Entrevista > Mª Teresa Revilla / Directora Salud Pública Marina Baixa
María Teresa Revilla es la directora de Salud Pública de la Marina Baixa y, por lo tanto, una de las máximas responsables del dispositivo sanitario que, al menos hasta el mes de diciembre, había conseguido que este rincón de la Comunitat Valenciana navegara la tormenta con cierta soltura.
Luego, todo se descontroló y ahora, como tantos otros de sus colegas en todo el mundo, trata de tapar las vías de agua del barco como puede. Apoyada siempre por una tripulación incansable que, pese a todo, empieza a dar claros síntomas de verse desbordada.
Déjeme irme al mes de marzo del pasado año y hacerle una pregunta muy concreta. ¿Tenían la sensación de que la sanidad pública estaba preparada para la que se nos venía encima?
Lo voy a plantear de otra manera. Creo que no estábamos preparados para conocer la realidad de la que se nos venía encima. La magnitud de la que se estaba preparando es algo que no sabíamos nosotros, pero tampoco en otros países.
Todos los servicios de emergencias, incluidos los sanitarios, funcionan en base a unos protocolos que se ponen en marcha ante determinadas circunstancias. La comunidad científica venía avisando desde hace décadas que, por distintas circunstancias, una pandemia era un escenario más que posible. Más allá de que, como dice, la magnitud nos haya desbordado, ¿existía algún protocolo creado al efecto?
No lo suficientemente desarrollado. Son documentos que sí han tenido más desarrollados en países como China, que han tenido situaciones previas parecidas. Los demás, insisto, no estábamos preparados para la magnitud de lo que venía y los protocolos no estaban ajustados a la realidad de lo que ha venido después.
En esta tercera ola tenemos unas gráficas de contagios espeluznantes, sin embargo los números de fallecidos son, por fortuna, menores que entre marzo y mayo. La lógica lleva a pensar que en aquel entonces no se detectaban la inmensa mayoría de los casos. ¿Estaban luchando literalmente a ciegas?
¡Claro! Además, el virus estaba por conocer. Durante estos meses se ha trabajado muchísimo para conocer el virus y se ha avanzado mucho. Realmente no conocíamos el mecanismo de transmisión, algo fundamental sobre lo que se han descubierto muchas cosas.
En marzo no existían, ni tan siquiera a nivel mundial, el número de pruebas suficientes para poder hacer test a toda la población con síntomas. En aquel momento estábamos muy en precario. También en cuanto a tener equipos de protección.
¿En qué se tradujo aquello?
En que las pruebas se hacían en los hospitales y a las personas que estaban muy graves. Ahora tenemos pruebas suficientes y validadas para hacer diagnósticos rápidos a través de las PCR y los test de antígenos. Eso nos permite hacerlo masivamente y te da un número más elevado de casos, que son los que hay.
«Seguramente las cifras no estén reflejando todos los casos que realmente tenemos. Ahora mismo nos movemos sobre el 25% de test positivos»
¿En qué porcentaje de detección de casos calculan que se están moviendo ahora mismo sobre el total real?
Es complicado responder porque tenemos que tener en cuenta que cerca de un tercio de los casos son asintomáticos. Por lo tanto, es cierto que, seguramente, las cifras no estén reflejando todos los casos que realmente tenemos. Ahora mismo, nos movemos en unas cifras en las que entre el 20 y el 30 por ciento de las pruebas realizadas devuelven un resultado positivo.
¿Hasta qué punto sufrieron la escasez de medios de aquellos primeros meses?
Eso fue un problema para todo el mundo y, por supuesto, también para España. No estábamos preparados para tener toda la necesidad cubierta. Se reaccionó a tiempo, pero el gran problema es que el propio mercado no pudo hacer frente de forma inmediata a toda la demanda mundial.
