Entrevista > Juan Francisco Muñoz Melo / Jugador del Calpisa (Revilla de Camargo -Cantabria-, 25-junio-1959)
Dortmund, 20 de abril de 1980. Vuelta de la final de la Recopa de Europa de balonmano. El Calpisa defendía el 20-15 logrado en Alicante ante el poderoso Gummersbach. Tras un partido épico, los alemanes solo pudieron ganar 18-16. El título viajaba a la terreta.
Cuatro décadas después de la mayor hazaña en la historia del deporte alicantino, volvemos a recordarlo con uno de sus máximos protagonistas. Él era el lateral izquierdo de aquel épico Calpisa campeón de todo. Todavía hoy es el cuarto máximo goleador de la historia de la Selección Española. Su impresionante palmarés consta de 1 Copa de Europa, 4 Ligas, 4 Recopas de Europa, 7 Copas del Rey y 1 Copa IHF. Una leyenda viva del balonmano español. Hablamos con Juanfran Melo.
¿Cómo empezaste a jugar al balonmano?
Yo me crié en Santander y de pequeño me gustaba el fútbol, era del Athletic de Bilbao. Fue un amigo quien me propuso jugar al balonmano en mi instituto. Luego vi que se me daba bien y fiché por un equipo local. Cuando tenía 16 años nos clasificamos para jugar el Campeonato de España juvenil, que estábamos todos deseando que nos tocara la sede en Canarias, pero va y lo organizan en Cantabria (risas).
Resulta que allí estaba Miguel Roca, entonces entrenador del Calpisa, ojeando futuras promesas. Me vio jugando con Eugenio González Mazorra y nos quiso fichar a ambos. Así me vine a Alicante.
Llegaste a un Calpisa que venía de ganar la Liga y la Copa varios años seguidos. ¿Cómo conseguiste hacerte un hueco?
El primer año que yo llegué a Alicante aún jugaba en los juveniles del Calpisa. El entrenador Roca nos hacía entrenar muy a menudo con el primer equipo, lo cual me ayudó bastante. Luego ya, en la siguiente temporada, decidió darme una ficha para jugar con ellos en División de Honor. Por delante en mi posición tenía nada menos que a Jesús Albisu y Miguel Castaño, dos pedazo jugadores.
Fue muy complicado entrar, pero a base de esfuerzo fui ganándome la confianza del entrenador. También influyó que desgraciadamente Albisu se lesionó la rodilla, lo cual me dio más minutos.
«Aunque Pitiu Rochel no tenía experiencia previa entrenando, sabía cómo llevar al grupo»
En tu primera temporada el Calpisa gana su cuarta Liga consecutiva, pero curiosamente en la siguiente cosecháis un año en blanco. Roca se marcha y ocupa su puesto Pitiu Rochel, quien aún no tenía experiencia como entrenador. ¿Quizás entonces muchos pensaban que la época gloriosa del club ya se había acabado?
Ya se sabe que el deporte tiene una memoria muy corta. Después de tanto tiempo ganando, en el momento en que no ganas surgen dudas.
Pitiu era una persona que nos conocía perfectamente, había sido nuestro compañero hasta hacía unos meses. Ten en cuenta que era una plantilla con gente buenísima. En el balonmano de tan alto nivel, el papel del entrenador sobre todo consiste en saber llevar al grupo y motivar a los jugadores. Si podía fallar en algunas cosas como entrenador, se suplía perfectamente con la experiencia del equipo.
Vais superando todas las rondas de la Recopa… y llegáis a la final contra el Gummersbach. La primera final europea en la historia del Calpisa.
Era un equipo con mucho más presupuesto que el Calpisa y encima tenían la ventaja de que el partido de vuelta se jugaba en Alemania. En la ida hubo un ambiente fantástico en Alicante y ganamos de cinco goles, pero al llegar allí nos encontramos un pabellón enorme con 10.000 alemanes gritando. Fue un partido durísimo, de hecho a mí me rompieron la nariz.
«Ganamos la Copa contra el Atlético estando agotados pero con la moral por las nubes»
Solo unos días después jugáis la final de la Copa del Rey contra el Atlético… ¡y también ganáis!
Después de semejante batalla en Alemania llegamos bastante flojos de fuerzas, pero al haber ganado la Recopa de Europa teníamos la moral por las nubes. Ya ves que a veces en el deporte la motivación puede ser lo más importante.
