Entrevista > Lucio Navarro / Presidente de Segurlab
Crear una empresa a partir de un nuevo proyecto es siempre un duro reto. Y si iniciarla es complicado, todavía más lo es conseguir que perdure en el tiempo. En España la longevidad media de las empresas es de apenas ocho años, por lo que la mayoría de estos nuevos propósitos no llegan a la década.
Gran parte de estas empresas que sí logran perdurar en el tiempo son de carácter familiar que, en los mejores casos, son heredadas de generación en generación, convirtiéndose en el más importante legado de cada linaje. Lejos queda la durabilidad de las empresas en otros países como Japón, que alberga más de 20.000 entidades que sobrepasan los cien años de antigüedad, además de las dos más longevas del mundo, con 1.300 y casi 1.500 años de vida cada una.
No deja de ser difícil, por tanto, ver a empresas de nuestro entorno celebrando aniversarios, lo cual hace que cuando llegan las ‘bodas de porcelana’ (común expresión para el vigésimo aniversario de una relación) para una empresa cercana, sea algo que merezca reconocimiento.
20 velando por la seguridad laboral
Es el caso de ‘Segurlab’, empresa especializada en ofrecer servicios en prevención de riesgos laborales. Una aventura que comenzaron tres socios hace ahora veinte años en la comarca de la Vega Baja y que, dos décadas después, ya con dos de ellos al frente, se ha convertido en un referente en su sector, no sólo en la provincia, sino en todo el sureste español.
Lucio Navarro fue uno de esos tres valientes que, hace veinte años, decidieron embarcarse en una aventura que ahora es una gran empresa. Corría el año 2001 y la sociedad española todavía estaba adaptándose a la nueva regulación en relación a la seguridad en el trabajo, fruto de la Ley de prevención de riesgos laborales de 1996.
Navarro, como presidente de Segurlab, se muestra realmente orgulloso del camino andado por esa compañía en la que empezaron tres socios desde cero, formándose para después trasladar ese conocimiento a empresas y trabajadores de toda la provincia y otras áreas cercanas. Pero de lo que más orgulloso se muestra es, como el propio Lucio Navarro indica en diferentes ocasiones, de que, aunque no lo sean de sangre, todos los que forman parte de Segurlab forman una gran familia.
Veinte años no los cumplen todas las empresas. ¿Cómo surge la idea de Segurlab con la nueva regulación tan reciente en ese momento?
Un año antes del nacimiento de la empresa ya éramos tres socios y cada uno veníamos de una rama distinta, sin conocernos de nada. Es lo que tiene gran valor, que sin tener un conocimiento previo de la materia, nos gustó la idea. Tanto a Samuel, Manolo y a mí, que veníamos de mundos distintos.
La cuestión es que en aquel momento tomamos la iniciativa y nos arriesgamos, con todas las de la ley, porque yo dejé mi trabajo, Samuel el suyo e iniciamos este proyecto que nació en agosto de 2001. Poco tiempo después fuimos Samuel y yo solos los que continuamos como socios.
«El éxito ha llegado gracias al tesón de todos, porque somos una gran familia»
¿Cuál considera que ha sido la clave de su éxito?
El éxito ha llegado gracias al tesón de todos, porque somos una gran familia con una forma de trabajo muy particular. Sin duda por la proximidad, por eso no estaremos a nivel nacional ni en más provincias de las que estamos actualmente, no sería factible ni de buena calidad.
«Ofrecemos un servicio de asesoramiento y también de acompañamiento en las acciones complicadas»
Esto es un servicio de asesoramiento y también de acompañamiento en las acciones complicadas. Cuando la empresa tiene que implantar su servicio de prevención, cuando tiene que poner las medidas preventivas, determinar qué EPI, en qué condiciones, procedimientos, procesos de trabajo… nos llama y tenemos que estar ahí.
«La proximidad y cercanía, tanto del técnico como de nuestras instalaciones, es fundamental»
Ese es un factor clave sin duda, porque ustedes van a las empresas para ofrecerles personalmente, mediante sus técnicos especializados, los servicios que cada tipo de compañía y sus trabajadores requieren.
La proximidad y cercanía, tanto del técnico como de nuestras instalaciones, a la empresa, al cliente, eso es fundamental. Desde el principio nuestra cultura era dar un servicio de calidad y evidentemente a un precio razonable, de tal manera que fuéramos competitivos pero que nos diferenciara del resto.
