Entrevista > Vicent Martines / Director de la Seu Universitaria de La Nucía (Alicante, 22-enero-1965)
Cuando en noviembre del año 2001 La Nucía firmaba un convenio con la Universidad de Alicante (UA), la relación entre la institución docente y el municipio ya había recorrido un largo camino y la creación de la Seu Universitaria nuciera parecía, sencillamente, el paso adelante más lógico.
El currículum de su director, Vicent Martines, es mareante. Catedrático de la UA, es Doctor en Filología Catalana, Doctor Europeo en Traducción e Interpretación, miembro de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona y Director del Instituto Superior de Investigación Cooperativa (IVITRA), entre otras muchas cosas. Sobre todo, es un gran defensor de la labor que, más allá de la docencia (sin dejarla de lado) realiza la universidad por y para la sociedad.
Nacido en Alicante, Martines se crió en Benimantell y conoce muy bien tanto La Nucía como la comarca de la Marina Baixa, algo que se nota en su discurso. Quizás por ello, ha sabido liderar una gran cantidad de propuestas que, desde la Seu Universitaria de La Nucía, han dejado –y siguen dejando– muchos beneficios de todo tipo en la zona.
Adaptación obligada
Martines y su equipo, como toda la comunidad educativa y universitaria del mundo, han tenido estos últimos meses la oportunidad de demostrar, de forma empírica, esa ‘cintura’ de la que la universidad siempre ha presumido. Cuando el pasado mes de marzo llegó, de la noche a la mañana, un confinamiento total, hubo que reaccionar rápido y, sobre todo, hacerlo bien.
La UA demostró que, incluso ante una situación tan inesperada y terrible como la pandemia, había hecho los deberes y los había hecho bien. Los alumnos pudieron continuar con su formación cambiando las clases presenciales por metodologías online, pero esa nueva realidad también se trasladó a otras muchas actividades e iniciativas, como bien ha demostrado durante las últimas semanas la Seu de La Nucía.
Ahora, con el curso cerrado y pensando ya en cómo será el reinicio de la vida académica en el curso 2020/2021, Martines se asoma a las páginas de AQUÍ en La Nucía no sólo para reivindicar la importancia estratégica de este matrimonio entre la Seu y el municipio, sino también para defender todo lo mucho y bueno que ha sabido aportar, en más de tres décadas de actividades, a su sociedad más próxima.
¿Cómo explicaría qué es la Seu Universitaria de La Nucía a aquellas personas que no hayan oído hablar de ella?
La Seu Universitaria de La Nucía es un centro de la Universidad de Alicante creado en el municipio por un convenio firmado en noviembre de 2001. Ese acuerdo eleva a la máxima categoría posible la vinculación estratégica entre la UA y el Ayuntamiento y el pueblo nuciero.
«Cuando se creó la Seu Universitaria, la UA y La Nucía ya tenían más de diez años de relación previa»
Pero la relación entre la Universidad de Alicante y La Nucía se remonta más allá de esa firma del año 2001.
Efectivamente. Ya son 33 años los que existe ese vínculo. En otras palabras, ya habían pasado más de diez años de relación previa. En ese tiempo, La Nucía y la UA, a través de su departamento de Filología Catalana, ya estaban organizando lo que empezaron siendo jornadas de sociolingüística y que ahora se han convertido en cursos.
«Estos 33 años de relación entre La Nucía y la UA es la vinculación más antigua de la Red de Universidades Juan Luis Vives»
Se trata, por lo tanto, de una unión ya muy consolidada.
Estos 33 años de relación entre el pueblo de La Nucía y una Universidad pública, como es la UA, es la vinculación más antigua e ininterrumpida en toda la Red de Universidades Juan Luis Vives, que son todas las de la Comunitat Valenciana, Catalunya, Islas Baleares y Cerdeña. En total, son 26 universidades de ámbito internacional en las que no existe ningún caso de relación de este tipo, ni en cuanto a antigüedad ni en términos de intensidad.
