Entrevista > Carolina Frías / Arqueóloga Municipal (Madrid, 4-julio-1977)
El Museo al Aire Libre de la Villa Roma de l’Albir (MVRA) es uno de los elementos patrimoniales más importantes con los que cuenta el municipio de l’Alfàs del Pi. Su importancia histórica, aunque grande, es sólo una pequeña parte de su valor real.
Sobre todo, destaca por haberse convertido en un centro pionero como modelo de gestión del patrimonio y por haber sabido, de la mano de la Universidad de Alicante, aplicar las nuevas tecnologías al siempre importante proceso de difusión de la cultura.
Carolina Frías, arqueóloga municipal, es una de las personas que ha liderado la puesta en valor de un yacimiento que, ya en pleno siglo XXI, nos cuenta muchas cosas del pasado más remoto de nuestra sociedad y que, además, ha servido para crear conciencia sobre la importante labor de cuidar y mantener esos elementos del pasado en todo el municipio, para que las futuras generaciones no pierdan la memoria de lo que un día muy lejano fue el territorio que habitan.
«En 1979 se realizaron unas obras y aparecen unos enterramientos que se datan en la época romana»
¿Cómo se llega al conocimiento de que en l’Albir existen unos yacimientos como los que hoy conocemos?
En 1979 se realizaron unas obras para meter una tubería por la zona de la Avenida de l’Albir y aparecen unos enterramientos que se datan en la época romana. Esos años, interviene Guillermo Morote, arqueólogo de Altea, y eso es lo que da la pista que en la zona de l’Albir hay un yacimiento arqueológico.
Ya a finales los años 80 y principios de los 90, cuando se comienza a desarrollar el Plan Parcial Playa de l’Albir, es cuando comienzan a potenciarse las excavaciones. A través de lo que entonces se llamaba excavaciones de urgencia se van siguiendo las actuaciones urbanísticas, haciendo catas donde se iban a construir edificios. Todo ello, de nuevo, dirigido por Guillermo Morote.
¿Qué se descubre en esa fase?
Durante esos años las catas sacan a la luz una gran necrópolis bajoimperial de los siglos III, IV y V después de Cristo. También se sacó parte de lo que hoy es la Villa Romana de l’Albir. Es importante recordar que sólo se hicieron dos o tres catas y que el resto se dejó sin excavar.
«La parcela donde está la Villa Romana de l’Albir se declaró como Zona Arqueológica de Protección en 1986»
Sería complicado proteger el patrimonio y, a la vez, permitir el desarrollo urbanístico.
La parcela donde está la Villa Romana de l’Albir la compró el Ayuntamiento en el año 1986 y la declaró como Zona Arqueológica de Protección.
También se excavó un mausoleo bastante singular en la Calle Ruperto Chapí, justo al lado de la Villa. Era la zona de enterramiento de los dueños de la Villa, ya que, como sucede ahora, las diferencias sociales también se veían en los enterramientos. En el año 2000 se construye allí un edificio, pero la Conselleria obliga a dejar esa zona como área protegida. Se integra el mausoleo dentro del jardín de la urbanización y todavía se puede visitar.
Y todo ello, sin que existiera todavía una conciencia real sobre la importancia de la protección del patrimonio.
Es importante decir que todas estas actuaciones se financiaron por la Junta del Plan Parcial. Fue una de las primeras excavaciones de la provincia de Alicante en la que se pagó a los arqueólogos. Hoy en día está marcado por la ley que se debe hacer así, pero estamos hablando de mediados de los 80.
Y luego se produce un largo parón hasta que comienza a potenciarse la puesta en valor de la Villa Romana.
Las últimas excavaciones datan del año 93 y se construyen los distintos edificios del Plan Parcial. La parcela de lo que hoy es el Museo Villa Romana de l’Albir se queda en ‘stand by’, pero los restos comenzaron a sufrir una degradación notable.
Cuando nosotros llegamos, aquello era un desastre. Hoy en día, la ley es muy clara: si excavas tienes que proteger. No se conceden permisos de excavación si no hay un proyecto de protección.
¿Hasta cuándo dura esa situación?
En el año 2008, con la Universidad de Alicante, el Ayuntamiento pone en marcha el proyecto de recuperación de ese yacimiento, que se había convertido en un ejemplo de lo que no se debe hacer con el patrimonio arqueológico.
