Ana Frank, mundialmente conocida por su diario, estuvo oculta con su familia dos años y medio en un espacio trastienda de una casa de Ámsterdam. Se escondían de los nazis, que los perseguían por ser judíos.
Ana narra en su diario preocupaciones propias de la adolescencia. Cuenta su deseo de convertirse en periodista y los sentimientos que despertó por Peter van Pels, un chico de una familia con la que compartían el espacio en el que se escondían. Narra discusiones con su madre y el intento de su padre por apaciguar la convivencia.
Historias reales
Este tipo de historias son las que despiertan en los jóvenes un sentimiento de identificación. Trasmitirlas es parte del objetivo de la Semana dedicada a la Memoria del Holocausto que se organiza en el IES Andreu Sempere desde hace ya dos años.
“Realmente la semana de conmemoración recibe el nombre y la distinción ahora, pero nuestro centro lleva desde el año 2000 trabajando con el alumnado en la visibilización de este y otros momentos históricos relacionados”, explica Jesús Martínez Vargas, director del instituto.
El centro se ha unido a la ‘Xarxa Mai més’ que visibiliza los horrores del Holocausto
‘Xarxa Mai més’
El centro ha pasado a formar parte de la ‘Xarxa Mai més’, una red de memoria y prevención del fascismo que pretende visibilizar los horrores del Holocausto, a través de los familiares de supervivientes de los campos de concentración nazi y de muchas entidades y personas concienciadas sobre el tema.
«Se trata de que los alumnos tengan herramientas para identificar comportamientos de odio» D. Fernández
Diego Fernández Vilaplana, profesor de Historia del centro, explica que trabajar con los alumnos desde distintas perspectivas, un tema como este, les permite conocer el pasado, entender el presente y afrontar el futuro: “Se trata de que ellos mismos tengan las herramientas para poder identificar comportamientos de odio”.
El objetivo de las actividades es conocer el pasado, entender el presente y enfrentar el futuro
Origen del trabajo
El origen de esta iniciativa se remonta a acciones concretas que se realizaron desde el año 2000 con la preparación de una exposición sobre el Hospital Sueco-Noruego de Alcoy. Un espacio que atendía a los heridos durante la Guerra Civil. En 1938 una bomba cayó cerca del hospital, que tuvo que ser desalojado. Este fue uno de los hilos del que se desprendieron todas las acciones posteriores en el centro educativo.
Los siguientes años se plantearon exposiciones sobre la Guerra Civil, los bombardeos sobre la ciudad de Alcoy y conocer la historia y el nexo de unión entre la España franquista y la Alemania nazi.
Alumnos del centro recogieron la historia de Francisco Aura, alcoyano superviviente del campo de Mauthausen
Viaje a Mauthausen
Muchos republicanos, al perder la guerra, fueron deportados a los campos de concentración nazi. Otros tuvieron que exiliarse. Alcoyanos como Francisco Aura fueron testimonio en primera persona de los horrores de campos como el de Mauthausen.
En al año 2009, un grupo de alumnos del centro realizó una entrevista a Aura, el único superviviente del campo Mauthausen en Alcoy. Dentro del Programa de Agrupaciones de Centros Educativos (ARCE), y gracias a un premio local, este grupo de alumnos, además, viajó al campo: “Este es un viaje que nos gustaría poder repetir con más grupos porque tiene la capacidad de despertar conciencias, aunque lo pasan mal y lloran”, afirma Martínez.
Francisco Aura Boronat
La figura de este alcoyano ha sido fundamental. Dedicó su vida a contar su historia, y ejerció de activista y divulgador de la barbarie. Falleció en 2018, pero dejó testimonio con el objetivo de que la historia no se vuelva a repetir. Aura se exilió en Suiza y Francia y participó en la construcción de la Línea Maginot, pero tras ser Francia derrotada por los nazis, fue capturado y deportado a Mauthausen.
