El uso de mascarillas «ha llegado para quedarse en España hasta que se logre una vacuna segura y eficaz» contra la COVID-19, pero hay que utilizarla correctamente porque «nos jugamos mucho en esta fase de desescalada».
Así lo ha defendido, en una entrevista con Efe, la jefa de Servicio de Medicina Preventiva y Gestión de Calidad del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, la epidemióloga Nieves López Fresneda.
Las mascarillas son «un pilar fundamental para minimizar el riesgo de transmisión» del coronavirus y una de las medidas de prevención y control, pero no el único mecanismo, ha subrayado.
También ha considerado que el comportamiento de la población española ha sido «muy bueno» durante el confinamiento en cuanto al cumplimiento de las restricciones y la normativa.
Sin embargo, ha dicho que en verano se tiene una menor percepción del riesgo de contagio y es «cuando hay que cumplir muy bien las recomendaciones de las autoridades sanitarias para evitar, en lo posible, esa temida segunda ola, que esperamos no llegue a producirse en otoño o invierno».
Por ello, es «muy importante» que la población haga un ejercicio de responsabilidad social conjunta para reducir el riesgo de transmisión y la mascarilla, ha incidido, se utilice de forma correcta porque «nos jugamos mucho en esta fase de desescalada».
López Fresneda ha resaltado la importancia del uso obligatorio de la mascarilla porque la COVID-19 se transmite por gotas respiratorias que se emiten al toser, estornudar o hablar y, en este contexto, es «un mecanismo de barrera físico, que impide que las secreciones respiratorias infectadas o contaminadas pasen a otras personas que las puedan inhalar, y por lo tanto, infectarse».
Ha afirmado que la población española «no estaba acostumbrada» al uso de la mascarilla hasta ahora, por lo que «es probable que no se termine integrando en nuestro día a días tras la COVID-19»; mientras que en países, como Japón, China y Corea del Sur, su utilización ya estaba muy extendida por la epidemia de SARS en 2003.
«Esta situación -de uso obligatorio- seguirá así hasta que se pueda contar con una vacuna que sea segura y eficaz», ha añadido esta especialista en Medicina Preventiva, quien también coordina el Máster en Gestión de la Seguridad Clínica del Paciente y Calidad de la Atención Sanitaria de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Se estima, ha señalado, que un 50 por ciento del número de casos actuales de COVID-19 se producen en personas asintomáticas y, de momento, es «un poco pronto para hacer valoraciones sobre la efectividad» de la mascarilla, pero hay que utilizarla de forma «correcta».
En su opinión, «los sistemas de vigilancia epidemiológica están haciendo un esfuerzo muy importante para detectar de forma precoz los casos y aislarlos de forma adecuada, a fin de reducir el riesgo de transmisión a otras personas».
«Una vez pasada la pandemia, y ¡ojalá! sea lo antes posible, y haya una vacuna segura y eficaz, quizá no esté indicada el uso de la mascarilla a nivel comunitario -entre toda la población y en espacios públicos- y sí la mascarilla quirúrgica para el ámbito sanitario y hospitalario» en España, ha asegurado.
Cree que, una vez superada la pandemia, puede ser que solo sea preciso el uso de la mascarilla quirúrgica en el ámbito comunitario en caso de padecer una infección respiratoria y para proteger a las personas que están alrededor de posibles contagios, por ejemplo, si se padece un catarro, aunque ha dicho que es algo prematuro de predecir.
Para ella, será «muy importante incrementar la tasa de cobertura de vacunación antigripal frente al neumococo de toda la población de riesgo cuando llegue la temporada de gripe este año», dado que «van a coexistir muchas infecciones respiratorias de difícil tratamiento, que pueden colapsar el sistema sanitario si no se es capaz de frenarlas a tiempo».
EFE