Le dimos la vuelta y nos convertimos en un ejemplo de lo que sí hay que hacer, que es hacer inversiones en recuperación, investigación y difusión, que es lo que hemos hecho desde entonces.
Hasta que se convierte en el museo que hoy conocemos…
Fuimos invirtiendo fondos de todo tipo de subvenciones y planes de fomento de empleo que pudimos, hasta que llegó el Plan E del año 2009, que es lo que nos da el impulso para construir la cubierta y afrontar la musealización que hoy conocemos y dejar las termas abiertas al público.
Tras situar los últimos 40 años del yacimiento, hablemos de su historia más lejana.
Con las últimas excavaciones que hemos realizado, junto a la Universidad de Alicante, hemos visto que el yacimiento tiene muchas fases de ocupación. Hemos detectado materiales que datan de los siglos I y II hasta el siglo XIV.
Fueron fases de ocupación intermitente. En época romana el asentamiento es bastante continuo, pero es verdad que encontramos un parón en el siglo VII y la siguiente fase de ocupación es de época medieval.
Haciendo una explicación muy simple, ¿qué encontramos de aquella época de ocupación romana?
Tenemos una explotación agrícola que, por los restos que hemos encontrado, sabemos que producía aceite, vino y explotaba recursos pesqueros. Siempre con función comercial.
¿Qué nos cuentan esas fases de ocupación sobre la propia Historia de la zona? ¿Se tiene ya explicación a ese largo parón que se produce en el siglo VII?
Se explica, seguramente, por un vacío en la investigación. El sistema económico romano colapsa en el siglo V y lo que encontramos tras ese momento son restos de basureros. Eso quiere decir que la gente sigue viviendo en la zona, pero ya no utiliza la Villa.
Se queda como una zona de expolio de materiales de construcción y también hemos visto una pequeña zona industrial de época tardoantigua. Todavía estamos caracterizando el asentamiento de esa época.
Todo ello, unido a la llegada de los musulmanes.
Después de eso llega el periodo islámico, que es un periodo muy desconocido en la zona de l’Alfàs. Por fuentes escritas cristianas, sabemos que había un asentamiento islámico, pero no lo hemos encontrado. Por ello, el hueco al que te referías antes no es un vacío histórico, sino de la investigación.
Dentro del catálogo de restos romanos de esta zona, ¿qué importancia tiene la Villa Romana de l’Albir a nivel histórico?
La Villa Romana de l’Albir es una más de las grandes villas tardías que hay en época romana en la costa mediterránea. Tienes que pensar que no somos un ‘unicum’, sino que formamos parte de un territorio y que estamos vinculados con la ciudad de Allon, en la actual La Vila Joiosa.
¿Qué es lo que ocurre? En el siglo IV las ciudades han perdido importancia y el poder económico y social se ha ruralizado. Es un periodo en el que las grandes villas se monumentalizan a lo bestia, que es lo que pasa en l’Albir. La Villa del siglo II es pequeñita. Las termas, los mosaicos y todo lo demás es del siglo IV.
«En un momento dado, ante la realidad de tener un patrimonio arqueológico que se estaba perdiendo, había que tomar una decisión y se tomó»
¿Y a nivel de investigación?
Hemos dicho muchas veces que la Villa no tiene grandes mosaicos o unos restos muy singulares, como los que puede tener Baños de la Reina, pero a nivel de investigación y, sobre todo, de difusión y gestión del patrimonio, sí es bastante singular. Ha sido un ejemplo de decisión política.
En un momento dado, ante la realidad de tener un patrimonio arqueológico que se estaba perdiendo, había que tomar una decisión y se tomó. Se decidió invertir económicamente y se pone en marcha un sistema de patrimonio cuyo núcleo es la Villa Romana de l’Albir, pero que ha servido para poner en valor todo el término municipal.
«Casi toda la parte funeraria de época romana del Marq son restos encontrados en l’Albir»
En cualquier caso, los restos encontrados en l’Albir sí forman parte importante de la colección del Marq.
Sí. Casi toda la parte funeraria de época romana del Marq son restos encontrados en l’Albir. Hay materiales de vidrio espectaculares. También unos ajuares muy singulares. Por lo tanto, ¿importancia histórica? Sí. ¿Importancia de gestión? Más todavía.
