Fue fundada en 2008 con cooperantes que ya habían realizado expediciones humanitarias años anteriores. Desde entonces la Asociación Contra la Ceguera Internacional ha evitado hasta seis mil casos de ceguera en Togo, país del continente africano considerado uno de los más pobres del mundo.
Desde hace dos años han cambiado de región a Burkina Faso, país que tiene un Índice de Desarrollo Humano aún más bajo que el anterior.
Todo empezó con la visita de una monja de Togo
Condiciones precarias
Todo empezó con la visita de una monja de Togo, allá por 1999, quien le pidió a un pequeño grupo de oftalmólogos que realizasen una expedición por la región africana. Un año más tarde, uno de estos oftalmólogos visitó el país y regresó muy sorprendido por la gran cantidad de patologías oftalmológicas que había en dicha área.
Ya, en 2001, un grupo de diez profesionales pusieron sus ojos en Togo, un pequeño país de África que es uno de los más empobrecidos del mundo, para realizar la que sería la primera expedición oftalmológica. Aunaron fuerzas, tiempo, dinero y ganas para atender al mayor número de togoleses en todo lo relacionado con sus ojos y la vista, todo ello en unas instalaciones lúgubres que llevaban más de cuarenta años sin utilizarse.
«Te cambia la forma de ver la vida» P. Vélez (presidente)
Primeras expediciones
Ante este escenario, y gracias a una subvención, se construyó al año siguiente un hospital modular para uso oftalmológico, y se creó un grupo itinerante que permitiese acudir a poblaciones más alejadas y poder atender a personas que deberían estar varios días de camino, hasta llegar al hospital que se ubica en la ciudad de Dapaong.
Un año después se organizaría la tercera expedición, a la que fue por primera vez, Pablo Vélez Lasso, actual presidente de la Asociación Contra la Ceguera Internacional (ACCI). “Me encontré unas condiciones precarias. Las condiciones de vida eran las que se podían tener aquí hace setenta años. Cuando llegas aquí te da una cura de humildad porque te das cuenta de la cantidad de cosas superfluas que tenemos aquí y de las que allí se puede prescindir. Te cambia la forma de ver la vida” confiesa.
Patologías oftalmológicas
Su misión es clara, luchar contra la ceguera evitable, es decir, problemas oftalmológicos y operaciones de cataratas. En España las cataratas si se operan no presentan secuelas, pero en estas regiones más desfavorecidas pueden dejar a la población completamente ciega.
También el tracoma, conocido popularmente como la ceguera del tercer mundo, producida por una bacteria que prospera donde escasea el agua y la higiene es deficiente, deteriorando el ojo paulatinamente. Se cura con una única dosis por vía oral de azitromicina.
A todo esto había que sumar el amplio número de personas con miopías e hipermetropías elevadas que, ante la imposibilidad de tener gafas, ya que no hay centros ópticos, puede considerarse como población ciega funcional según Pablo Vélez Lasso.
Actuar a tiempo
Pese a que gracias a la labor de ACCI el tracoma está en vías de extinción, hay algunas otras patologías que todavía acechan a la población. Una de ellas es la ceguera de los ríos, causada por la picadura de unas moscas negras infectadas en la córnea.
También han observado casos de falta de globo ocular en los dos ojos, “escenarios que sólo habíamos visto en los libros. Hay muchas personas que se quedan ciegas sin ningún motivo concreto. Si estas patologías las coges a tiempo se pueden curar sin secuelas, pero sino causan ceguera directa” asegura.
Han evitado hasta seis mil casos de ceguera en Togo
Miles de cegueras menos
El Hospital de Elda aporta la mayoría del personal sanitario que se desplaza, tanto oftalmólogos como enfermeras. Después de diecinueve años de experiencias vividas, tanto duras como gratificantes, este grupo de expedicionarios han realizado 2.800 intervenciones de cataratas y tratado más de 3.000 casos de tracoma, un total aproximado de 6.000 personas ciegas menos.
“No puedes resolver todos los problemas que atraviesan estos países tú solo, pero cuando te encuentras a una persona ciega la operas y al día siguiente ya está viendo, es una satisfacción absoluta” relata Vélez Lasso.
Labor social
Pero durante todos estos años no sólo se han conformado con el proyecto oftalmológico, que fue el principal objetivo para Togo, sino que desde hace tiempo han realizado varios proyectos de labor social.
El primero de ellos fue la construcción de pozos con la ayuda de misioneros españoles que vivían en la región. También han construido cuatro molinos de cereales, que no solo ayudan a mejorar la nutrición de estas personas, sino que permiten que haya más comercio; unos molinos que dan de comer a más de doscientas familias a día de hoy.
Otro de los proyectos fue la construcción, o reconstrucción mejor dicho, de un centro escolar que año tras año, tras los episodios de fuertes precipitaciones, se venía abajo al estar hecho de barro y paja. Todo ello unido a cursos de alfabetización para que tantos niños y niñas, como las mujeres togolesas, no tuviesen que depender de un hombre que les llevase las cuentas.
Mejores condiciones de vida
Situación que dio paso a que desde 2006 se colabore con una cooperativa de microcréditos de miles de mujeres, quienes con cincuenta euros montan incluso su propio negocio. “Devuelven el dinero poco a poco y una vez pagan el primer préstamo pueden volver a solicitar más. Hay quienes tienen incluso empleados a su cargo. Son personas muy emprendedoras” explica.
