El 14 de abril de 1931 se proclamó la República Española por segunda vez (la primera había durado menos de dos años en el siglo XIX). Dicha proclamación ocurrió dos días después de unas elecciones municipales celebradas donde los partidos monárquicos obtuvieron más concejales, pero los republicanos ganaron en casi todas las grandes ciudades.
El rey Alfonso XIII partió al exilio y se formó un gobierno provisional compuesto por políticos republicanos. Se dice habitualmente que “España se acostó monárquica y se levantó republicana”.
Todavía hoy los historiadores debaten sobre si la Segunda República llegó de forma legítima o ilegítima a nuestro país. Nosotros hoy no entraremos en esta cuestión, sino simplemente vamos a relatar cómo sucedieron los acontecimientos en Santa Pola. De lo que no cabe ninguna duda es que fue un día histórico, tanto para España como para nuestro pueblo, del que ahora se cumple el 90 aniversario.
El efecto dominó
A las 6:30 horas del 14 de abril, el Ayuntamiento de Eibar fue el primero en izar la bandera republicana. En realidad horas antes ya había ocurrido lo propio en Vigo, pero la Guardia Civil la había retirado para volver a colocar la monárquica.
La noche anterior Alfonso XIII había renunciado a la jefatura de estado, aunque formalmente nunca llegó a abdicar como monarca. En Madrid varios políticos republicanos formaron una suerte de Gobierno provisional, y mandaron comunicaciones a todas las provincias anunciado que se había proclamado la República.
Así lo de Eibar se convirtió en una especie de efecto dominó por toda España. A lo largo de la mañana los republicanos ya habían colocado la nueva bandera tricolor en varios edificios oficiales de Madrid, en el Ayuntamiento de Barcelona y en sedes institucionales de otras muchas ciudades.
La bandera republicana fue izada en el Ayuntamiento hacia las 17 h
Santa Pola también se suma
En Santa Pola, por aquel entonces un pueblo de unos 4.500 habitantes, se respiraba un ambiente popular bastante dividido entre partidarios de la República y la Monarquía. Las elecciones municipales del 12 de abril fueron ganadas por los monárquicos liberales, quienes pronto se hicieron republicanos para encajar mejor en el nuevo régimen.
Así pues, en cuanto las primeras noticias en torno a lo que estaba ocurriendo en España llegaron sobre el mediodía, muchos vecinos salieron a las calles. La mayoría tomaron camino hacia el Ayuntamiento y pidieron el ansiado cambio de bandera.
El alcalde, a pesar de ser monárquico, no puso demasiadas objeciones y a las cinco de la tarde ordenó que se izara la tricolor. Quizás esperó hasta entonces porque estaba aguardando noticias desde Alicante (donde el relevo en el balcón del Ayuntamiento se produjo a las 16:30 h). Todos los presentes aplaudieron con gran júbilo. La República había llegado a Santa Pola.
Los partidarios de la República cantaron el Himno del Riego y la Marsellesa hasta altas horas de la noche
Noche de celebraciones
La fiesta republicana santapolera ni mucho menos terminó aquí. A las diez de la noche se convocó una gran celebración popular, en la que participaron cientos de personas desfilando por las calles. Muchos cantaban el Himno de Riego y la Marsellesa (el himno de la República Francesa).
Algunos vecinos quitaron las placas de la plaza de la Glorieta, que por aquel entonces estaba dedicada a Alfonso XII
Al llegar a la Plaza de Alfonso XII (actual plaza de la Glorieta), los manifestantes quitaron las placas que ostentaban el nombre del monarca, y en su lugar colocaron otras que rezaban ‘Plaza de Galán y García Hernández’.
Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández fueron dos militares que habían sido fusilados en diciembre de 1930 por su participación en la Sublevación de Jaca. Dicha rebelión militar contra la Monarquía y la Dictadura del general Berenguer terminó fracasando, si bien se considera históricamente como la antesala a la proclamación de la Segunda República.
La vida sigue
La manifestación se disolvió en la plaza, pero algunos vecinos quisieron seguir festejando hasta altas horas de la noche. Sobre todo a raíz de que el Gobierno provisional decretara el día siguiente como festivo en toda España.
Así terminó aquel agitado 14 de abril de 1931, en el que cabe decir que no se registró ningún incidente relevante. Una tranquilidad que fue bastante efímera, pues pronto llegarían los follones políticos a Santa Pola. Poco tiempo después incluso el primer alcalde republicano acabaría siendo destituido por presión popular. Pero eso ya es otra historia, que también contaremos cuando toque.
Para la mayoría de los santapoleros, por entonces pescadores o salineros, el cambio de régimen político apenas significó algún cambio en sus rutinas. Eso sí, seguramente todos recordarían ese día durante el resto de sus vidas.