¿La Villa Romana de l’Albir nos cuenta algo de l’Alfàs del Pi actual? ¿Ha existido una clara continuidad histórica hasta nuestros días?
No. L’Alfàs del Pi es un municipio que se crea en 1836 cuyo elemento principal de arraigo es el pino. Nuestra historia actual arranca en el siglo XVIII con la cuestión del asentamiento agrícola, pero el discurso existencialista hasta la actualidad no tiene lugar aquí.
La Villa Romana era un asentamiento rural y la ciudad estaba en La Vila y luego, en la época cristiana, l’Alfàs no existe. Hay que tener muy presente que l’Alfàs no existe hasta el siglo XIX.
¿Siente impotencia al pensar que buena parte de la totalidad de los restos que deben existir estarán enterrados para siempre bajo construcciones modernas?
No, en absoluto. Podemos hacer muchas cosas. Tenemos aprobada por la Conselleria el Catálogo de Espacios Protegidos donde se han establecido las áreas de protección arqueológica.
Afortunadamente, tenemos una ley de patrimonio muy clara y con un apoyo de la Conselleria, ahora mismo, real y concreto que nos ayuda a los técnicos y a los Ayuntamientos a proteger nuestro patrimonio. Ahora tenemos herramientas suficientes para evitar que pase lo que ha pasado durante siglos en España.
«Un producto cultural nunca va a tener éxito si no cuenta con el apoyo de la población»
¿Cómo valora la ciudadanía de l’Alfàs tener ese yacimiento? ¿Lo siente como algo propio o es percibido como una atracción turística más?
Creo que lo tiene muy en cuenta. Cuando hemos hecho actividades siempre hemos tenido una aceptación masiva. Ten en cuenta que nosotros trabajamos con una doble vía. Por un lado, es verdad que hacemos actividades pensando en lo visitantes que vienen en verano, pero programamos cosas durante todo el año. Un producto cultural nunca va a tener éxito si no cuenta con el apoyo de la población y eso es algo que tenemos en cuenta.
Hace unos años decidieron incorporar las nuevas tecnologías al mundo antiguo, con aquel proyecto de realidad aumentada que permite una visita más inmersiva a la Villa Romana de l’Albir…
Es uno de los proyectos de los que nos sentimos más orgullosos. Las tecnologías permiten difundir de una forma muy sencilla y visual la interpretación del patrimonio, que es algo muy difícil de conseguir de manera eficiente. Ten en cuenta que estamos intentando explicar al público cómo funcionan unas termas de hace 2.000 años a través de unos restos muy degradados.
Por ello, nuestro objetivo es que la persona que visita el yacimiento se ponga en el lugar de aquella que estaba usando las termas hace 2.000 años. El reto es importante y, para ello, las tecnologías nos dan unas herramientas importantes.
Y aquel proyecto fue pionero.
Lo pusimos en marcha en el año 2015 junto a la Universidad de Alicante, que es, ahora mismo, una de las más punteras en tecnología aplicada al patrimonio en toda España. Se creó una tecnología nueva, ad hoc, para la Villa Romana.
Aplicamos la realidad aumentada a través de un iPad, un elemento muy cotidiano, para poder visualizar cómo eran estos restos. Fue pionero, porque nunca se había utilizado la realidad aumentada en un yacimiento al aire libre. Sí se había hecho en otros lugares como el Museo del Prado, pero el reto para los ingenieros fue conseguir que esa aplicación fuera estable al aire libre.
«Vamos a dar un nuevo paso en el ámbito de la tecnología con un proyecto súper interesante de realidad virtual»
¿Cuáles son los próximos pasos que se van a dar en la Villa Romana de l’Albir?
Estamos terminando el FEDER con el que estamos musealizando la tercera fase, que es el patio que está situado al sur de las termas. Estamos excavando, consolidando y restaurando esa zona. En unos meses estará listo y podremos abrir al público esa nueva fase.
Además, vamos a dar un nuevo paso en el ámbito de la tecnología con un proyecto súper interesante de realidad virtual. Nos hemos posicionado ya como yacimiento tecnológico, y estamos preparando un vídeo que se podrá ver con gafas de realidad virtual en el que vamos a recrear una escena del ‘convivium’ o banquete estelar de los aristócratas de la época romana. Vamos a meter a la gente dentro de lo que era una actividad diaria de lo que era una familia aristócrata romana del siglo IV.