«No tiene sentido obsesionarse con los arbitrajes. Unas veces te dan y otras te quitan»
En aquella histórica temporada 79-80 incluso podríais haber ganado también la Liga, pero se os escapó por los pelos el triplete al sufrir dos arbitrajes muy polémicos contra Barcelona y Atlético.
Yo ya no me acuerdo de eso. Cierto es que en su momento si que te cabreas bastante, pero visto con distancia quizás los árbitros pudieron haber beneficiado al Calpisa otro año. Al final te das cuenta que no tiene sentido obsesionarte con estas cosas.
¿Por qué aquel Calpisa funcionó tan bien?
Por el grupo. Yo no sabría decirte quien era el jugador con más calidad de la plantilla. Todos aportábamos, jugáramos dos minutos o sesenta. Incluso quien no metía goles, era porque se había partido el pecho defendiendo. De hecho en aquella época ya se empezaba a ver especializaciones de jugadores en defensa o en ataque.
Nuestra relación como equipo no se limitaba a las horas de entrenamiento. Tanto casados como solteros nos íbamos a cenar juntos. Esto es muy importante, porque si tienes esa confianza en tu compañero cuando llega el partido sabes que puedes decirle cualquier cosa sin que se vaya a enfadar.
También tuvimos cierta suerte en momentos determinantes, porque en el deporte para ganar títulos siempre es indispensable que la fortuna te acompañe.
A Juampe De Miguel le tocó sustituir a todo un mito como era José Perramón. ¿Te sorprendió que llegase a ser tan buen portero?
No, porque ya le conocía. Entiendo que la gente tuviera dudas con De Miguel porque no le habían visto jugar. Como bien dices Perramón era un mito en Alicante y jugaba todos los partidos. Pero yo sí le había visto en los entrenamientos. Nunca me sorprendió la gran carrera que tuvo.
Me cuesta entender que con semejante equipazo el apoyo de la afición fuera tan intermitente. Había partidos con entradas muy flojas, como si aquello fuera a durar toda la vida…
Por mi experiencia te puedo decir que es muy complicado que una afición sea muy fiel con un equipo. La gente sabía que ganábamos fácil a los equipos de abajo, así que muchos solo venían cuando jugábamos contra rivales de entidad como el Barcelona, Atlético, Granollers, Marcol…
De todas formas yo creo que en general la gente de Alicante estaba muy orgullosa del Calpisa y de todo lo que hicimos. El balonmano en aquella época vivió una auténtica revolución, aún sin la repercusión mediática que tiene ahora. La ciudad disfrutó mucho de aquella época.
Y justo en el mejor momento deportivo del Calpisa… el patrocinador rebaja sus prestaciones económicas y la mitad de las estrellas os vais. ¿Por qué?
El club dependía de una empresa inmobiliaria que igual entendió que su labor publicitaria ya estaba concluida. Esto también está pasando ahora. ¿Por qué la Liga Asobal no es tan buena como hace unos años? Pues porque hay un equipo como el Barcelona que tiene mucho más presupuesto que el resto, y muchos jugadores españoles de calidad se tienen que ir al extranjero. El tema económico es fundamental.
Nosotros entonces éramos solo semiprofesionales, porque teníamos que pagar a Hacienda pero no nos dejaban cotizar en la Seguridad Social. Una incongruencia total. De hecho los jugadores compaginábamos el balonmano con otros trabajos u ocupaciones. En mi caso particular, durante mi época en el Calpisa yo estudiaba Empresariales en la Escuela Universitaria de Comercio que estaba por el Parque Canalejas.
¿No te planteaste quedarte, aunque fuera cobrando menos?
Es que realmente no hubo opción. Prácticamente no pudieron ni hacerme una oferta. De hecho los jugadores que se quedaron lo pasaron mal, porque el tema económico estaba muy fastidiado.
«Regresé para jugar en el Tecnisán aunque el Barça me había hecho una oferta superior»
Te vas al Barcelona, hasta que años después regresas a Alicante para jugar en el renombrado Tecnisán.
Mi regreso fue un tema de tiempos. Yo recibo una oferta de Alicante y les digo a la directiva del Barça que si no me hacen una contraoferta me voy. Ellos lo fueron retrasando porque pensaban que me iba a quedar. Al final sí que me hicieron una oferta, pero yo ya me había comprometido con Tecnisán. En realidad aún no tenía nada firmado, pero para mí una promesa verbal es tan válida como un escrito. A veces en la vida no te mueves solo por dinero.
