Entrevista > Joan Mulet / Secretario de la Cofradía de Pescadores (Altea, 1-abril-1960)
En una época en la que el debate sobre la emergencia climática que vive el planeta está en plena actualidad, las muchas aristas que genera esa problemática se asoman, con mayor o menos frecuencia, a los medios de comunicación. La contaminación de los mares es, en ese mismo sentido, uno de los temas más recurrentes y, de forma tangencial, se asocia también la cuestión de la sostenibilidad pesquera.
Altea, como tantos otros municipios costeros, cuenta con una importante flota pesquera que, a la vez, supone un importante pilar sobre el que se fundamenta su economía local. Las distintas normativas y leyes de ámbito estatal y, sobre todo, europeo, que han ido regulando el sector durante las últimas décadas, han permitido, no sin levantar siempre mucha polémica, encauzar ese objetivo de sostenibilidad.
Nuevas medidas restrictivas
Sin embargo, parece que, salvo muy contadas excepciones, esas medidas siempre acaban perjudicando a los trabajadores del mar, que ven cómo su actividad se desarrolla cada vez más encorsetada sin que se les dé mucha opción de réplica a la hora de la adopción de medidas.
Joan Mulet, secretario de la Cofradía de Pescadores de Altea, explica cómo la aprobación de las próximas medidas restrictivas reducirá, todavía más, el número de jornadas en las que podrá faenar la flota y, por lo tanto, volverá a poner en riesgo el futuro económico de muchas familias que viven de la pesca.
A todo ello se une el desconocimiento que, en términos generales, existe sobre el mundo de la pesca. Es injusto –y poco recomendable a la hora de afrontar un debate tan serio–, hablar del sector pesquero como un todo en el que no existen diferencias o matices entre sus distintas artes.
Lucha por la sostenibilidad
La flota pesquera alteana, compuesta mayoritariamente por embarcaciones de arrastre, poco tiene que ver con los grandes buques que practican la pesca industrial que, es innegable, amenaza de manera directa la biodiversidad de los mares y la sostenibilidad misma de la industria.
Por ello, resulta de especial interés, ahora que arranca un nuevo año, escuchar con detenimiento las reflexiones y reivindicaciones de un sector que aporta cerca de medio millar de puestos de trabajo directos e indirectos en Altea y que, por lo tanto, tiene un peso específico muy importante en su economía local.
¿Cuál es la situación actual de la flota pesquera alteana?
Ahora mismo, las embarcaciones de arrastre están viendo cómo se están aprobando unas órdenes mucho más restrictivas, que supondrán una importante reducción en los días de pesca. De momento vamos funcionando, pero creo que, en adelante, el tema irá bastante mal.
«Con las nuevas restricciones, vamos a pasar de los 290 días actuales a unos 240»
Ustedes, como sector, navegan, nunca mejor dicho, entre dos aguas. Por un lado, viven de la sostenibilidad de sus caladeros; pero, por otro, son los principales perjudicados por esas medidas restrictivas. ¿Cómo lidian con esa situación?
En este momento las embarcaciones pueden pescar todos los días laborales. Con las nuevas restricciones, vamos a pasar de los 290 días actuales a unos 240. Se van a reducir cerca de 60 días de pesca activa. Si a eso le sumamos los 30 días de veda y las jornadas de mal tiempo, el resultado es que se va a pescar mucho menos. ¿Vamos a poder mantener la flota de arrastre? No lo sé.
«España es el país que más y mejor está cumpliendo con las leyes de pesca de Europa»
Esas restricciones, entiendo, emanan de consensos de la Unión Europea que serán de obligado complimiento.
Somos el único país que los está cumpliendo a rajatabla. Italia ya ha dicho que no lo va a cumplir, Francia lo cumplirá con lo que ellos consideren y el resto de países hará lo mismo. España es el país que más y mejor está cumpliendo con las leyes de pesca de Europa.
¿Qué porcentaje representan las embarcaciones de arrastre dentro de la flota de Altea?
Cerca del 80%. Ahora tenemos once embarcaciones de arrastre, tres de cerco y tres de artes menores.
¿Cuántos de los barcos de la flota alteana tienen a su armador en Altea?
Si hablamos de la flota de arrastre y de artes menores, son de Altea. Si hablamos de barcos de cerco, son embarcaciones esporádicas. Igual tienen la base en Altea, pero los armadores son de otros sitios como San Pedro del Pinatar o Almería.
Si nos ceñimos a los barcos de arrastre y de artes menores, ¿cuántos puestos de trabajo directos e indirectos genera su actividad?
Sólo entre esos dos tipos de embarcaciones, habrá unos 60 puestos de trabajo directos. En cuanto a los indirectos, es algo más complicado de calcular. Ten en cuenta que en 2019 hemos vendido cerca de 1,9 millones de kilos de pescado (esta entrevista se realizó sin haber finalizado la campaña navideña, por lo que la cifra real final será algo superior) y no todo se compra aquí. Por ello, calculo que entre transportistas, compradores y demás, serán unos 350 puestos de trabajo.
Cuando pensamos en sostenibilidad pesquera, a muchos se nos viene a la cabeza el parón biológico que tuvo que afrontar la flota del cantábrico ante la práctica desaparición de la anchoa. La flota lo resistió bien, ¿por qué tendría que ser distinto aquí?