«La gente estaba muy comprometida, pero eso no se tradujo a la hora de entender la importancia y la magnitud que supuso esa primera ola gigantesca»
Durante este tiempo hemos visto que en España las distintas administraciones no se han sabido poner de acuerdo a la hora de desarrollar unas medidas comunes para todo el territorio. Tampoco lo ha sabido hacer la UE para sus países miembro y mucho menos lo ha conseguido la comunidad internacional. ¿Tienen ustedes la sensación de que no se les ha escuchado?
Así es. Mira, hubo una gran sensibilización. La gente estaba muy comprometida. Salía todas las noches a aplaudir a los sanitarios, reconociendo ese esfuerzo. Pero eso no se ha traducido a la hora de entender la importancia y la magnitud de esa primera ola gigantesca. Para decir ‘bueno, a partir de aquí voy a escuchar estas recomendaciones y seguirlas’.
La gente tiene que entender que el virus sigue circulando. En cuanto abrimos la oportunidad de que haya un mayor acercamiento, vuelve a manifestarse. Creo que la población tendría que haber sido y ser más rigurosa con las recomendaciones que se han dado.
Usted misma ha explicado antes, y es lógico, que se han ido descubriendo nuevas evidencias sobre el virus y eso ha provocado, en algunos momentos, instrucciones incluso contradictorias.
Es cierto que en ocasiones se han dado instrucciones poco claras y que no se han mantenido como deberían. Creo que hay que ser muy coherentes e ir juntos persiguiendo una idea. Puede ser que la información no se transmita de forma que la población sienta que es coherente, pero también es cierto que esa misma población, sabiendo cosas, no las ha querido cumplir.
¿Por ejemplo?
Sabemos que no debemos hacer reuniones numerosas y otra serie de cosas y las han seguido realizando.
«En cierta medida estamos desengañados y frustrados con el comportamiento de la gente»
En ese sentido, tras esas muestras de cariño y los aplausos a los que se refería antes, ¿hay sensación de desengaño o frustración con el comportamiento posterior de la gente?
(Duda unos segundos) En cierta medida, sí. Sobre todo, cuando se ha visto que no se ha estado a la altura de las circunstancias. Nosotros, en Salud Pública, hacemos el estudio de los casos y los contactos y muchas veces vemos que un caso positivo, cuando le preguntas por sus contactos estrechos, te da una lista de 20. Los de la comida, los del almuerzo, los de la cena, los de la copa… Eso es todo lo contrario a lo que hemos querido transmitir.
«Cuando tienes que sacrificar otros servicios de salud para atender esta emergencia haces un daño muy grande a otras personas»
La Marina Baixa pasó una primera y segunda ola, si me permite simplificar tanto, bastante bien. Sin embargo, llegó la tercera ola y las cosas se desmadraron. ¿Qué conclusiones puede sacar a estas alturas?
Es que, realmente, fuimos bastante bien. Dentro de la Comunitat Valenciana, la Marina Baixa se mantuvo bien. Hubo casos a partir de junio, cuando se volvió a abrir el turismo. Luego, volvieron a descender; pero ahora estamos en el maremágnum global y es verdad que ya no es así.
Todo ello nos permitió tener el hospital en una buena situación y recuperar centros de salud, que es algo muy importante. La gente sólo piensa en la covid, pero cuando tienes que sacrificar otros servicios de salud para atender esta emergencia haces un daño muy grande a otras personas que necesitan cirugías, tratamientos, revisiones…
«El comportamiento de la población, con estas reuniones masivas, es el que ha provocado esta situación»
¿Qué ha pasado para que en una comunidad que, además, fue de las que adoptó medidas más restrictivas en diciembre, se hayan disparado así las cosas? ¿Tienen ya alguna conclusión científica?
Las curvas de incidencia que tenemos empiezan un aumento tremendo a partir del día 7 de diciembre. Eso coincide con el puente de la Constitución. A partir de ahí hay un cambio de comportamiento en el que se sale mucho, nos reunimos mucho, se hacen celebraciones…
El 90% de los brotes que hemos tenido en el departamento han sido de origen social y familiar, relacionados con el tipo de reuniones que hacíamos. Además, muchas veces nos hemos juntado en locales cerrados y sin ventilación, que es un factor que agrava y favorece el contagio. Es el comportamiento de la población, con estas reuniones masivas, le que ha provocado esta situación.
