piensan que eres tonta. Creyeron que no aguantaría la tormenta. Yo soy abogada de Derechos Humanos, ¿de dónde habría sacado fuerzas para seguir defendiendo a las personas de las injusticias si cuando yo misma sufro una agacho la cabeza y me voy con el rabo entre las piernas? En aquel momento tuve muy claro que me tenía que quedar y seguir luchando.
Aunque ahora te confieso una cosa… no sé si valió la pena. El tiempo me ha enseñado que a veces hay que perder batallas para ganar la guerra. Creo que quedándome no gane nada, y perdí mucho. Tampoco conseguí limpiar mi imagen, algunos medios de comunicación de Alicante continuaron manchando mi nombre continuamente.
Hablando de decisiones controvertidas. Tras la dimisión de Echávarri llega la investidura. Tú decides votar en blanco y Eva Montesinos se queda a un solo voto de ser alcaldesa. Barcala es investido y los partidos de izquierda te acusan de haber decidido tu voto por haberse negado a ponerte un sueldo.
Esa acusación fue absolutamente ridícula. Yo estaba sin sueldo desde que me expulsaron del gobierno. Si hubiera querido solo eso, habría dimitido años atrás.
Te explico la verdad. Yo soy una persona de izquierdas, pero ya he dejado de creer en los partidos que se ponen esa etiqueta y luego hacen lo contrario. A mí no me sirve de nada votar a un tripartito que dice ser ´de izquierdas` que durante los tres años que estuvo gobernando no hizo básicamente nada.
Mi decisión no estuvo basada en el rencor. Si hubiera pensado que lo mejor para Alicante era votar al tripartito, lo habría hecho. Sin embargo nunca fueron capaces de hacer algo bueno por la ciudad, ni de ponerse de acuerdo en nada. Ni de aprobar unos presupuestos que ayudaran a los ciudadanos. Ni siquiera me ofrecieron una mínima disculpa. Nada.
Alicante necesitaba estabilidad. No sabía si Barcala se la podría dar, pero estaba segura que el tripartito era incapaz. Decidí que ninguno de los partidos merecía mi voto, y por eso me abstuve. Me parece un error muy interesado que me hagan cargar a mí con toda la culpa de que volviera la derecha, porque tampoco Ciudadanos ni Sepulcre quisieron apoyar al PSOE. La culpa es solo del propio tripartito.
¿Crees que el tripartito fue la principal causa de que el PP ganara las últimas municipales?
Probablemente. Después del fracaso del experimento del tripartito, mucha gente quería estabilidad para la ciudad. Cuando esto ocurre, normalmente salen reforzados los partidos tradicionales: PP y PSOE.
Sin embargo, el PSOE alicantino acusa una falta grande de liderazgo con la fama de estar totalmente controlado por Ángel Franco. Por otra parte, aunque el PP tiene un pasado muy negro de corrupción en la ciudad, venían reforzados con una imagen de renovación, un año bastante estable y la colaboración de la Diputación.
«Podemos se ha radicalizado tanto que ha perdido su discurso de ‘somos el 99 % contra el 1 %’»
Y tu antiguo partido, Unidos Podemos, pasó de seis concejales a dos…
A nivel nacional Podemos se ha convertido en un partido más. Dice una cosa y hace la contraria. Recuerdo que hace años tomábamos las decisiones en asambleas y criticábamos los personalismos, mientras que ahora es un partido hipercentrado en la figura de Pablo Iglesias.
Además cuando han ocurrido peleas internas, los bandos filtran a la prensa noticias para dañar al otro bando. El último perjudicado ha sido Errejón, pero irónicamente él había hecho eso mismo con anterioridad. Esto ha dañado muchísimo la imagen del partido.
El discurso de “somos el 99 % y os protegemos del 1%” hace tiempo que lo perdieron. Antes hablaban de educación pública o sanidad, temas que todo el mundo defiende seas de izquierdas o derechas. Ahora se ha radicalizado mucho, hasta el punto de estar absolutamente perdidos en una cuestión tan fundamental como la de Cataluña. La gente ya no sabe qué esperar de Podemos. Ya es casi un partido fallido.
¿Y concretamente en Alicante?
En el caso concreto de Alicante, en lugar de apoyarme, me dejaron caer. Los votantes se dieron cuenta de que es un partido que no protege a los suyos. ¿Cómo va a proteger entonces a la ciudadanía?
Siempre ha estado muy desconectado de la ciudad. Cuando se hablaba de desahucios en Alicante, ellos hablaban de dar de comer a las palomas. Nunca estaban en el foco de la noticia, ni venían a los plenos. Nadie en el Ayuntamiento sabía de ellos.
«Alicante no tiene proyectos tangibles. Con tantas horas de sol podríamos convertirnos en una ciudad referencia en paneles solares»
¿Cuál dirías que es el principal reto que tiene el nuevo equipo de gobierno de PP y C’s en Alicante?
Seguimos sin tener un proyecto de ciudad. Alicante apenas ha cambiado en las últimas décadas. No hay planes reales que sean tangibles y tengan el consenso de los diferentes partidos políticos para que continúen aunque cambie el gobierno.
Tengo mucha envidia de ciudades como Málaga o Vitoria, que mantienen sus planes verdes aún con cambios de gobierno. Alicante también podría ser una ciudad referencia. Por ejemplo, con toda la luz que tenemos podríamos ser pioneros en paneles solares.