Las rebajas se inician en los Estados Unidos, y su historia va unida a la primera gran crisis de la economía Mundial, el ´crack` de 1929. Los americanos vivían una caída sin precedentes de la bolsa, uno de los peores momentos económicos de su historia y un drama para el que la sociedad americana no estaba preparada.
Las rebajas se inician en los EE.UU. y su historia va unida a la primera gran crisis de la economía Mundial, el ´crack` de 1929
Oferta y demanda
¿Qué ocurrió para que de un drama, como es la peor crisis, surja un fenómeno mundial, cómo son las rebajas? Ocurrió la ley de la Oferta y la Demanda. Los consumidores no podían comprar, y los stocks de los productos iban aumentando, y almacenándose.
La única forma de vender los stocks, era rebajar el precio, para de esa forma aumentar la demanda, estabilizando el consumo. Sin tecnicismos; a los grandes almacenes les era más rentable vender sus productos más baratos, que no venderlos y que se quedasen en los almacenes.
Harrods
Para ello en 1930 se unen los comerciantes Federated Department Stores Inc. con el fin de fijar los días de rebajas, definir los productos y la gran novedad: poder pagar a plazos (esa fue la gran clave para reactivar la economía). Así nacieron oficialmente las rebajas.
Las Rebajas más mediáticas y famosas del mundo son las de los grandes almacenes Harrods, en Londres. Con sus enormes colas de gente, que todos los años salen en todos los informativos. Cómo anécdota, en los años 60 contó entre sus ilustres clientes con Ronald Reagan, del que se cuenta que cuando pidió un elefante, símbolo de su partido político, el dependiente le respondió: «¿Africano o Asiático, señor?», Mejor no decimos la respuesta de Ronald.
Las rebajas en España
Ejemplos no nos faltan tampoco en nuestro país. En España, las rebajas llegaron de la mano de Sederías Carretas: «Practicado nuestro balance anual, inauguramos hoy una gran venta extraordinaria -venta ´post-balance`- que consideramos del mayor interés para usted en los actuales momentos. Le agradecemos nos honre con su visita».
Así anunciaba Sederías Carretas el 2 de enero de 1940 en el diario ABC lo que se consideran las primeras rebajas de enero de España aunque pocos se acuerdan de ellas, pero sí de Galerías Preciados y el Corte Inglés que en los siguientes años de la década de los 40, y durante muchos más, se disputaron los precios más bajos, y de aquí surgieron las rebajas en España. Y los más mayores recordamos los anuncios agresivos de ambos gigantes españoles por hacerse con el mercado.
En rebajas algunas prácticas fraudulentas consisten en manipular las etiquetas o en la negativa de devolución sobre artículos con defectos
Nace la picaresca
Pero cuando el ´invento` se populariza, empieza a nacer la picaresca. No son el timo de la estampita de Toni le Blanc o el tocomocho, ni Rinconete y Cortadillo, pero en algunos casos se quedan cerca.
Estos timos en rebajas están recogidos en ´Timocracia`, segundo libro del periodista Rubén Sánchez, editado por FACUA y su Fundación de la cual es portavoz. El libro puede descargarse gratis y por entregas en la web timocracia.com. En él se enumeran 300 trampas con las que empresas y gobiernos toman el pelo a los consumidores.
Bajo el título ´15 maneras de tomarnos el pelo en las rebajas`, el portavoz de FACUA detalla «prácticas fraudulentas que van desde manipular las etiquetas, para hacer creer a los consumidores que se aplican descuentos en productos que siguen costando lo mismo que antes del inicio de las rebajas, hasta la negativa de ciertos comercios a realizar devoluciones sobre artículos con defectos de fabricación».
Ejemplos de fraude
Lo primero en lo que tenemos que fijarnos es en los precios; los comerciantes están obligados por ley a indicar en la etiqueta el precio inicial y el precio rebajado.
Lo segundo es aquella prenda que vimos antes de rebajas, y vamos a por ella, pero por arte de magia desapareció, aunque nos empleemos a fondo en buscarla. Cabe recordar que la ley del Comercio Minorista dispone “que los productos ofertados en las rebajas tienen que haber formado parte de la oferta habitual del establecimiento durante al menos un mes, y la calidad de estos tiene que ser la misma que antes de estar rebajados”.
Y aquí viene el gato por liebre, cuando nos intentan colar los productos con defectos o taras cómo gran oferta; pues no, no podrán ser considerados como rebajas, puesto que se trata de saldos. No debemos perder el ticket de compra, porque si el producto está incluido en rebajas, pero está deteriorado, tenemos el derecho a que nos devuelvan el dinero.
Vías para reclamar
Para poder reclamar es muy importante conservar el ticket de compra en el que aparecen los datos del comercio, CIF, precio, IVA y, en caso de que nuestros derechos se vean lesionados, debemos solicitar una hoja de quejas y reclamaciones.
Este tipo de reclamaciones se suelen realizar en las OMIC, pero en aquellos casos en los que nos encontremos ante un ilícito penal podremos denunciar el delito de estafa en el juzgado de guardia del lugar de los hechos, o bien ante la Policía o la Guardia Civil.
Los actos engañosos pueden constituir en ocasiones un delito penal
¿Cuándo es una estafa?
El Código Penal define el delito de estafa en el artículo 248: «Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno», y ese elemento del «engaño bastante» hace que solo en casos muy específicos estemos ante un delito penal.
Es decir, el estafador tiene que actuar desde un principio con la clara intención de querer engañar vendiendo lo que no es. Pongamos por caso que se oferta un televisor de Plasma de 52 pulgadas curvo y de última generación que antes costaba mil euros y ahora se ofrece rebajado al 50%, cuando en realidad ni siquiera es el mismo televisor, si bien el producto viene con la etiqueta y documentación falsificada simulando ser un modelo de una marca conocida.
Aquí estaríamos ante una clara estafa denunciable y que daría lugar a un proceso penal, pudiéndose imponer al culpable una pena de prisión de seis meses a tres años cuando la estafa supere los 400 euros, o si es una persona jurídica o empresa la que comete el delito se vería condenada, muy probablemente, a una pena de multa.