‘¿Qué toca hoy, playa o montaña?’ Cierta marca de productos depilatorios usó aquella pregunta durante varios años para vender las bondades y milagros que con el vello corporal eran capaces de realizar sus cremas y demás. Si hacemos caso a aquellas campañas, la montaña quedaba únicamente como opción de consuelo cuando los pelos no nos permitían lucir tipazo y piel tersa en los arenales de la costa.
Pero eso, si es que alguna vez fue una realidad, hace tiempo que quedó en el olvido y la elección entre costa e interior responde, como debe ser, únicamente a criterios de preferencia y apetencia.
Tesoros más o menos conocidos
Más allá de bromas y chanzas, el de 2020 será un verano especialmente atípico en lo que a la industria del turismo se refiere y la provincia de Alicante, tan relacionada en el imaginario colectivo con el sol y playa, tendrá una oportunidad de oro para promocionar y mostrar los muchos tesoros, más o menos conocidos, que se esconden en su abrupto interior.
Dando la espalda a la línea de costa, la provincia cuenta con un sinfín de atractivos entre los que, sin ser más que un ejemplo, se encuentran fortalezas, castillos, parajes naturales, gastronomía, cultura, historia y centros de turismo activo, que se dan la mano para satisfacer las necesidades de los más exigentes.
La Costa Blanca cuenta con más de 230 construcciones defensivas de las que algunas tienen más de 1.500 años de historia
Piedras con mucha historia
Alicante fue, hace ya mucho tiempo, tierra frecuentemente atacada por piratas e invasiones y eso ha dejado una gran cantidad de estructuras defensivas que, todavía a día de hoy, ejercen como testigos mudos del cambiante devenir de sus habitantes. Torres, fuertes y castillos que se extienden desde el mar hasta la montaña, nos cuentan emocionantes historias de una época en la que los ‘turistas’ llegaban con intenciones muy distintas a las de este siglo XXI.
En total, en la Costa Blanca existen más de 230 construcciones de este tipo. Las más antiguas cuentan con más de 1.500 años de historia a sus espaldas y han pasado de repeler a sus sitiadores a atraer el interés de sus visitantes.
Uno de los mejores ejemplos de ello lo encontramos en la comarca del Vinalopó, con una ruta que nos puede llevar a conocer los existentes en localidades como Villena, Biar, Castalla, Bañeres, Sax, Elda, Petrer, Monóvar o Novelda.
Interior y costa, conectados
El Castillo de Biar (declarado Bien de Interés Cultural), la impresionante Fortaleza de Villena, las construcciones defensivas de origen islámico de Castalla, las murallas de Orihuela o las Torres de La Mata y la Horadada, son sólo algunos de los muchos ejemplos que los amantes de la historia encontrarán en nuestra provincia.
Como gran muestra de que el interior y la costa alicantinas no se tienen que ver, incluso desde el punto de vista turístico, como dos elementos heterogéneos, perviven lugares como los castillos de Santa Bárbara o de Guadalest e, incluso, el Castell de Benidorm, que en el último año ha visto destapados, literalmente, los vestigios del pasado que el asfalto había ‘escondido’.
El interior alicantino esconde lugares de gran atracción para los amantes de las emociones fuertes
Turismo activo
Sin perder de vista estos puntos de especial interés para muchos, el rugoso perfil del interior alicantino esconde, además, lugares de gran atracción para los amantes de las emociones fuertes y las actividades al aire libre, pudiendo optar por iniciativas tranquilas como el senderismo o el ciclismo, u otras mucho más atrevidas como el barranquismo o la escalada.
Sin duda alguna, el Barranc de l’Infern, el angosto y espectacular cañón situado al norte de la provincia, en la evocadora Vall de Laguar, es una visita obligada para los más atrevidos. Aunque conviene no subestimar su dificultad, este tortuoso desfiladero es el protagonista de una de las rutas de senderismo más singulares y concurridas de la geografía alicantina.
De nuevo, actuando como complementarios y no como contrapuestos, el Barranc de l’Infern es la respuesta tierra adentro a otros puntos más próximos al Mediterráneo como las espectaculares vías de escalada del Peñón de Ifach, el Morro Falqui, la Sierra de Toix o la Serra Gelada. Todo ello, sin mencionar, de nuevo en el interior, puntos como El Divino, el Cabeçó d’Or, el Puig Campana o ese paraíso, con vías para todos los niveles, que es el León Dormido.
Si algo representa a la perfección la complementariedad y diversidad de las comarcas de la Costa Blanca es su espectacular gastronomía
Un mundo gastronómico
Pero si algo representa a la perfección la unión, complementariedad y diversidad entre todas las comarcas y territorios de la Costa Blanca eso es su espectacular gastronomía. Con siete denominaciones de origen protegidas como son sus vinos, bebidas espirituosas, turrones, nísperos, cerezas, uva embolsada y granada mollar, resulta difícil imaginar algún paladar que no termine quedando enamorado de alguna de sus propuestas.
Por supuesto, el arroz es el nexo de unión de todas las comarcas de la provincia, pero el visitante de Alicante puede -y debe- aventurarse un poco más allá de su plato más conocido y descubrir olletas, cocidos, cocas, pescados, carnes, guisos, postres… que, con lo mejor que produce su tierra y su mar, han ido perfeccionando durante generaciones los habitantes de la zona.
En definitiva, la provincia de Alicante es mucho más que sol y playa. Es, también, mucho más que un interior montañoso y atractivo. La Costa Blanca es, sobre todas las cosas, un mundo por descubrir cuyos infinitos atractivos no caben en esta página, y sólo pueden ser desvelados a aquellos que decidan explorarla y conocerla en primera persona.