Entrevista > Enrique Cabrera / Director, coreógrafo y docente de la compañía `Aracaladanza´ (Buenos Aires, 1960)
La particular visión de la creación y el interés por atraer al público más joven son dos de las muchas virtudes que han posicionado a Enrique Cabrera en el escalafón más alto de la danza. En su compañía cuenta con un sólido equipo artístico con el que comparte la pasión por la danza y la utilización de elementos y objetos escenográficos.
Pionero en la concepción de espectáculos de danza para público familiar, su trabajo ha llamado la atención en Europa y Asia, donde se ha convertido en referente creativo. Sus trabajos escénicos han sido coproducidos por los teatros europeos y asiáticos más prestigiosos y han sido vistos por miles de espectadores, cosechado el favor de la crítica y obtenido importantes galardones.
Tras años ideando coreografías inspiradas en artistas plásticos, ahora has girado el timón hacia el juego en tu nuevo espectáculo. ¿A qué se debe ese cambio de temática?
Es un cambio volviendo a los orígenes de Aracaladanza. Desde que se inició la compañía en el año 1995 y hasta el año 2005, todas las producciones se han creado sobre inspiraciones libres donde yo jugaba sobre el escenario. A partir de entonces tuve ganas de hacer una obra sobre artistas plásticos. Empecé ‘Pequeños paraísos’ inspirada en El Bosco e inicié una trilogía.
Se adaptaban a nuestra forma de trabajar, sin una dramaturgia narrativa, sino visual, compuesta por todos los lenguajes escénicos. Ahora ‘Play’ tiene que ver con el juego pero también con interpretar, buscar la inspiración en el libre albedrío, aunque es un poco peligroso.
«La forma de mis espectáculos sobre el escenario tiene que ver con la poesía»
‘Play’ es una aventura, un viaje hacia pequeños paraísos. ¿Es la magia un ingrediente esencial para Aracaladanza? ¿Cómo llegas a ella?
La forma de mis espectáculos sobre el escenario tiene que ver con la poesía. También con el lenguaje visual y escénico. Intento que todo tenga el mismo protagonismo. Eso genera el éxito de los espectáculos y que el espectador cree su propio universo.
«Me interesa sugerir a través de imágenes»
Me interesa sugerir a través de imágenes. Quiero un público inteligente y hay que buscarlo. Pretendemos que el niño piense, no sólo disfrute. No hay una narrativa, no hay principio o final, ni buenos y malos. Nos pasa en la vida misma, un atardecer lo entiende cada uno a su manera. Esa es la idea.
¿Cómo se consigue que sea para todos los públicos y entretener por igual a pequeños y adultos?
Un espectáculo que alguien hace para adultos no se sabe si va a funcionar para adultos hasta que no se hace. Me dejo inspirar por la naturaleza. Me fascinan las plantas y el entorno natural. No hay un campo de girasoles maravilloso solo para niños o adultos, ni un pájaro muerto o un mar. Si vas con tu niño y observas las amapolas, son las mismas pero cada uno reaccionará diferente.
Desde un punto de vista escénico, ¿qué elementos o aspectos consideras más relevantes en tus obras?
Fusionamos todos los lenguajes escénicos. No sólo el movimiento y la coreografía, sino también la iluminación, la composición musical, el vestuario, el espacio escénico, las proyecciones, los objetos, el atrezo…
El otro día estuvimos en el Palacio de Festivales de Santander, en un escenario inmenso, y una persona nos dijo al acabar que le había sorprendido cómo llenábamos un espacio tan grande con sólo cinco bailarines. La música llena físicamente, no sólo al escucharla. Intento crear un espectáculo que sea redondo.
«No creo que la danza sea para todo el mundo»
¿Cuál consideras que es el estado actual de la danza contemporánea?
La danza es la peor valorada de todas las artes escénicas. No podemos pretender que todas las manifestaciones artísticas tengan el mismo interés. A mucha gente no le gusta ir a un museo y sí un concierto de música o al teatro.
La danza es un poco más elitista, es la peor en cuanto a público. En España mucho más, y la danza contemporánea más incluso. No la podemos comparar con la danza española o flamenca, que es más fácil exportarla.
Los gobiernos tienen que apoyarla, como a los mecenas de los antiguos pintores. No todas las artes dan dinero, pero hay que cuidar la cultura porque identifica a cualquier país.
Sois habituales del Sadler’s Wells, la relevante casa de la danza londinense. ¿Tus espectáculos funcionan igual de bien? ¿Es la danza un lenguaje universal que no depende de culturas?
El Teatro Sadler’s Wells ha coproducido nuestros últimos cuatro espectáculos y ayuda económicamente, cuando cree que una compañía es buena, para que no desaparezca. Esa filosofía es muy buena, teniendo en cuenta que somos del Reino Unido y consideran que la cultura es algo universal.
El público responde igual en casi todos los lugares del mundo a un 90%. Vamos mucho a China, es más frío pero responden muy bien en redes sociales con buenas valoraciones. En Australia el teatro se vino abajo, cuando pensábamos que serían más distantes. Son manifestaciones artísticas universales.
El Bosco, Magritte, Miró o Leonardo da Vinci son algunos de tus referentes. ¿Qué has adoptado de ellos en tus obras?
La plástica para mí es un referente que ha estado siempre en mi vida. En mi subconsciente tengo imágenes de las cuales me apodero para inspirarme y hacer coreografías e imágenes visuales. Me han aportado más desde el punto de vista humano que desde el de creador o coreógrafo. Toda persona debe consumir arte. La cultura artística te da libertad, te hace más rico.
Por último, ¿por qué alguien no se debe perder vuestra próxima actuación en Alcoy el 15 de mayo?
Porque si no va, no va a tener oportunidad de verla jamás en Alcoy. Vamos una vez a cada teatro con cada producción y no repetimos, desgraciadamente. Será la última que vayamos con ‘Play’. Creamos un espectáculo para toda la familia, donde la gente se emociona. Ha ganado tres premios Max en la última edición: mejor diseño de vestuario, composición musical para espectáculo escénico y diseño de iluminación, compitiendo con obras para adultos.