Entrevista > Sheila Picorelli Ruiz / Médica especialista en Neurofisiología clínica (Madrid, 15-abril-1982)
El 19 de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño, una fecha que tiene como objetivo dar a conocer las causas y síntomas de la falta de sueño, un problema que puede ocasionar serios problemas de salud.
La doctora Sheila Picorelli es médica especialista del área, y ha estado al mando de la Unidad del Sueño del Hospital Vega Baja durante dos años.
«Más del 50 por ciento de la población sufre algún tipo de trastorno del sueño a lo largo de su vida»
¿Qué porcentaje de la población sufre algún tipo de trastorno del sueño a lo largo de su vida?
En casos diagnosticados se habla de un 20-40 por ciento, sin embargo, en casos reales se podría hablar de más de 50 por ciento de la población. Muchos de los trastornos de sueño no llegan a ser diagnosticados porque son dolencias por las cuales los pacientes no acuden al especialista a no ser que sean ya muy limitantes, y además, el acceso a las unidades de sueño es complicado (pocas unidades de sueño especializadas con largas listas de espera).
«La ansiedad es desencadenante y agravante de estos trastornos»
¿Cuáles son las principales causas de estos trastornos?
El origen suele ser multifactorial, pero si algún desencadenante o agravante tienen en común todos ellos es la ansiedad. Elevados niveles de estrés mantenido a lo largo del tiempo conllevan estados de hiperalerta constante, que son malos aliados de la conciliación y el mantenimiento del sueño.
Por otra parte, de las causas puramente físicas, las más frecuentes son el sobrepeso y el consumo de tóxicos (tabaco, alcohol y otros).
¿Qué tipos son los más habituales en su consulta?
El síndrome de apnea del sueño, el insomnio psicofisiológico, el síndrome de piernas inquietas y el insomnio infantil por malos hábitos de sueño.
«Muchos de los trastornos de sueño no llegan a ser diagnosticados»
¿Son problemas pasajeros? ¿Se curan?
Los tratamientos suelen tener resultados a largo plazo y en muchos casos sí que son curativos. En otros casos, son tratamientos sintomáticos y crónicos que han de ser administrados durante toda la vida.
Hay un pequeño porcentaje de pacientes en los cuales el problema sólo se consigue resolver de forma parcial, pero al menos suficiente como para mejorar su calidad de vida. Suelen ser casos de causa genética (por ejemplo narcolepsia), de causa difícil de filiar (hipersomnias idiopáticas) o pacientes con deficiente cumplimiento terapéutico.
¿Cómo afecta el no dormir a la calidad de vida de las personas?
Según el paciente y la patología hay diferentes grados de afectación. Desde aquellos en los que la falta de sueño únicamente les afecta en el momento de la conducción, hasta aquellos que ven limitada toda su actividad, desde reducir su vida social por miedo a quedarse dormido en situaciones inadecuadas, a quedarse sin trabajo porque la hipersomnia diurna le impide desarrollar su actividad laboral con seguridad…
A lo largo de su trayectoria profesional, ¿recuerda algún caso por su dureza y dificultad?
Preferiría no describir casos concretos, pero le puedo asegurar que los hay desgarradores, de pacientes narcolépticos que pierden trabajos, parejas, relaciones familiares y que pierden su independencia (no pueden conducir).
La incomprensión que supone para los pacientes sufrir excesiva somnolencia diurna a causa de un trastorno de sueño, lleva a muchos a estados depresivos (les tachan de vagos, perezosos, poco responsables…).
¿Cuánto es lo máximo que un paciente ha estado sin dormir?
Es una creencia errónea el pensar que se puede vivir sin dormir. En todos los pacientes que aseguran no haber dormido durante días, la polisomnografía (prueba de sueño) ha mostrado un mayor o menor porcentaje de sueño durante la noche de estudio, y aun así continúan afirmando que esa noche tampoco durmieron nada.
Existe una fase de sueño que llamamos ‘superficial’ en la que mantenemos cierta conexión con el medio que nos rodea y continuamos en cierto modo semiconscientes; en ese momento el cerebro ya está haciendo el paso hacia el sueño profundo, estamos dormidos.
Si la mayor parte de nuestro sueño nocturno está constituido por sueño superficial y fragmentado (me duermo, me despierto, me duermo, me despierto) tendremos la percepción de no haber dormido, y además será un sueño no reparador, es decir duermo pero no descanso.
¿Ha incrementado la actual pandemia este tipo de trastornos entre la población?
Indudablemente, las altas cotas de incertidumbre en las que vivimos nos llevan a un estado de hiperalerta mantenido y, por tanto, de ansiedad que incrementa la aparición de trastornos de sueño y empeora los ya existentes.
Consejos para favorecer el descanso diario
– Mantener horarios regulares de comidas y de sueño.
– Realizar actividad física regular, a poder ser antes de las 18 h de la tarde.
– Tratar de bajar el nivel de actividad al final del día y no utilizar dispositivos electrónicos antes de dormir.
– No beber alcohol durante la cena, no fumar, no tomar café, té ni chocolate cerca de la hora de dormir.
– No dormir siestas de más de 20-30 minutos.
– No permanecer largos períodos de tiempo en la cama sin dormir.
– Levantarse cuando no se consiga conciliar el sueño.
– No ver la televisión en la cama ni dormirse escuchando la radio.