¿Qué nos dice todo ello del compromiso nuciero con la UA?
Quiere decir mucho. Durante los años anteriores a la creación de la Seu como tal, en el año 2001, la UA y La Nucía estuvieron desarrollando los cursos de sociolingüística, pero también otras actividades que situaron a La Nucía como el municipio de la Marina Baixa que de forma más clara proclamaba su vocación por la universidad, por ser Universidad y por ser parte de la comunidad universitaria de Alicante.
«La Seu supone un enorme valor añadido, como es la propia vinculación decana con la Universidad»
¿Cómo se traducen los beneficios que todo ello aporta a La Nucía?
Primero, un enorme valor añadido como es la propia vinculación decana con la Universidad. ¿Cómo se puede concretar ese intangible? Se realizan cursos, actividades, congresos, conferencias, ciclos, reuniones de investigación, de cuerpos institucionales de gestión universitaria…
Los propios directivos de la Red Juan Luis Vives se han reunido en la Seu de La Nucía. Es decir, hablamos tanto de encuentros sectoriales como grandes reuniones. Por ejemplo, se ha celebrado el congreso de Edutec, de la Asociación Española de Tecnología Educativa, que se celebra un año en una universidad iberoamericana y otro en suelo español.
«La Seu creó el Foro Universidad-Sede-Empresa que se ha reunido ya varias veces con la presencia de más de cien empresarios de la provincia»
Así mismo, la Seu ha servido como escenario para grupos que han abordado cómo acercar la Universidad a su entorno.
Sí. También se han celebrado en la Seu Universitaria de La Nucía varias reuniones, en las que se ha analizado cuál debe ser la política y la estrategia de transferencia de conocimiento desde la universidad a la sociedad.
En la Seu se creó el Foro Universidad-Sede-Empresa que se ha reunido ya varias veces con la presencia de más de cien empresarios de la provincia de Alicante y, especialmente, de la Marina Baixa.
Pero seguimos sin concretar cómo se transfiere todo ello de manera clara a la sociedad nuciera. ¿Puede poner algún ejemplo concreto?
Sí. En este foro ya se han producido dos reuniones con delegaciones egipcias, gracias a las gestiones de la Universidad y de la Embajada de Egipto en España. Hemos contado con la presencia del Embajador, de los agregados culturales, comerciales y de negocios que vinieron acompañados de una delegación de empresarios de aquel país.
Eso se traduce en la búsqueda de posibilidades de inversión aquí por su parte y viceversa. También en un intercambio de proyectos.
Y en lo relativo a la enseñanza, ¿cómo fluye esa relación con la sociedad en la que se ubica, en este caso, la Seu Universitaria?
Por ejemplo, con la creación de los Máster propios. Es un complemento a los oficiales que, incluso, han servido para marcar la pauta de hacia donde han derivado posteriormente estos últimos.
Actualmente, se han desarrollado Máster que buscan una estrategia que nos permita responder a las necesidades docentes de la sociedad en general, estando siempre abiertos a la ciudadanía. La tasa de aceptación y participación en las distintas actividades que planteamos en la Seu de La Nucía es de las más altas de toda la Red de Universidades Juan Luis Vives.
«La Seu supone un enorme valor añadido, como es la propia vinculación decana con la Universidad»
¿A qué se debe esa circunstancia?
A que la Seu de La Nucía se sitúa dentro de una estructura que tiene la UA, que engloba las Seus y las Aulas. Hay varias repartidas por las distintas comarcas del distrito universitario. Como ya hemos dicho antes, la relación entre esta sede y La Nucía viene de muy lejos y está muy consolidada. Además, han resultado fundamentales las instalaciones y las facilidades que desde hace 33 años nos ofrece el Ayuntamiento.
