El Parc Natural de la Serra Gelada se prepara para, dentro de sólo unas semanas, celebrar su 15º aniversario como paraje protegido. Aunque la mayor parte de su extensión pertenece al ámbito marítimo, es obvio que la mayoría de los residentes de la comarca de la Marina Baixa conoce mucho más a fondo la parte terrestre del mismo.
No sólo porque su silueta salude cada día a los habitantes de Benidorm, l’Alfàs del Pi o Altea –los municipios que abarca– sino, sobre todo, por la facilidad con la que muchos pueden disfrutar del mismo.
Defensa del Parc Natural
Durante estos tres lustros, el interés e implicación de los habitantes de las tres poblaciones que conforman el Parc Natural ha ido en aumento. El actual nivel de empatía social con la lucha contra los problemas medioambientales no hace más que augurar un gran futuro para la Serra Gelada, cuyo éxito como lugar de ocio para los habitantes de la Marina Baixa ha servido, en buena medida, como termómetro de la concienciación respecto a las cuestiones de protección de la naturaleza.
Pero, si hay una sociedad que supo ver y apostar desde el primer momento por la importancia de esta área protegida fue, precisamente, la de l’Alfàs del Pi. El municipio, cuyo crecimiento urbanístico podría considerarse como uno de los más respetuosos de la zona, incluso, durante los años del boom del ladrillo, ha encabezado siempre la defensa del Parc Natural de la Serra Gelada como una joya comarcal.
Desde 2011 el faro de l’Albir es un centro de interpretación del Parc Natural
El Faro, luz para navegantes y vecinos
El Faro de l’Albir, proyectado en 1855 e inaugurado el 30 de abril de 1863, lleva más de 150 años guiando la navegación por la bahía, pero desde que l’Alfàs del Pi lo convirtió en un Centro de Interpretación del Parc Natural de la Serra Gelada, no es aventurado asegurar que, además de para navegantes, su linterna se ha convertido en guía ecologista para vecinos y visitantes del municipio.
La automatización de su linterna, durante la década de los 60, supuso el final de la presencia de fareros en sus dependencias y, durante algo más de tres décadas, sus instalaciones se fueron deteriorando por la falta de uso. Por ello, su reconversión como centro interpretativo en 2011 no sólo revitalizó el interés por el propio edificio, sino que llevó parejo el estallido del paseo del Faro como uno de los lugares más visitados de la Comunitat Valenciana cuando de parajes protegidos hablamos.
Y es precisamente de ese recorrido de apenas cinco kilómetros (2,5 en cada sentido) del que nos hemos querido ocupar en esta ocasión. Porque su éxito como punto de confluencia de paseantes y amantes de las actividades al aire libre supone, a la vez, una oportunidad de dar a conocer los secretos del Parc Natural de la Serra Gelada y una posible amenaza para la sostenibilidad del mismo.
Es un camino completamente asfaltado y sin pendientes pronunciadas
Un recorrido accesible
Para entender el motivo del enorme éxito del paseo del Faro hay que tener en cuenta diversos factores. En primer lugar, como es obvio en un municipio con una media de edad tan elevada como l’Alfàs del Pi, encontramos la cuestión de la accesibilidad. Lejos quedan aquellos años en los que los fareros y sus familias se jugaban literalmente la vida para cubrir la distancia que los separaba del resto del municipio.
Ahora, en pleno siglo XXI, el paseo del Faro de l’Albir se ha convertido en un camino completamente asfaltado, sin pendientes pronunciadas, que es utilizado, con igual placer, por deportistas que encuentran en él un espacio ideal para correr sin estar rodeados de tráfico; familias que lo aprovechan para poner en contacto con la naturaleza a los más pequeños, o vecinos y visitantes que simplemente quieren alejarse momentáneamente del bullicio urbano y perderse en un rincón de silencio y serenidad.
Además, y eso es fácilmente comprobable tras haber caminado sólo unos metros desde el parking que da acceso al camino, su ubicación próxima a un casco urbano como el de l’Albir no impide tener la sensación de estar perdido en mitad de ninguna parte, rodeado únicamente de la flora y fauna autóctona. Un tesoro que, además, está amplia y convenientemente explicado en los muchos paneles informativos que se reparten a lo largo de su ruta.
En 2018, último año con cifras oficiales, más de 170.000 personas pasaron por el paseo del Faro
El peligro de morir de éxito
Sin embargo, como ya hemos dicho, el paseo del Faro de l’Albir corre el riesgo, no inmediato, de morir de éxito. A nadie se le puede escapar que la figura de un parque natural existe, precisamente, para proteger ese entorno de los diversos peligros que para su diversidad puede suponer la presencia y actividad humana.
Por ello, parece lógico pensar que, de alguna manera, los responsables del Parc Natural de la Serra Gelada deberán acometer, más pronto que tarde, la cuestión de la masificación de este recorrido. Durante 2018, último año con cifras oficiales cerradas, fueron más de 170.000 las personas que pasaron por este lugar (teniendo en cuenta que las visitas sólo se registran desde las 8:00 a las 15:00 horas), lo que refleja claramente la urgencia de buscar soluciones a largo plazo.
Rutas alternativas
Luis Miguel Morant, concejal de Turismo y Medio Ambiente del ayuntamiento de l’Alfàs del Pi, reconocía que “durante el próximo año vamos a insistir mucho en ofrecer alternativas al Faro. Las tenemos y son muchas: la Ruta de los Árboles Singulares, Ruta de Edificios Históricos, rutas, incluso, por centros de interpretación paisajística; porque sabemos que no es lógico que sea un lugar a cuidar y, a la vez, transiten por ahí cerca de 200.000 personas al año”.
2020, con motivo de esa efeméride del 15º aniversario de la creación el Par Natural, será, como ya se ha anunciado desde finales del pasado año, el momento de dar ese nuevo impulso a un paraje que, por fortuna, parece gozar de una formidable salud gracias al cariño y respeto de todos los habitantes de la zona.