Cuenta, en las narraciones grabadas por estos alumnos, que lo subieron al vagón de un tren donde estuvo tres días viajando con muchas personas, todas de pie, haciendo allí mismo sus necesidades, sin comer, agotados y pisándose unos a otros.
Una vez en el campo, perdió su nombre para pasar a ser un número, el 4208. El terror era continuo porque las palizas y las patadas se sucedían. Los soldados de las SS querían convertir, según cuenta, a todos en ‘bestias disciplinadas’. Aura sobrevivió en el campo durante cuatro años y nueve días y permaneció allí hasta que fue liberado en 1945. A Alcoy regresó en 1953 porque, por miedo, se mantuvo en el exilio en Francia.
Música del Holocausto
Pero la historia puede ser narrada desde muchas otras perspectivas. Desde el instituto querían montar una banda de música y pensaron en plantear un concierto sobre esta temática: “Nos pusimos a investigar y vimos que había repertorio de músicas del Holocausto. Por ejemplo, cuando matan a Hans Bonarewitz, que trabajaba en la lavandería del campo y huye en un carro. Dos días más tarde lo cogen y lo devuelven al campo, donde había una orquesta, y lo pasean por todo el recinto encima del carro de la lavandería antes de colgarlo. La orquesta acompaña tocando una pieza que estaba de moda en los años 30”.
“También canciones infantiles, algún coral de Bach… hay estudios hechos sobre la música que se hacía en los campos”, explica el director. Fueron unos años en los que compartían experiencia con el IES Las Rozas de Madrid, con los que tocaban música de bandas de campos de concentración y guetos. La idea también era que experimentaran cómo es un concierto y tocaran delante de un público. Desde el curso pasado, esta actividad se ha visto detenida por la pandemia, pero pretenden volver a recuperarla cuando se pueda.
Aprender a través del cine
La circunstancia de este año también ha afectado a esta semana de conmemoración, así que han tenido que hacer las actividades en el aula. Incluso así se han hecho conferencias y proyecciones de películas o visitas online a exposiciones. El catedrático de historia José Miguel Santacreu habló de los alicantinos deportados a Mauthausen y dio paso al documental ‘Estación de peaje’.
La exposición a la que asistieron de forma online fue ‘No me olvides’, que recoge fotografías de dibujos hechos por niños durante el Holocausto. Los dibujos plasman vivencias duras en una infancia robada. Un tema que conecta emocionalmente con los adolescentes.
También se proyectó la película ‘La llum d’Elna’, que habla de la maternidad en los campos de concentración a través de la historia de Elisabeth Eidenbenz.
«Es importante que los alumnos se conviertan en activistas, no solo que conozcan la historia» J. Martínez
Descubrir la propia historia
En alguna ocasión el profesor Fernández ha animado a sus alumnos a reconstruir su historia familiar hasta el punto de descubrir cosas fascinantes: “Se trata de que recuperen su propia historia, que también es la de sus padres, sus abuelos y como por desgracia no tenemos testimonios, tenemos que hacerlo así, rescatando las narraciones”. Por ejemplo, el último superviviente del Holocausto, Juan Romero, falleció el pasado mes de octubre del 2020.
Este proyecto seguirá despertando conciencias y trabajando por descubrir partes de la historia que desconocemos todavía, pero no solo eso: “Es importante que no solo conozcan la historia, sino que se conviertan en activistas y tengan la capacidad de actuar para trasformar la sociedad”, concluye Martínez.
La historia fuera del libro de texto
La lectura, un museo, la visita a un espacio histórico, conocer las narraciones de una adolescente como Ana Frank, la historia de la maternidad, los dibujos de unos niños, la música macabra que amenizaba los campos llenos de muerte y odio, son modos distintos de acercar la historia.
Los alumnos suelen llegar a las aulas y escuchan al profesor impartir la lección escrita en un libro de texto. Este proyecto permite vivir la historia desde la propia construcción y experimentación: “La semilla ya está, ahora simplemente es seguir cada año pensando el enfoque que queremos darle a esta semana”, sonríe el director.