Durante tus tres años en Tecnisán ganáis una Copa del Rey, jugáis una final de la Copa europea IHF, pero también estáis cerca de descender. Supongo que esta etapa la recuerdas con más sufrimiento y menos gloria que la del Calpisa.
Fue una época bonita también. Hicimos un proyecto deportivo interesante para optar a ganar títulos, aunque sin llegar a los presupuestos que tenían otros.
Yo me había casado con una alicantina, y nos pareció una buena idea volver. De hecho aquí nació mi segunda hija. Además, es evidente que Alicante es una ciudad mucho más cómoda para vivir que Barcelona. No me arrepiento de haber regresado.
Una vez más el patrocinador se cae y fichas por el sorprendente Teka Santander ganando ligas, copas e incluso la Copa de Europa.
En el Teka nos ocurrió algo parecido a lo que me había pasado años antes con el Calpisa. Éramos buenos jugadores, pero sobre todo formamos un gran grupo. La gente en Santander se ilusionó mucho y el pabellón se llenaba. Todo estaba a favor para ganar.
¿Cuándo decides retirarte?
Sufrí una lesión con 35 años de edad. Quizás de no lesionarme me habría marchado fuera de España. Por aquel entonces aún no se estilaba mucho lo de jugar en el extranjero, pero me apetecía vivir una nueva experiencia.
Desde luego que tu palmarés es impresionante. ¿Por qué todos los equipos en los que ha jugado Melo ganaron títulos?
Hay grandísimos jugadores que no han ganado casi nada, porque no han estado en un buen equipo. Yo he tenido la suerte de que en todos los sitios donde he jugado se formaron buenas plantillas.
«El quinto puesto de Moscú 80 me supo a medalla olímpica, y el de Barcelona 92 a fracaso»
¿Te quedó la espinita de no haber ganado también una medalla olímpica?
Fíjate, recuerdo aquel quinto puesto que hicimos en Moscú 80 como una medalla, sobre todo por cómo estaba el nivel de balonmano en España y las condiciones en las que llegamos. Sin embargo en Barcelona 92 también fuimos quintos, y mi sensación fue mucho peor porque entonces teníamos un equipazo.
Una vez retirado del balonmano, ¿por qué regresas a Alicante en vez de quedarte en tu tierra?
Fue una decisión complicada, tanto Alicante como Santander son dos ciudades muy buenas para vivir. Mi familia es de allí y la de mi mujer de aquí. Yo debía empezar mi vida profesional de cero, porque tenía mis estudios de Empresariales pero ningún empleo.
Al final abrí una asesoría en el barrio de Carolinas. Me asocié con José Núñez, mi antiguo compañero del Calpisa, y años más tarde con mi cuñado. Lo cierto es que mis recuerdos de Alicante eran fantásticos. Esta ciudad me ha dado una vida muy plena de satisfacciones, tanto a nivel deportivo como familiar.
¿No quisiste ser entrenador?
Me lo propusieron en Agustinos, pero yo estaba ya cansado de tantos viajes. Mi familia se había sacrificado demasiado por mí durante años, y no quería pedirles más. Así me pude dedicar mucho más a mis hijas.
Años más tarde me convencieron para ser presidente del Alicante Costa Blanca con Javier Cabanas, pero lo acabé dejando porque no podía ni ir a los partidos de baloncesto que jugaban mis chiquillas.
«Veo muy complicado que Alicante tenga un equipo en Asobal a corto plazo»
¿Ves muy lejano el día que Alicante vuelva a tener un equipo en Liga Asobal?
Siendo realista, me parece complicado. Ojalá apareciese una empresa dispuesta a invertir dinero en el balonmano de Alicante, pero no creo que esto ocurra y menos con la situación económica que tenemos ahora tras la pandemia.
¿Conservas la amistad con tus antiguos compañeros del Calpisa?
Sí. Algunos desgraciadamente ya no están pero otros como Santos Labaca, Cabanas, Poli o Antón seguimos organizando comidas de vez en cuando. A veces tomamos cosas que ya no deberíamos por la edad que tenemos, pero lo seguimos pasando muy bien (risas).