Entrevista > Ana Pellicer / Concejala de Patrimonio (Benidorm, 27-febrero-1979)
Durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX Benidorm acometió su gran reconversión de pueblo almadrabero a potencia turística mundial. Los responsables de aquella revolución pisaron a fondo el acelerador de un proceso que no tenía vuelta atrás y, sobre todo, necesitaba de una acción decidida si no quería verse superado por otros muchos destinos que, en esa misma época, apostaron por ese mismo modelo.
Los frutos de todo ese trabajo no tardaron en llegar y la historia de ese periodo municipal es de sobra conocida por todos. Pero, como siempre que algo se hace a toda velocidad, pocos –o nadie– se pararon a mirar por el retrovisor. Benidorm se transformó, pero lo hizo olvidándose de su pasado más remoto.
Recuperar la historia
En aquel viaje de locos hacia la excelencia turística, la capital turística perdió –o dejó arrinconada– buena parte de su esencia. Ahora, asentado ya como un referente mundial y en una época en la que los valores y las necesidades han cambiado, es el turno de dar un paso atrás para coger impulso. Y eso es, precisamente, lo que se ha hecho desde la concejalía de Patrimonio, que se ha propuesto desenterrar, literal y metafóricamente, la historia olvidada de Benidorm.
Ana Pellicer, edil responsable del área de Patrimonio, reconoce que “no sé por qué en aquel momento no se miró más por la propia historia”, pero está decidida a enmendar aquel olvido. Aunque no es la única actuación que se ha empeñado en llevar a cabo, no cabe duda de que la recuperación de los restos arqueológicos del Castell es, por el momento, su logro más llamativo.
Ya en 1993 se realizaron catas arqueológicas en el Castell. Aquello quedó durmiendo el sueño de los justos hasta 2014, cuando volvieron a realizarse nuevas catas. Ha sido ahora el momento, al fin, en el que se ha realizado una acción decidida por recuperar los restos arqueológicos del Castell. ¿Cómo ha sido ese tránsito desde los 90 hasta ahora?
Aquellas primeras actuaciones no llegaron a documentar y poner en valor los restos patrimoniales, como sí ha sido el caso de la que hemos acometido en los últimos meses.
Nosotros teníamos clara la hoja de ruta que queríamos poner en marcha y fue el año pasado cuando salió la opción de acometerla a través de los Fondos FEDER. Veníamos de hacer varias campañas en el Tossal y de recuperar la Torre de les Caletes y surgió esa oportunidad con fondos europeos.
Unos fondos que permitieron actuar, además de en el Castell, en el Tossal.
Cuál no fue nuestra sorpresa cuando nos concedieron las dos ayudas. El proyecto del Tossal de la Cala ascendía a medio millón de euros del que recibimos una aportación del 50%. En el caso del Castell, el coste del proyecto era de 1.200.000 euros y también nos dieron la mitad.
«Tuvimos que cerrar el Castell en verano porque la obra tenía que estar finalizada a día 30 de noviembre»
Tengo entendido que tuvieron que correr para no perder esa ayuda.
Así es. Tuvimos que cerrar el Castell en verano porque la obra tenía que estar finalizada, recepcionada y pagada a día 30 de noviembre. Nos pusimos a ello y, efectivamente, supuso que la obra se tendría que desarrollar en los meses de verano.
¿La decisión de actuar ahora sobre el Castell ha sido meramente económica por la oportunidad que ofrecían esos Fondos FEDER?
No es una cuestión meramente económica. No es así como quería expresarlo. En la pasada legislatura ya consolidamos y estabilizamos la Torre de les Caletes. La preocupación por el patrimonio y su recuperación y puesta en valor es algo que ya llevábamos en nuestro programa en la pasada legislatura. Una ciudad como Benidorm tiene que recuperar y mostrar su historia.
