Según la Asociación Española de Superdotados y con Talento para niños, adolescentes y adultos (AEST), entre un 2 y un 5% de la población española tiene altas capacidades. No obstante, si se tienen en cuenta las investigaciones más recientes sobre las altas capacidades y se incluyese lo que los expertos denominan como alta capacidad en una o más áreas del conocimiento, estaríamos hablando de, como mínimo, el 10% de la población.
Autores, como el psicólogo estadounidense Joseph Renzullo, hablan incluso del 15% pero, ¿en qué consisten las denominadas altas capacidades?
Hasta un 5% de la población española tiene altas capacidades
Mayor aprendizaje
Cada uno de nosotros nacemos con unas capacidades, que podemos o no desarrollar a lo largo de la vida, dependiendo de las características personales de cada cual y de las circunstancias que uno encuentra a su camino; pero esa capacidad inicial de partida es innata. Las personas con altas capacidades son aquellas que nacen con una capacidad de aprendizaje y de desarrollo muy superior a la media en una o varias áreas como pueden ser las matemáticas, música, lengua, pintura…
Este término ha evolucionado desde los primeros estudios que lo asociaban a un alto rendimiento académico y, más tarde, a un elevado Cociente Intelectual (CI). Actualmente se habla del modelo tripartito de Steven Pfeiffer, catedrático de la Universidad de Florida y especialista en el estudio de las Altas Capacidades.
Cuando no reciben la atención adecuada pueden ser candidatos al fracaso
Falsas creencias
Tener altas capacidades no es, en absoluto, garantía de éxito escolar. Factores como el ambiente que les rodea, el colegio, los amigos, los profesores, etc. son elementos que tienen una gran influencia. “Si nadie le hubiera dado a Rafael Nadal una raqueta y hubiera creído en él, ¿hubiera podido éste desarrollar la increíble capacidad que hoy en día sabemos que tiene para jugar al tenis?” se pregunta Alicia Rodríguez Díaz-Concha, presidenta de la Asociación Española de Superdotados y con Talento para niños, adolescentes y adultos (AEST).
Entre los numerosos mitos que rodean a los niños y niñas con altas capacidades está creer que todos ellos cuentan con excelentes resultados académicos, pero nada más lejos de la realidad. No en vano, detrás de un niño con fracaso escolar se puede encontrar un alumno de altas capacidades desmotivado, cuyas necesidades educativas no han sido correctamente satisfechas.
De hecho, según el psicólogo experto en altas capacidades y delegado en España del World Council for Gifted and Talented Children, Leopoldo Carreras, existen diversos estudios que demuestran que solo un tercio de la población escolar con altas capacidades destaca en los estudios, otro tercio pasa totalmente desapercibido y otro tercio fracasa escolarmente o tiene problemas disruptivos o de comportamiento.
«Los padres y madres necesitamos una mayor implicación» E. García (presidenta)
Falta de unificación
La legislación española reconoce las necesidades específicas de apoyo educativo de estos niños y contempla diferentes tipos de medidas para atenderlos. Sin embargo, no hay un protocolo de actuación común y cada comunidad autónoma actúa de forma diferente, lo que nos lleva a que un niño pueda tener altas capacidades en una comunidad autónoma, y recibir apoyo educativo, y no recibirlo si se muda a otra región.
«Los padres y madres necesitamos una mayor implicación» E. García (presidenta)
“Si bien la Diputación de Alicante ha organizado varias jornadas de divulgación y están respondiendo ante este problema que hasta ahora pasaba desapercibido, todavía no existe ni un plan ni programa de acción específico. Los padres y madres necesitamos una mayor implicación por parte del sistema educativo y supervisión por parte de la administración para asegurarse de que se aplican las directrices que marca la ley” defiende Elena García Pastor, presidenta de la Asociación de Altas Capacidades y Talentos de Alicante (ALASAC).
A nivel provincial
En la provincia de Alicante, según datos facilitados por ALASAC, hay 531 niños evaluados de 308.723 alumnos matriculados este curso en enseñanzas no universitarias, lo que supone el 0,17%. Si se tomase un concepto más moderno, que supondría hasta un 10% de los estudiantes, serían 30.872 los niños que tendrían altas capacidades en la provincia.
Actualmente para identificar a un niño con altas capacidades se sigue la Escala Wechsler, una herramienta que la presidenta de ALASAC tilda de limitada dado que “con este método no se valoran aspectos sociales, emocionales y adaptativos que pueden influir en el resultado final”. Sin olvidar que “si se toma el límite de 130 en el CI, todo lo que no sea esa cifra, aunque las demás características sean las de un niño con altas capacidades, se afirma que no las tiene. Es surrealista” añade.
Pero, ¿están la escuela y las familias realmente preparadas para las altas capacidades? Lamentablemente la mayor parte de los profesores no han recibido ningún tipo de formación sobre las altas capacidades y se dejan llevar, por tanto, por los mitos y creencias populares que dificultan su identificación y atención, tal y como sostienen expertos consultados.
La falta de formación ocasiona el desasosiego en las familias
Desasosiego familiar
La falta de formación, no sólo del profesorado sino también de orientadores, da lugar a que se produzcan casos como el de la siguiente familia alicantina, que prefiere mantener su identidad en el anonimato. Esta madre de dos hijos relata el calvario que atraviesa tras la llegada de una nueva orientadora al centro escolar al que acuden sus hijos.