Indíquenos algunas de esas diferenciaciones.
Precisamente, el apoyo inmediato que tienen, la constancia, la permanencia del técnico y que dentro del campo de actuación seamos muy próximos y cercanos.
«La dependencia del servicio de prevención ha sido mayor desde que empezamos»
¿Por qué no han iniciado una expansión a más lugares durante estas dos décadas?
No hemos querido expandirnos a nivel nacional para tener muchas delegaciones y muchas empresas, que podríamos haberlo hecho, pero cuanto más te amplias más infraestructuras necesitas, más lejano estás de la zona de actuación y, por tanto, de peor calidad es el servicio que ofreces.
Las exigencias de hoy no son las exigencias de hace veinte años, el transcurso de este tiempo lo que nos ha enseñado es que la dependencia del servicio de prevención, para bien o para mal, ha sido mayor desde que empezamos hasta ahora.
¿Cómo ha evolucionado el sector durante este periodo?
Al principio las empresas veían la nueva Ley como un impuesto más que había que pagar, pero no sabían para qué les valía. Con el tiempo se han dado cuenta de que esa gestión hace que el trabajador tenga una mejor calidad de vida.
«Unas buenas condiciones mejoran la satisfacción del trabajador y la identificación que tiene respecto a la empresa»
¿A qué se refiere?
Se trata de que trabajar revierta en una satisfacción personal, empezando por la salud orgánica, física y mental. Cuando englobamos los tres factores el empresario se da cuenta de que, cuando da al trabajador unas mejoras respecto a sus condiciones laborales, lo que denominamos una ‘condiciones higiénicas’, mejora la situación del trabajador.
Quizá no mejoren directamente el rendimiento, pero sí mejora la satisfacción que tiene el trabajador y la identificación respecto a la empresa, y si no las tiene sí se deteriora el rendimiento.
Han sido veinte años de muchos cambios en la sociedad. ¿Les ha afectado la evolución de algunos factores externos?
Los cambios que han provocado una evolución en la empresa han sido aquellos de carácter legislativo, pues hacen que las exigencias respecto a las normas las traspasemos a las empresas, que tienen que adaptarse a esas nuevas condiciones.
Pónganos algún ejemplo.
Las condiciones de contaminantes ambientales se han hecho mucho más exhaustivas al exigir que el trabajador no esté expuesto a valores contaminantes tan altos como antes. Las nuevas tecnologías, con el teletrabajo, que ha hecho que las empresas se adapten, siendo un sistema en el que se han dado cuenta que es una forma de hacer trabajo mediante el cual no ha bajado el rendimiento, y encima la satisfacción laboral es mucho mayor, evitando desplazamientos o tiempos muertos.
¿Qué protocolos siguen cuando se producen ese tipo de cambios legislativos que pueden tener un alto impacto en las empresas?
Cuando va a haber cambios somos conscientes de ello porque nos lo avisan y, gracias a ello, lo trasladamos a las empresas. Previamente nos formamos para poder asesorar y ayudar a nuestros clientes, porque si no estamos preparados no podríamos.
Siempre estamos preparados, como sucede ahora, por ejemplo, con los planes de igualdad, o en otros casos como con un plan de emergencia o unos estudios psicosociales, pues somos expertos ya que nos hemos formado previamente para poder ayudarles a desarrollar el plan.
«Colaboramos con la administración en la ejecución de planes de contingencia frente a la covid»
Para adaptación la que tuvieron que realizar hace algo más de un año con la llegada de la pandemia. Me consta que a las pocas semanas ya estaban actuando junto a sus clientes para intentar doblegar la situación. ¿Cómo fue posible que estuvieran preparados tan pronto?
Ante el desconcierto y el caos que originaba un virus que nos cambió la vida, porque no se controlaba y realmente no se sabía qué efectos tenía. Médicamente estaban desbordados y todo ese temor se traducía en que la actividad económica debía seguir en la medida de lo posible, por lo que teníamos que elaborar planes de contingencia.
Lo importante era tener unos protocolos donde se detallara qué medidas higiénicas, organizativas, técnicas y de producción eran necesarias, con el fin de preservar la salud del trabajador y que este pudiera seguir realizando su actividad.
La administración nos trató como personas esenciales y colaboramos con ella en la ejecución de planes de contingencia frente a la covid, de modo que las empresas pudieran mantener su actividad económica reduciendo el riesgo a unas mayores tasas de contagio.