Aseguran que lo más gratificante es comprobar cómo, expedición tras expedición, su trabajo va teniendo fruto, después de unos inicios difíciles en lo que lo prioritario fue ganarse la confianza de “unas personas que no sabían a qué íbamos”, y que en el aspecto sanitario estaban muy influenciados por los chamanes, las creencias y las supersticiones.
Un euro puede curar
Para sufragar el material médico y los traslados, tanto de personas como de utensilios, intentan recabar ayudas y apoyos de organizaciones públicas y privadas. “Con poco dinero se puede hacer mucho ya que hay tratamientos de un euro que curan a una persona. También tenemos una campaña de apadrinamiento de cataratas que es el coste equivalente a cada intervención, casi 95 euros, liberando a la persona que tiene que acompañarle todo el día para darles de comer y serviles” sostiene Pablo Vélez.
Por ello, “ACCI es todo un ejemplo a seguir como ONG” sostiene Ana Isabel García Molina, concejal de Solidaridad de Elda, quien se muestra “profundamente orgullosa de poder contar con profesionales que están haciendo cosas tan grandes”.
«En Elda llevamos la solidaridad en nuestro ADN» A. I. García (concejala)
Solidaridad eldense
En relación a la concejalía de Solidaridad, el presupuesto asciende a 77.200 euros, lo que supone un 38.96% más que en 2019. Desde el Gobierno local aseguran tener especial interés en que estas ayudas sigan creciendo para reforzar la Cooperación al Desarrollo: “dotarla de recursos permitirá construir una sociedad más solidaria”.
“En nuestra ciudad llevamos la solidaridad en nuestro ADN; nuestra ciudad fue casa de muchas personas que buscaban un futuro mejor y fue un tiempo en el que nuestra cultura y educación se impregnó de solidaridad, ello perdura y pasa de padres/madres/abuelos a hijos. Causa por la que puedo llevar la cabeza bien alta de orgullo eldense”, defiende la edil Ana Isabel García Molina.
Ayuda constante
Hace dos años descubrieron una mina de grava a cielo abierto en la que hay centenares de personas trabajando, golpeando la piedra con martillos y subiéndolas, una por una, por rampas empinadas.
En el trayecto saltan esquirlas de piedra, lo que está generando problemas de visión a la población. “Hemos mandado material de protección ocular, como son gafas gruesas y gafas de sol, para que se protejan. Además, enviamos material escolar y textil para aquellas personas que tengan que dejar a sus hijos en un colegio cercano porque trabajen en la mina”, explica Pablo Vélez Lasso.
Insisten en que para mejorar las condiciones de vida de los ´países del tercer mundo` hay que dejar de explotar sus recursos
Invertir en el tercer mundo
Para mejorar las condiciones de vida de los denominados países del tercer mundo, el presidente de ACCI insiste en la necesidad urgente de dejar de explotar sus recursos. “Nos hemos estado aprovechando de ellos durante años, extrayendo toda su riqueza natural. Sería conveniente que les devolviéramos algo de todo lo que nos han dado”.
Para ello, Pablo Vélez cree que una posible solución sería invertir en estas regiones. “La mano de obra en estos países es muy barata pero se necesita invertir en industria. El problema que tiene son las infraestructuras, porque lo que más cuesta es hacer cualquier tipo de material y tener que comercializarlo fuera del país, pero bueno, los emprendedores están para eso” defiende.
Desde hace dos años operan en Burkina Faso
Nueva etapa
Después de una etapa de diecisiete años de duro trabajo en Togo, el equipo de ACCI comenzó en noviembre de 2018 un nuevo reto en otro de los países más pobres del continente africano, Burkina Faso, manteniendo su misión clara, eso sí. En esta primera expedición intervinieron unas cien cataratas entre la población local más desfavorecida.
El año pasado intentaron regresar de nuevo, pero no pudieron acudir por el alto nivel peligrosidad de terrorismo que sacudió a Burkina Faso, llegando el gobierno local a prohibir las excursiones de personas blancas. Lamentablemente, debido a la actual situación de emergencia sanitaria causada por el coronavirus, este año se ha vuelto a cancelar el viaje ante la suspensión de permisos sanitarios.
Regiones desfavorecidas
Togo: Integrado en el África subsahariana, ocupa el puesto 165 de 189 países en el Índice de Desarrollo Humano de acuerdo con el último informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en 2018.
La estructura productiva de Togo se caracteriza por un elevado peso del sector primario en la economía, sobre todo por su contribución al empleo. La principal industria del país es la extracción mineral, principalmente de fosfato, con unas reservas de sesenta millones de toneladas. Sin embargo, el país sufre de grandes limitaciones de explotación derivadas de la falta de inversión tecnológica.
Burkina Faso
Con más de catorce millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo, ocupando el puesto 183 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano de acuerdo con el último informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en 2018.
Su alto índice de crecimiento poblacional, junto con la aridez de su suelo, son factores que influyen de forma relevante en su índice de pobreza. La agricultura representa un tercio de su producto bruto interno y da trabajo a prácticamente la totalidad de su población.