Expuestos a un bombardeo diario e incesante de información sobre la pandemia que nos asola desde la pasada primavera, los ciudadanos nos estamos acostumbrando a utilizar, a veces sin un profundo conocimiento de su significado, términos médicos que nos llevan a la confusión. Para tratar de arrojar luz sobre alguno de ellos y aclarar cómo y porqué nos encontramos en la situación actual, AQUÍ Medios de Comunicación ha querido poner el foco en la ciencia.
Francisco Pérez Candel es el jefe de los servicios médicos del Ayuntamiento de Benidorm y, por lo tanto, una de las personas que, desde su puesto, ha tenido que ayudar a coordinar buena parte de las medidas que, desde el pasado mes de marzo, ha tenido que poner en marcha la capital turística de la Costa Blanca para hacer frente a la amenaza del virus.
Comparando la situación de esta segunda oleada de la enfermedad respecto a la vivida durante la pasada primavera, Pérez explica que “los asintomáticos son personas que están infectados, pero no presentan síntomas”. Aclarada la evidencia, el galeno benidormense añade que “ese es, a la vez, lo bueno y lo malo. Que no presente síntomas no quiere decir que esa persona no sea capaz de transmitir la infección”.
Los asintomáticos
Esta realidad es, evidentemente, un problema porque dificulta enormemente la detección de esos potenciales transmisores. “Ahí es donde radica la importancia de hacer tantísimas pruebas. La panacea sería detectar a todos los asintomáticos positivos y aislarlos, pero cuando uno no tiene ningún tipo de síntomas no tiene conciencia de estar infectado y realiza, como es lógico, su actividad natural, relacionándose con los demás y eso, claro, es un gran riesgo”.
Para aclarar todavía más las cosas, Pérez especifica que no se deben confundir los asintomáticos con aquellas personas que se encuentran en un periodo de incubación. “Pueden estarlo, pero también puede ser que no vayan a presentar sintomatología alguna en todo el proceso”, explica. “Son personas cuyo sistema inmunitario permite mantener la infección a raya en cuanto a las consecuencias individuales, pero si tiene el bicho y hay capacidad de transmisión, lo puede transmitir”. En palabras del médico benidormense, “ese es el gran riesgo. No se les puede identificar diciendo que está tosiendo, tiene fiebre o presenta dificultad respiratoria”.
Una de las grandes preguntas que muchos se hacen en este momento es por qué parece haber ahora muchos más asintomáticos que durante la primera ola, algo para lo que, como explica Pérez, hay una respuesta muy sencilla: “porque se están haciendo muchísimas más pruebas que antes. En primavera no había test suficientes y sólo se hacían a aquellas personas que tenían alguna sintomatología. Ahora sí se están haciendo muchos PCR en personas sin síntomas y se están descubriendo que son positivos”.
«La PCR se ha hecho de forma específica para la covid-19 y busca únicamente su genoma» Fco. Pérez
Una prueba específica
A la vez, recalca, una vez más, que “eso es, por un lado, el problema; pero a largo plazo puede ser la solución porque son personas que pasarán la infección sin síntomas, generará sus anticuerpos y, lógicamente, quedará inmunizada. Pero esto sería una solución sólo si todo el mundo fuera asintomático y sin complicaciones, pero ya sabemos que eso no es una realidad”.
Francisco Pérez quiere dejar claro que las pruebas PCR son un método extraordinariamente fiable para la detección de la covid-19 ya que busca ese virus en concreto y no una gama amplia de coronavirus. “Las PCR son pruebas específicas. Es una técnica de ampliación de la cadena del ARN del virus. Cada virus tiene unas cadenas específicas, cada uno tiene su genoma. Por ello, la PCR se ha hecho de forma específica para la covid-19 y busca únicamente su cadena”.
Pero, como todos los virus, este también podría mutar; no obstante, el experto no considera que esto pueda provocar que el ‘nuevo’ virus se escape a los métodos de detección. “Los virus mutan, pero para eso existe un control continuo en todas las zonas del planeta para determinar su hay mutaciones o no. Ese conocimiento nos permite saber qué es lo que tenemos que buscar”.
La importancia del rastreo
Como ya ha explicado Pérez, el gran problema de los asintomáticos es, precisamente, que al no tener síntomas no suelen realizarse pruebas PCR de forma preventiva. Por ello, para tratar de evitar que el virus se siga propagando “lo que se está haciendo es un estudio de los contactos de los casos que se van confirmando. Ese es, de nuevo, el problema. En el momento en el que detectas a un asintomático lo tienes que confinar porque, en teoría, es contagioso”.
Y ahí es donde entra en juego la responsabilidad individual y colectiva de la ciudadanía. “Son personas”, explica Pérez, “que no tienen conciencia de estar enfermos y hay que decirles que tienen que estar diez días en su casa y, lógicamente, la gente se lo plantea y es muy complicado metérselo en la cabeza”.
Esa reducción del periodo de confinamiento de catorce a diez días, que muchos han achacado a motivaciones políticas, tiene, sin embargo, una base científica. “Nos basamos, precisamente, en estudios de inmunidad que se han ido haciendo continuamente. Gracias a ellos, en esta segunda oleada conocemos mucho mejor al enemigo y sabemos el nivel de contagiosidad que tienen las personas infectadas y durante cuánto tiempo lo mantienen”.
«Un contacto prolongado con un virus hace que la naturaleza humana vaya generando, junto con las vacunas, una inmunidad general» Fco. Pérez
Inmunidad de grupo
Pérez insiste en que la llamada inmunidad de grupo o de rebaño genera algunos beneficios que explicarían la, por ahora, menor tasa de mortalidad en esta segunda oleada. “Cuantas más personas se ponen en contacto con el virus, mayor nivel de inmunidad individual se irá sumando y generará una mayor inmunidad colectiva, que es lo que ha pasado con otros muchos virus como, por ejemplo, el sarampión. Un contacto prolongado con un virus hace que la naturaleza humana vaya generando, junto con las vacunas, una inmunidad general”.
Para conseguir la inmunidad de rebaño se debe de alcanzar una tasa de infección cercana al 70%
Aunque aclara que “depende de cada virus y de otros muchos factores”, Pérez explica que según los criterios de la ciencia actual “la tasa de contagios para conseguir una inmunidad de rebaño debe de ser de cerca del 70% por norma general”.