Entrevista > José María Bonete / Médico especialista en psiquiatría (Elche, 3-septiembre-1969)
El principal sentimiento de la vida es el amor. Ninguna realidad trasciende tanto al ser humano como ese sentimiento que todo lo ilumina, que te hace sentir que la vida es realmente maravillosa y que merece la pena vivir.
Pero no siempre es así, y ante un desengaño, ruptura o abandono amoroso, es inevitable pasar por fases de tristeza, desesperación e impotencia.
Los sueños y las ilusiones se rompen y suele empezar un calvario cuya duración depende de diversas circunstancias, y que en ocasiones puede tener repercusiones como los celos, o derivar en enfermedades físicas o mentales en casos más graves.
¿Porque nos enamoramos y qué relación hay entre el cerebro y este sentimiento?
Entre los neurotransmisores implicados en el enamoramiento están la dopamina, noradrenalina y la serotonina, que según algunos estudios jugarían un papel importante en lo que podríamos llamar amor romántico.
Las hormonas sexuales tendrían un papel más importante en las etapas iniciales del enamoramiento, en concreto en el deseo. Otras hormonas, la oxitocina y vasopresina, parecen estar relacionadas con el apego, que podría definirse como la manera de vincularnos con los otros.
Entre las regiones del cerebro implicadas se encontrarían el sistema de recompensa, que mantiene la motivación y atención para conseguir esas recompensas, y el sistema límbico, involucrado en la respuesta emocional consciente.
¿El amor sano y correspondido es el estado perfecto?
En las emociones, y más concretamente en el amor, es difícil dilucidar cuál es el estado perfecto. Si como amor sano entendemos la relación amorosa basada en el respeto del otro, este tipo de amor al menos no deriva en conductas patológicas, como pueden ser los celos o el maltrato.
Respecto a si que para que un amor sea perfecto debe ser correspondido, se plantean dudas como el caso del amor platónico, que no siempre es vivido por el que ama como negativo o imperfecto, entrando en juego mecanismos de defensa del sujeto amante.
¿Por qué el estado pasional del enamoramiento tiene casi siempre fecha de caducidad y se pasa a otros estados?
Aunque se desconocen todos los mecanismos implicados, se estima que la regulación a la baja de los receptores cerebrales, en concreto de la dopamina, puede estar relacionada con esa ‘caducidad ’del llamado amor romántico, dando paso a una relación de apego, un amor más calmado y duradero.
¿Existe el amor eterno o con el tiempo solo es cuestión de cariño y entendimiento?
Esa relación de apego de la que hablaba entre la pareja es lo que podríamos llamar una relación de cariño y entendimiento, si bien no es incompatible con el concepto de amor eterno y más bien lo favorece.
No obstante, muchas parejas mantienen elevados niveles de deseo sexual y sentimientos, que van más allá del apego, durante toda la relación.
«Hay hormonas que regulan aspectos como el placer, el dolor, o la relación de apego y el deseo»
¿Cómo podemos estimular o alimentar las llamadas hormonas de la felicidad?
En mi opinión, no existen como tales las hormonas de la felicidad. Las llamadas así (Dopamina, Endorfinas, Serotonina, Oxitocina y GABA), son neurotransmisores que regulan aspectos como el placer, el dolor, el estado anímico, la relación de apego y la ansiedad. Tanto la disminución como el aumento de sus niveles normales pueden dar lugar a situaciones patológicas.
En general, una dieta sana, ejercicio físico o mantener relaciones sexuales puede ayudar a tener unos niveles adecuados de éstas sustancias.
Solo en el caso de trastornos que se relacionan con el descenso de éstas sustancias, como puede ser la depresión, en la que se postula una disminución de la neurotransmisión de serotonina y dopamina, entre otras, estaría indicado el tratamiento con fármacos que suplen esta carencia.
Pero en un estado basal normal, el aporte de fármacos dopaminérgicos o serotoninérgicos, habitualmente usados para la depresión, no solo no van a dar lugar a un mayor bienestar emocional, sino que pueden provocar patologías graves como manías o síntomas de tipo psicótico.
«Los celos patológicos son una reacción de desconfianza y suspicacia hacia el otro»
¿Hasta dónde pueden llegar los celos y qué debe indicarnos que empiezan a ser peligrosos?
