Finales de 2020 o, a lo sumo, principios de 2021. Esos son los plazos que calculan los promotores del plan urbanístico “Ensanche Levante” de Benidorm para que el documento cuenta con el visto bueno de todas las administraciones y poder comenzar su desarrollo. Tras décadas de abandono y degradación, esta importante zona de la ciudad turística comenzaría a tomar forma para consolidar en el plazo de aproximadamente diez años una trama urbana moderna, sostenible y con dotaciones públicas de las que ahora carece.
La versión preliminar del Plan parcial superará a finales de agosto el periodo de exposición y participación pública, y de consultas sectoriales. A continuación, procederá que el Ayuntamiento de Benidorm analice las alegaciones y sugerencias presentadas por los ciudadanos y personas jurídicas, así como los informes sectoriales aportados al expediente. Una vez hecho ello, se informará el expediente en su conjunto y los servicios técnicos y jurídicos del departamento Urbanismo emitirán un dictamen.
Ese informe se remitirá a la Agrupación de Interés Urbanístico que promueve el proyecto (en la que se engloban la mayor parte de los propietarios del suelo), que lo revisará y completará atendiendo las determinaciones municipales.
De esta forma, una vez presentada la nueva versión, la documentación se remitirá a la Generalitat para proceder con el trámite de la Declaración Ambiental y Territorial Estratégica, necesaria para la aprobación definitiva del Plan Parcial.
SALTO CUALITATIVO
Tras muchos años de paralización, trámites administrativos infructuosos, polémica tras la aparición de ‘okupas’ en la mayor parte de las fincas, y una absoluta degradación del territorio, el proyecto urbanístico “Ensanche Levante” puede ser realidad en relativamente poco tiempo.
El desarrollo de las 56 hectáreas que abarca el plan (560.000 metros cuadrados), cambiará sin duda la fisonomía de una parte importantísima de la capital turística de la Costa Blanca, anexa a la zona de Levante, a tiro de piedra de su playa más emblemática, y capaz de acoger modernos edificios residenciales y hoteles en número suficiente para cubrir las necesidades del municipios durante décadas.
Sobre ese territorio tomará forma un desarrollo acorde al Benidorm actual (definido por un marcado urbanismo vertical, mucho más sostenible que el resto de modelos conocidos para uso residencial y hotelero), y posibilitará una importante bolsa de suelo para dotaciones públicas y zonas verdes, lo que sin duda contribuirá a mejorar el atractivo turístico de la ciudad, en esa área urbana escasa de zonas de esparcimiento ciudadano y colectivo.
Una de las primeras conclusiones que se extrae del documento inicial de planeamiento es que la actuación propuesta será suficiente para cubrir todas las carencias dotacionales de la zona, reservando hasta 175.000 metros cuadrados para zonas verdes y equipamientos, y otros 21.000 metros a uso docente, sobre los que se podrán erigir los edificios necesarios para la escolarización de la población futura.
Cuando el plan culmine su desarrollo, Benidorm disfrutará de un auténtico pulmón verde de más de 170.000 metros cuadrados, a los que se sumarán los parques y jardines en el interior de las urbanizaciones y hoteles que se construyan, según un proyecto que es fiel a la filosofía característica del modelo urbano de Benidorm, internacionalmente reconocido, y de otro lado, a la nueva política de desarrollo urbano sostenible e inteligente.