A la vez, y le pido que sea muy didáctica en esto para lanzar un mensaje clave y claro, se habla de que la contemplación de medidas profilácticas ha reducido la incidencia de otras dolencias como la gripe. ¿Cómo es posible protegerse de una cosa y, haciendo lo mismo, aumentar la incidencia de otra?
El coronavirus es más contagioso que la gripe. Además, pensamos que tenemos la variante británica aquí. Es posible que esté circulando desde antes de lo que pensábamos y eso ha podido influir en ese aumento. Es una cepa que tiene una capacidad de contagio que se multiplica por cinco o por seis.
Si yo le digo, ‘había que salvar la Navidad’. ¿Se le revuelven las tripas?
No había que salvar la Navidad en absoluto. Había que haber sido consecuentes y haber previsto lo que todos imaginábamos que podía pasar. Habría que haber sido más restrictivo y lanzar un mensaje mucho más claro: quédense en sus casas.
Déjeme plantearle un imposible: mañana aterriza en El Altet un avión con todas las dosis de vacunas necesarias para inocular al 100% de la población de la Marina Baixa. ¿Cuánto tardaría, en base a la capacidad logística con la que cuenta Salud Pública en la Marina Baixa, en vacunar?
No lo sé. Es una campaña de vacunación que se está estructurando. En este departamento hay 180.000 personas y por debajo de los 16 años no se vacuna. No trabajamos con situaciones hipotéticas.
Se lo planteo de otra manera. La primera ola, como ya hemos hablado, pilló a todo el mundo en ‘fuera de juego’. La campaña de vacunación, sin embargo, ha habido tiempo de prepararla. ¿Está la Marina Baixa lista para afrontarla?
Sí, desde antes de que llegara la vacuna estaban montados y formados los grupos de vacunación. Lo tenemos todo planificado y desarrollado. Ahora mismo [esta entrevista se realizó dos semanas después de iniciarse la campaña], tenemos vacunadas a casi todas las residencias y prácticamente todo el personal sanitario.
«En esta campaña cualquier perfil formado en vacunación podría ser de gran utilidad y ayuda»
¿Vería lógico que, llegado el punto y si pudiese ayudar, se contase con los farmacéuticos, los veterinarios o el personal sanitario de las Fuerzas Armadas?
Creo que la gente formada y preparada, en una campaña de este tipo, puede aportar mucho. En otros países los veterinarios están vacunando. Ellos, además, tienen una capacidad de estructuración impresionante. En esta campaña, cualquier perfil formado en vacunación, podría hacerlo.
¿Cuál es el aprendizaje personal que se lleva usted de toda esta situación que está viviendo?
Es algo que tiene muchas facetas. Lo primero es que tenemos que estar preparados para que situaciones como esta puedan volver a aparecer, y lo vamos a estar. Ya no nos va a volver a pillar igual. El trabajo en equipo ha sido excepcional, y eso es algo que ha sido impresionante. Uno de los resultados visibles de ello es que la vacuna se haya podido desarrollar tan rápidamente.
Acabo como empezamos, volviendo al confinamiento y al momento de más unión. Al de los aplausos. Cuando esto acabe, en el día ‘covid +1’ ¿Cómo cree que debería actuar la sociedad para reconocerles a ustedes, de forma real, su dedicación y trabajo?
No es sólo la Sanidad. Hay muchas organizaciones y estructuras dándolo todo desde el principio. También todos esos ciudadanos que están cumpliendo las recomendaciones. Creo que el reconocimiento deberá ser para todos y, sobre todo, que sirva para madurar, ser más conscientes y tener el sentido común para poner en práctica todo lo que estos nos ha enseñado en todos los ámbitos de la vida.
A nosotros, el mayor reconocimiento que se nos puede hacer es ahora: evitar los comportamientos que puedan provocar un gran número de casos.