Aquel paro en el cantábrico fue subvencionado. Las embarcaciones no trabajaban porque se había llegado a una situación muy preocupante. Se cerró varios años, pero ahora quieren reducir a costa de los pescadores, no de la administración.
«El pescador va a ver reducidos sus ingresos de una manera muy importante»
En este caso, por lo tanto, se pretende que corran ustedes con los costes de ese recorte.
Sí. Vamos a tener que pagar la misma Seguridad Social y los mismos gastos fijos que tiene cualquier embarcación. El problema viene con los sueldos. Los trabajadores cobran ‘a la parte’, es decir, las embarcaciones, a la hora de pagar al personal, primero sacan todos los gastos y luego reparte el beneficio entre el armador y los trabajadores. Por ello, el pescador va a ver reducidos sus ingresos de una manera muy importante.
¿No se ha avanzado nada en ese capítulo?
No hay nada. No se ha trabajado en buscar un mercado más solidario. Un sistema en el que, de acuerdo, se pesque menos días, pero se busque más precio. El que lo va a pagar es el pescador.
«Todas las medidas que permitan que este negocio pueda aguantar muchos años, son bien recibidas»
¿Han pensado ustedes en alguna medida con la que puedan afrontar esta situación?
Todas las medidas que trabajen por permitir que este negocio pueda aguantar por muchos años, son bien recibidas. Por parte de la Federación hemos presentado algunas alegaciones, pero sabemos que, últimamente, cuando sale un borrador suele publicarse igual.
Siempre y cuando se nos permita estar trabajando dentro de esos límites, intentaremos aguantar.
Si hablamos de posibles soluciones económicas, ¿qué tipo de ayudas consideran más apropiadas? Existen, en ese sentido, dos vías principales: la ayuda directa al pescador o aquella dirigida a sufragar gastos fijos de la flota como los seguros, gasolina, etc.
Lo que está claro es que, como ya hemos dicho, en el norte, con la campaña de la anchoa, se subvencionó todo ese paro que se produjo. Si se tiene que reducir la pesca, por lo menos que el pescador no pierda poder adquisitivo. En este caso, si se puede subvencionar ese paro sería muy importante.
«Mercadona representa el 25 o 30% de las ventas de pescado que salen de Altea»
De un tiempo a esta parte las grandes superficies de la zona, como Mercadona o Carrefour, se precian de vender pescado de proximidad. ¿El volumen de negocio que ellos manejan les permite también fijarles a ustedes un precio y, por lo tanto, reducir su margen de beneficio?
El mercado es libre. Mercadona compra bastante pescado en Altea. Su cifra de negocio rondará el 25% o 30% del pescado que sale de aquí. Es una cadena que tiene muchos puntos de venta y necesita una cantidad de pescado importante. Con esos porcentajes que te he comentado, ya es un comprador muy importante, pero no es de los que suelen marcar precio.
Cuando le hace falta, compra al precio que corresponde. Es el mercado el que marca el precio. Por muy grande que sea el comprador, no te va a reducir esas ventas.
«Hemos tenido cerca de un millón de kilos menos de pescado azul que el pasado año»
Ya hemos hablado de la situación de la flota y de los trabajadores de la misma. ¿Cómo están ahora mismo los caladeros?
Te puedo hacer una comparativa. En 2018 se vendieron un total de 2.419.000 kilos y en 2019, a falta de afrontar la campaña navideña, llevamos 1.560.000 kilos. Este año no hemos tenido embarcaciones de cerco por la zona, lo que implica que hemos tenido cerca de un millón de kilos menos de pescado azul que el pasado año.
¿Eso se traduce en que hay menos pescado en el mar?
Las embarcaciones de cero van allí donde hay pescado. Este año la palma se la ha llevado Murcia, Torrevieja, Castellón, Jávea… Lo que está claro es que, si estoy pescando bien aquí, no me voy a ir a otro puerto.
En este mismo número de AQUÍ en Altea publicamos una entrevista con el presidente de Sea Shepherd en España, que critica el modelo de negocio de la pesca. ¿Cree que hay que repensar ese modelo?
Lo que está claro es que el pescado ilegal, el que no tiene talla, no se está vendiendo. Las últimas noticias que se han publicado han sido engañosas. He visto una foto de pescado en una lonja con un titular que decía que había 19.000 kilos de producto comestible ilegal, pero resulta que 18.000 de ellos eran dátiles. Al final realmente se provoca confusión porque el lector asimila el titular de la noticia con la fotografía.
¿Se sienten maltratados como sector?
Se trata a los pescadores como si fuesen ogros. Aquí se venden, como te he dicho antes, más de dos millones de kilos al año, pero se pone el foco en que se encuentran 400 kilos de inmaduro. El porcentaje es mínimo. Ese pescado sube ya muerto al barco y no se comercializa ni se vende. Ese tipo de noticias son las que hacen mucho daño al sector.
Aunque en la actualidad ustedes no entran en ese negocio, ¿ven las piscifactorías como una opción de viabilidad en el futuro?
Estamos pensando en diversificar con actividades como la pesca-turismo, pero todavía no existe suficiente regulación. ¿Las piscifactorías? Podría ser una opción válida, pero el cliente que busca pescado fresco no suele querer el de piscifactoría.