¿Les costó transmitir esa sensación de seguridad?
Había un desconocimiento del virus y como iba a responder nuestro sistema inmunológico. Explicamos qué pasos había que seguir en casos de contagio, de contacto o qué es un contacto estrecho… Además realizamos seguimiento de los contactos positivos en el ámbito laboral o dimos las instrucciones para realizar la cuarentena de forma apropiada.
También hemos colaborado en la detención precoz de la covid, realizando test de antígenos o PCR. El hecho de detectar es muy importante; aquí hay dos soluciones, o eliminamos el contacto humano, cosa imposible porque tenemos que seguir haciendo nuestra actividad, no solamente la laboral sino también la social y personal, o segundo, encontrar inicialmente y de forma precoz aquellas personas que pueden transmitirlo para poner las medidas y que no sigan la cadena de transmisión.
El resto de alternativas son las que estamos viviendo ahora: separación, mascarillas, higiene… eso no evita el riesgo, lo minimiza.
Parece que la luz al final del túnel comienza a vislumbrarse gracias a las vacunas. Recientemente han surgido voces reclamando que las propias empresas pudieran generar, de manera coordinada con la administración, las herramientas para la vacunación de sus empleados. ¿Ve esa posibilidad cercana? ¿Estarían ustedes dispuestos a ayudar a democratizar este concepto para ponerlo al alcance también de pequeñas y medianas empresas?
La llegada de vacunas sí creemos que debe ser una gestión única, pero después, en la distribución de las mismas, hay entidades que podemos participar como ya hacemos en campañas de salud pública como el tétanos o la hepatitis.
Tenemos medios y recursos para hacerlo; disponemos de unidades móviles, médicos, conocemos y nos desplazamos a las empresas… Si gracias a nuestra ayuda podemos acortar los tiempos de vacunación, nosotros lo haremos encantados.
Una de las imágenes más vistas estas semanas son largas colas en los llamados ‘vacunódromos’. ¿Sería más adecuado que, con ayuda de entidades como Segurlab, se borrara esa imagen?
El hecho de tener que desplazarse y hacer colas supone una pérdida de tiempo, y un riesgo mayor porque la persona va a estar en contacto con otras que no son de tu círculo. Por lo tanto estar en tu trabajo facilita que no haga falta hacer colas, no hay que esperar y, de hecho, nuestra unidad móvil, con sus médicos y expertos, van a tu centro e inmediatamente se puede hacer todo sin necesidad de desplazamientos ni colas.
Terminamos pensando en esa efeméride que supone el vigésimo aniversario. ¿Qué destacaría de estos veinte años?
Cada año lo hemos celebrado con la plantilla, hemos hecho actividades deportivas entre nosotros, participado en jornadas abiertas para ir a comer. En definitiva, somos todos una familia, realmente no es que seamos distintos, todos hacemos lo mismo y luchamos por lo mismo.
¿Qué le pediría a los próximos veinte años?
Cuando empezamos no queríamos una empresa ni para cinco años ni para treinta, queríamos una empresa que perdure. Ojalá generaciones venideras sigan con ella, porque esto no es para dentro de veinte años jubilarnos y decir: ¡ya hemos terminado! No, queremos que esta empresa permanezca y dure de la misma forma en la que la hemos creado.
Para dentro de veinte, veinticinco o treinta años lo que queremos es que sigamos creciendo al mismo ritmo que ahora, próximo al cliente, proporcionándole el mismo servicio o más, pero siempre en el ámbito de la prevención y con la misma filosofía de que somos una familia, y las familias están unidas.
Nacidos para facilitar la seguridad en las empresas
En el año 1995 España daba un paso al frente en lo que a seguridad laboral se refiere desde el aspecto legal con la puesta en marcha de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales en la Administración del Estado. Sería en el año 1996 cuando la norma entró en vigor para su aplicación.
En el año 2000, Lucio Navarro, junto a sus socios originales Samuel y Manolo, inician el camino con los trámites necesarios para crear Segurlab, empresa especializada en prevención de riesgos laborales. En agosto de 2001 la empresa comienza a funcionar con Lucio y Samuel al frente. Veinte años después, continúan al frente de la compañía, la cual mantiene a la mayoría del personal contratado en los primeros años, formando la así la gran familia de Segurlab.