Esta ayuda ha sido un empujón para seguir adelante con nuestra hoja de ruta que, desde el principio, pasaba por el Castell. ¡Abordar una actuación así era de valientes! Cuando recibimos esos fondos fue cuando ya nos dijimos ‘venga, con esas ayudas y la implicación y ganas que tenemos, vamos a meternos a ello’. Eso sí: si no nos la hubiesen dado, lo habríamos hecho igualmente.
Explíqueme, a grandes rasgos, en qué consistió el proyecto del Castell.
Lo primero que teníamos que hacer era consolidar la piedra de la Punta Canfali. Una vez estabilizada, acometimos la intervención arqueológica. Esos trabajos hicieron salir a la luz los restos de la fortaleza de la época bajomedieval, que coincide con la fundación de Benidorm. Además, florecieron estructuras del siglo XVI y de la época moderna, datadas en el siglo XVIII.
Las actuaciones arqueológicas, si nos ceñimos sólo al proceso de obra, no se pueden asemejar a ninguna otra intervención, ya que nunca se sabe qué es lo que se va a encontrar. ¿Estaba claro desde el primer momento que la zona quedaría como la vemos actualmente?
Conforme iban saliendo estos vestigios, se iba actuando por parte de los arqueólogos. Las decisiones sobre qué se quedaba a la vista y qué se tapaba no se tomaron hasta que se pudo ver y documentar todo.
Así pues, cuénteme qué es lo que ha quedado finalmente a la vista.
Una de las zonas donde se ha puesto una de las ventanas de cristal es en la que corresponde a la muralla bajomedieval de Levante y Poniente. Lo hacemos porque los arqueólogos indican que es una de las zonas más interesantes a destacar.
Otra de las zonas que hemos dejado a la vista es el abrevadero, que se encuentra junto al pozo. También un tramo de escalera que, aunque es del siglo XVIII, ha quedado a la vista por su valor histórico. También la zona que da acceso al Castillo, donde se ven los muros que hacia Levante.
Todo ello, imagino, con la premisa de respetar al máximo posible la propia imagen del Castell.
Nosotros teníamos muy claro que el Castell de Benidorm es un enclave tan emblemático que no podía perderse. Por eso, desde el principio sabíamos que todas las instalaciones de la zona interior, como la pérgola, debían volver a reconstruirse exactamente igual. Para ello, se hicieron moldes de todo para que se mantuviera la misma imagen.
Significa esto que debajo del Castell sigue habiendo restos arqueológicos que ahora, aunque no estén a la vista, al menos están documentados.
Eso es. Ahora, los muros que no quedan a la vista se han marcado y distinguido con un pavimento de diferente color. En este momento tenemos la calzada portuguesa, pero en las zonas donde se encuentran cada uno de los muros de la muralla hay un cambio de color y de tipo de pavimento que permite seguir esa huella histórica.
«Para mí, la ‘replaçeta del Castell’, con su nueva rosa de los vientos, es la zona más especial»
Pese al respeto por su fisionomía anterior, hay una zona del Castell al que se la ha dado un gran cambio: ‘la replaçeta’.
Sí. Hemos mejorado las escaleras que llevan a ella porque estaban muy deterioradas, y en la propia ‘replaçeta’ se ha hecho una rosa de los vientos en granito y bronce que muestra los principales hitos locales y geográficos en cada punto cardinal. Acompañado todo ello por la fauna autóctona de cada uno de ellos.
Para mí, es la zona más especial. Dentro de esa recuperación, en la que se ha apostado por el patrimonio y por mantener la estética, creo que ha quedado un rincón muy especial. Lo hemos hecho con mucha delicadeza y muchísimo cariño.
«Esta recuperación viene a hilar y a unir toda la documentación histórica que ya existía»
Si bien la historia almadrabera y turística de Benidorm está muy bien documentada, el largo periodo anterior, desde la concesión de la Carta de Poblament en 1325, no cuenta con la misma continuidad. ¿Esta actuación ha ayudado a llenar parte de esos huecos?