En ese sentido, quiero agradecer de forma muy especial todo ese apoyo al alcalde, Bernabé Cano y al concejal de Cultura, Pedro Lloret. Gracias a ello, la Seu Universitaria de La Nucía mantiene una posición privilegiada dentro de la UA.
En muchas ocasiones, al abordar el retorno que produce la inversión en la universidad, se mercantiliza mucho con ella y parece que, sobre todo a nivel político, se tiende a pensar en el rendimiento económico a corto plazo. ¿Cree que es un punto de vista acertado?
Es, sencillamente, de importancia estratégica tener un organismo que investigue, que cree conocimiento, que genere los procesos para desarrollar ese conocimiento y, sobre todo, que cree los procesos para transferir a la sociedad ese conocimiento. Tanto en términos de bienes y servicios como en docencia.
Tanto es así que en los últimos mil años se ha demostrado que aquellos países que no han tenido universidades, o que ha llegado muy tarde a ellas, han decaído. La propia Historia lo demuestra.
En otras palabras, aquellos que no aprenden acaban ‘desaprendiendo’.
Efectivamente. Las civilizaciones que no han gastado en la universidad han acabado por desgastarse. Quien considere que invertir en educación es gastar, está predicando un discurso en pro del desgaste del pueblo. Y no es que sea mi opinión, aunque es evidente que lo comparto, sino que es un hecho objetivo desde el punto de vista de la historia de las civilizaciones.
Todo ello, es un claro ejemplo que, incluso esas actividades que comentaba usted antes y que pueden llegarse a ver como ‘endogámicas’, también tienen un claro componente de beneficio para la comunidad.
La universidad no es endogámica. De hecho, las universidades nacen de forma horizontal y, en todo caso, de abajo arriba. Es decir, los sabios se ponían de acuerdo para reunirse donde se daban unas condiciones determinadas para que la gente pudiera aprender.
En resumen, la universidad es una institución de inteligencia colectiva. En la UA tenemos, a día de hoy, 1.600 profesores. Eso hace que no exista ninguna estructura en nuestro distrito universitario que se asemeje a esta.
Cuando usaba el término de endogamia me refería a que cuando celebran ustedes reuniones de docentes o de equipos directivos se podría entender, y le cambio el término, como de trabajo interno. Sin embargo, al medio o largo plazo, siempre acaban redundando en beneficio de la población.
Efectivamente. La universidad trabaja con fuerza centrífuga. Eso es algo que afecta a todas sus actividades, incluida la más evidente que son las clases. Ahora se ha producido un problema trágico, como es la pandemia que sigue estando presente y que ha provocado miles de muertos, y la Universidad también ha tenido que aportar sus propias soluciones.
¿Qué ha aportado en este caso la Universidad ante lo que ahora llamamos la nueva realidad?
La Universidad ha aportado muchísimo. Primero, el hecho de que una actividad esencial de un estado, como es la formación, no decaiga. Igual que las centrales eléctricas han seguido suministrando luz y el transporte esencial no se ha parado, la Universidad se ha mantenido. Ha migrado de la relación presencial, que sigue siendo absolutamente fundamental, al espacio virtual.
Esto no significa trasladarlo todo a una pantalla, sino que implica un cambio muy profundo en las guías docentes y en la manera de enseñar. Pero también hemos sido capaces de hacer que determinadas adaptaciones puedan ser implementadas.
«La adaptación a la pandemia fue posible porque teníamos experiencia, reflexión, docencia y metodología pensada, investigada y testada»
¿Cómo han podido hacerlo de una forma tan rápida?
Así fue. Lo hicimos entre el viernes, 12 de marzo y el lunes, 14 de marzo. Fue posible porque teníamos una magnífica experiencia, reflexión, docencia y metodología pensada, investigada y testada previamente.
Nadie podía prever que en 24 horas iba a desencadenarse una tragedia como la que hemos vivido, pero la Universidad sí estaba preparada para poder reaccionar rápidamente y adaptarse.