El más pequeño, de cinco años, sobresale bastante del resto de sus compañeros de clase tal y como asegura su profesora. Sin embargo, la orientadora se niega a valorar a su hijo porque tiene la motricidad fina y gruesa como el resto de sus compañeros. “¿Si mi hijo hiciese una carrera con sus compañeros y no la gana con diferencia, no tendría altas capacidades?” preguntó la madre a la orientadora del centro, a lo que la orientadora sentenció con un rotundo ‘exacto’.
El mayor, de diez años, empezó a llamar la atención del profesorado desde los cinco años, porque con tan sólo tres años ya sabía leer. Le hicieron las pruebas pertinentes y se le identificó como altas capacidades. La madre, para evitar que su hijo caiga en la desmotivación escolar, ha acudido recientemente al centro escolar para solicitar actividades extracurriculares, a lo que la misma orientadora del centro le señaló que la anterior orientadora había cometido un error al evaluarle como altas capacidades porque no acababa el primero los deberes en clase, como si esto fuese determinante.
Aceleración escolar
Estos niños se caracterizan por tener una capacidad cognitiva o edad mental superior en varios años a su edad cronológica. Esto puede generarles una serie de dificultades de comprensión por parte de su entorno (tanto familiar, como escolar o social). Tienen que aceptarse a sí mismos tal y como son, hacerse comprender y adaptarse a los demás. Esto, para un niño pequeño, con tan poca experiencia vital y con la sensibilidad a flor de piel, es todo un reto al que se enfrentan ellos y también sus padres.
En numerosos estudios realizados a nivel mundial señalan que la medida que mejor resultados da a día de hoy es la flexibilización de curso. Una opción que en España se adopta en muy pocos casos. Pero, ¿qué sucede con aquellos alumnos que no se les acelera de curso?
«No tienen por qué tener el futuro resuelto» E. García (presidenta)
Caminar juntos
Por la experiencia que tienen en AEST, donde llevan más de veinticinco años trabajando con estos casos, “cuando no se produce la aceleración, en un porcentaje muy alto, en la ESO van bajando calificaciones, suspenden, llegan incluso a repetir y un elevado número de ellos abandonan estudios. Después, algunos van por libre realizando estudios y otros, desgraciadamente, sufren depresiones y otras problemáticas” matiza Alicia Rodríguez Díaz-Concha.
Es, por este motivo, que el papel de los padres es fundamental en las primeras etapas del desarrollo de estos niños. “Muchos padres no le llegan a comunicar a sus hijos que tienen altas capacidades porque piensan que es algo negativo, pero quizá estamos magnificando la situación. Un niño con altas capacidades no tiene por qué tener el futuro resuelto, simplemente tiene la facilidad de aprender con mayor rapidez que otro compañero. Es fundamental comunicárselo porque tienen derecho a saber qué está ocurriendo con ellos mismos, ya que son demasiado pequeños para descubrirlo” matiza García Pastor.
Futuro académico
Como todos los demás, los niños de altas capacidades también tienen sus gustos académicos. Dependiendo de estos gustos, del tipo de altas capacidades que tengan y de las circunstancias que se encuentran a lo largo de su vida, se inclinarán más por unas carreras o por otras.
No obstante, según datos facilitados por la AEST, los hombres con altas capacidades suelen inclinarse más por las ciencias y la informática, pero esto no quiere decir que no haya otros se decanten por la psicología o la docencia. Las mujeres, en cambio, suelen orientarse más hacia las carreras de letras: muchas son abogadas, periodistas, doctoras y también coinciden en la psicología y la docencia.
Lucha presente
Por todo lo expuesto anteriormente, desde ALASAC inciden en la necesidad urgente de acabar con el estigma para normalizar cuanto antes las altas capacidades porque “quizá somos nosotros mismos, los adultos, los que hacemos que se convierta en algo anormal”.
Por su parte, desde la AEST consideran muy importante el desarrollo reglamentario de la Ley de Educación para unificar criterios en todas las comunidades autónomas en cuanto a la detección, identificación, diagnóstico y evaluación de estos alumnos, así como las medidas educativas a adoptar y el procedimiento para hacerlo, tanto en el ámbito escolar, como en el universitario.
“Necesitamos equipos de evaluación oficialmente cualificados para este colectivo y formación eficaz y obligatoria del profesorado. Pero lo más importante de todo quizás sea el interés político, para evitar seguir desperdiciando el talento de estas personas y la consiguiente pérdida de capital humano para toda la sociedad” defiende Alicia Rodríguez Díaz-Concha.
¿Cuáles son los errores más frecuentes?
Hay muchos, pero quizás el más frecuente sea el hecho de pensar que como son muy inteligentes no necesitan ningún tipo de ayuda, por lo que no hay que actuar de ninguna manera diferente con ellos.
Otro es creer que deben ser perfectos, sacar buenas notas en todo y, además, portarse bien dentro del aula y si esto no sucede, es que no tienen altas capacidades.
También es un error pensar que la evaluación de altas capacidades va a ser negativa para ellos y les va a convertir en unos engreídos. La realidad es justo la contraria.