Los celos patológicos son una reacción de desconfianza y suspicacia hacia el otro, generalmente sin una base real que los origine o, de existir ésta, la reacción es desproporcionada. Surgen ante la idea de perder algo que se tiene o que se piensa que se debería tener.
En los casos más graves se produce una alteración cognitiva que llamamos delirio celotípico, que se caracteriza por ser irreductible, es decir, no se puede convencer con argumentos lógicos al que los padece.
Cualquier conducta de control sobre la pareja como revisar el móvil, discutir sobre la forma de vestir, no querer que la pareja se relacione con determinadas personas, etcétera, son indicios que nos deben hacer sospechar de la presencia de celos patológicos. Sobre todo si la persona reacciona de forma inadecuada o violenta cuando no se accede a sus intentos de control.
«En los casos en los que los celos son graves e intensos, alcanzando la condición de enfermedad, se puede llegar hasta el homicidio»
Detrás de un crimen pasional suelen estar los celos. ¿Se puede llegar a perder la cabeza de esa manera o quizá esas personas ya tienen otro tipo de patologías mentales?
En los casos en los que los celos son graves e intensos, alcanzando la condición de enfermedad (delirio celotípico), el riesgo de actitudes agresivas hacia la pareja o hacia quien se piensa que está con esa pareja es elevado, llegando hasta el homicidio.
Este riesgo es mayor si coinciden otras patologías como puede ser el abuso de sustancias, sobre todo el alcohol. También existe mayor riesgo de presentar celos y conductas violentas en aquellas personas que tienen unos rasgos de conducta desadaptativos en los que predomina la suspicacia y la desconfianza.
Entre los adolescentes se está viviendo una nueva era en los celos con las nuevas tecnologías, que hacen que se pueda controlar todos los movimientos de otra persona. ¿Cómo cataloga esto?
En mi opinión se dan tres circunstancias que en efecto favorecen tanto la aparición de los celos, como prácticas de control de la pareja más elaboradas. Por un lado la edad, en la que la sexualidad está más a flor de piel y la madurez no acompaña, siendo el adolescente más posesivo y menos reflexivo.
En segundo lugar, una cultura en la que todavía las actitudes celotípicas no están mal vistas por un amplio sector de la población, con estereotipos machistas. Y por último, el surgimiento de nuevas tecnologías que permiten un acceso más fácil al control del otro.
Si bien estas circunstancias no necesariamente van a generar celos más graves, sí que sería importante realizar acciones de tipo psicoeducativas, orientadas tanto a mejorar los comportamientos como a detectar precozmente casos graves.
¿Qué efectos patológicos puede llegar a causar el desamor?
Cuando una relación de pareja se pierde, bien sea por ruptura o por fallecimiento del otro, se produce un proceso normal que llamamos duelo ante la pérdida del ser amado y que tiene una serie de fases.
Cuando este duelo no se resuelve de manera satisfactoria, se produce lo que llamamos duelo patológico, en el que el sujeto se queda anclado en la pérdida. También lo consideramos patológico si dura en exceso. Esta pérdida también puede dar lugar a reacciones de adaptación, en las que el sujeto experimenta síntomas depresivos y de ansiedad reactivos a la pérdida.
En los casos más graves puede aparecer un episodio depresivo, donde los sentimientos de ansiedad son más intensos y desadaptativos, y pueden aparecer otros síntomas como el insomnio, la alteración del apetito, la incapacidad para disfrutar e incluso ideas en torno a la muerte.
«Normalmente es cuestión de tiempo que la persona se recupere de los efectos de la pérdida de un ser querido»
¿Qué consejos nos da para estos casos?
Normalmente es cuestión de tiempo que la persona se recupere de los efectos de la pérdida de un ser querido. En casos graves o que se prolongan en exceso en el tiempo, puede ser aconsejable una terapia psicológica, dirigida a realizar adecuadamente el duelo por la pérdida de la relación.
Solo en los casos más graves, en los que se produce un cuadro depresivo que dificulta seriamente la realización de las actividades habituales de la persona en el entorno laboral, los estudios, las relaciones sociales, o surgen actitudes autoagresivas, se recomienda iniciar el tratamiento farmacológico, y siempre en combinación con la terapia psicológica.