AQUÍ Medios de Comunicación aterriza en Alcoy justo cuando el año 2020 está a punto de acabarse. Dado nuestro gran gusto por contar la actualidad sin olvidarnos del pasado, no queríamos iniciar esta nueva aventura dejando pasar la oportunidad de recordar a uno de los más ilustres artistas que ha dado esta ciudad, en el 120 aniversario de su fallecimiento.
Hablamos de un hombre que quizás fuera el pintor más influyente en la provincia alicantina durante el siglo XIX. Maestro de incontables alumnos que le sucedieron y continuaron presentándose como discípulos suyos incluso muchos años después de su fallecimiento. Él fue Lorenzo Casanova Ruiz.
El hijo del carnicero
Nacido el 14 de mayo de 1844 en Alcoy, sus padres Lorenzo Casanova Sanchís y Pepa Ruiz Badía regentaban una humilde carnicería. Enseguida el chaval destacó por sus dotes artísticas, desde muy temprano edad.
Casanova consiguió becas para estudiar durante su juventud en Valencia, Madrid y Roma
Si bien su familia no dispone de recursos suficientes como para pagarle grandes estudios, el joven Lorenzo consiguió varias becas importantes gracias a su talento innato. Siendo aún adolescente se trasladó a Valencia para ser alumno del pintor Daniel Cortina. Más adelante logró un puesto en la Academia de Bellas Artes San Fernando de Madrid, por entonces la escuela artística más prestigiosa de España.
Con 23 años consigue una nueva beca para estudiar en la Academia Chiggi de Roma. Permaneció ocho años viviendo en la capital italiana, aprendiendo de otros artistas nacionales e internacionales con los que hizo amistad.
Casanova en Alcoy
De vuelta a la tierra se casó con María Teresa Miró, tía del todavía niño y futuro gran escritor alicantino Gabriel Miró. De hecho uno de los cuadros más famosos de Casanova durante aquella época es un retrato de su sobrino Gabriel.
El escritor alicantino Gabriel Miró y el pintor alcoyano Miguel Abad fueron sobrinos suyos
En general a Casanova le gustaba pintar escenas cotidianas de la vida como niñas recogiendo flores, amigos bebiendo en un mesón, mujeres embarazadas, vecinos transportando agua hasta sus casas, ancianos charlando, etc. También tuvo cierta predilección hacia las obras religiosas.
Hacia la cuarentena el pintor alcoyano descubrió que su gran vocación durante el resto de su vida sería enseñar técnicas artísticas a futuros talentos. De ahí que fundara su propia academia, el Centro Artístico de Alcoy.
Casanova en Alicante
Unos años más tarde se trasladó a Alicante, donde también abrió un taller-academia en el centro de la ciudad. La obsesión de Casanova fue siempre evitar que los prometedores artistas de la provincia tuvieran que marcharse a Valencia oa Madrid para estudiar, how le había ocurrido a él.
Sus esfuerzos fueron recompensados por la Diputación de Alicante, institución que accedió a invertir en su proyecto. Así, el taller de Casanova se convirtió en toda una Academia de Bellas Artes de Alicante que acogió a una multitud de artistas.
Prácticamente todos los pintores alcoyanos y alicantinos destacados de finales del siglo XIX fueron alumnos de Lorenzo Casanova. Entre ellos Fernando Cabrera, Lorenzo Pericás, Francisco Gisbert, Manuel Cara Espí, Emilio Varela, Adelardo Parrilla o Vicente Bañuls.
Reconocimiento nacional
Su gran labor levantando una academia prácticamente de la nada para convertirla en una de las más prestigiosas de España, le valió un reconocimiento en el mundillo artístico que se extendió mucho más allá de nuestra provincia.
La Academia de Casanova logró que los jóvenes talentos de la provincia no tuvieran que marcharse fuera para estudiar
Durante los últimos años de su vida Lorenzo Casanova fue nombrado académico en la escuela madrileña de San Fernando donde se había educado en su juventud. También el Gobierno de España le nombró como caballero de la Orden de Isabel la Católica, una de las más altas distinciones que existen a nivel nacional.
Una neurastenia acabó con su vida cuando tan solo contaba con 56 años, el 23 de marzo de 1900. Su entierro fue uno de los más multitudinarios que recuerdan en Alicante, al que también asistieron muchos amigos alcoyanos.
Lorenzo fue enterrado en el antiguo cementerio alicantino de San Blas. Cuando éste desapareció en 1959, sus restos fueron trasladados a su Alcoy natal donde todavía descansan.
Un hombre que creó escuela
Aparte de todo el ejército de discípulos que dejó durante las siguientes décadas, también tuvo un sobrino pintor. Nos referimos al alcoyano Miguel Abad Miró, artista de agitada vida que ya relataremos en otra ocasión.
Así pues, aquí va nuestro homenaje a Lorenzo Casanova en el primero de los muchos artículos históricos que iremos dedicando en nuestros próximos periódicos a una ciudad con tanto pasado como es Alcoy. De momento, solo nos queda desear a todos los alcoyanos unas muy felices fiestas.