Ayuda muchísimo. Una de las personas que pudieron visitar la obra este verano fue Bárbara Alemany, que escribió con Charles Willson un libro del Castell. Pude hablar con ella y le pregunté si, después de haber visto esos restos, todo seguía siendo tal cual lo había estudiado y me confirmó que sí. Fue ella la que me dijo que esta recuperación viene a hilar y unir toda esa documentación que ya existía gracias a diferentes fuentes.
¿La actuación sobre el Castell está completamente terminada?
No. La iluminación es provisional y tenemos que instalar la ventilación mecánica forzada de las zonas acristaladas del suelo. Nos falta también instalar la cartelería explicativa, algo que haremos en el momento en el que los arqueólogos nos entreguen el documento definitivo con sus conclusiones.
Es decir, acometerán una ‘musealización’ del Castell.
Exactamente. Se podrá denominar un museo al aire libre.
«Hemos hecho las vistas al mar accesibles a personas que no lo podían ver desde una silla de ruedas»
¿Han solucionado los problemas de accesibilidad de la zona?
Hemos retirado algunas zonas de la balaustrada, dejando barandilla de cristal. Esto permite que no sólo podamos mirar a la muralla, sino también al mar y la isla. Con ello, también hemos hecho estas vistas accesibles a personas que llegaban al Castell y no podían ver el mar desde una silla de ruedas porque la balaustrada se lo impedía.
La obra viene a encajar un montón de piezas que han hecho del Castell un lugar todavía más especial.
Además de aquello que ha quedado a la vista y lo que ha vuelto a ser tapado, ¿se han recuperado restos para ser custodiados e investigados en museos como el Marq?
Sí. Todo lo que se extrae del Castell o del Tossal de la Cala va al Marq. Allí lo tratan, lo estudian y lo catalogan. Por el momento, se queda allí, pero nuestra intención es poder mostrarlo en nuestro museo en algún momento.
A falta de los detalles que ya ha explicado la actuación en el Castell se puede dar por finalizada, pero en el Tossal todavía se puede seguir desenterrando el pasado de la ciudad.
Hace un par de meses nos informaron de la ampliación del plazo de finalización de estas actuaciones. Ya no teníamos que finalizar el día 30 de noviembre, sino que nos ampliaban el plazo hasta mayo. En el Castell, por su particularísima condición, teníamos una hoja de ruta muy firme en cuanto a fechas. Sin embargo, en el Tossal de la Cala no se dan las mismas circunstancias, por lo que seguimos adelante con esos trabajos.
«Para 2020 tenemos prevista una actuación en la Torre Morales, el BIC que tenemos en La Cala»
¿Cuáles son los siguientes pasos en el ámbito de la recuperación patrimonial?
Para 2020 tenemos prevista una actuación en la Torre Morales, el BIC que tenemos en La Cala. Después quedará alguna más, pero todavía no sé decirte por dónde nos vamos a decidir. Lo que es seguro es que vamos a continuar adelante.
«La idea que tenemos, como DTI, es conjugar las nuevas tecnologías con la puesta en valor del patrimonio»
Hemos comenzado esta conversación hablando del ‘olvido’ que se tuvo hacia el patrimonio durante la época de la reconversión turística. Ahora, le vamos a dar la vuelta a aquello. Esta recuperación patrimonial supone, no cabe duda, una gran oportunidad para lo que llamamos ‘oferta complementaria’. ¿Tienen previsto vincular estos nuevos atractivos con su nombramiento como Destino Turístico Inteligente?
La señalización de las rutas de patrimonio se realizará de forma inmediata, así como su conjugación con las nuevas tecnologías. Como dices, es muy interesante llegar a un punto, como puede ser el Torrejó, y que te indique dónde estás, que te dé la explicación del lugar y que te vaya guiando. Es algo que está en proyecto.
El año pasado, en Fitur, ya presentamos un proyecto en el Tossal con la creación de un avatar, llamado Fabio, que te indicaba y explicaba cómo vivían allí los romanos, qué ves en cada punto y demás. La idea que tenemos, como DTI, es conjugar las nuevas tecnologías con la puesta en valor del patrimonio.