El valle del Vinalopó siempre ha sido un lugar atractivo para vivir, dado que su riqueza natural y el paso del río garantizan pocos problemas de agua, agricultura o caza.
Por eso no es de extrañar que multitud de civilizaciones hayan elegido este sitio para fijar su hábitat. En este periódico queremos recordar quienes fueron aquellos primeros pobladores que establecieron su residencia por estas tierras, hasta consolidar un núcleo fijo que con los siglos daría origen a la actual Elda. Un recorrido que empieza en la Prehistoria y pone el punto y seguido con los romanos.
Los primeros restos prehistóricos han sido hallados en la Sierra de Cámara
Cavernícolas
Ya en el Neolítico, cuando los seres humanos todavía vivían mayoritariamente en cuevas o abrigos, hay constancia de una presencia importante de pobladores por el valle.
Existen varias pinturas rupestres por la Sierra de Cámara, concretamente en el conocido como Abrigo de la Sangre. Entre ellas destaca un dibujo cruciforme, bastante bien conservado para tener unos cuantos miles de años, que probablemente en sus orígenes fuera la representación de un ser humano. Se calcula que pudo ser dibujado hacia el 4.000 a. C.
Incluso existe la teoría de que este Abrigo de la Sangre pudiera haber sido un santuario prehistórico dedicado a la fertilidad, dado que la apertura de la cueva tiene forma triangular (símbolo de la reproducción femenina) y en el exterior se levanta una gran piedra con forma fálica (símbolo de la reproducción masculina).
No es de extrañar que los cavernícolas rindieran culto religioso a la fertilidad pues constituía una cuestión absolutamente fundamental en una época de altísima mortalidad precoz entre los hombres de las cavernas por enfermedades, accidentes de caza o peleas con otras tribus. Los arqueólogos también han hallado restos de utensilios prehistóricos como herramientas o armas en las inmediaciones de esta sierra de Cámara, lo cual acaba de confirmar el establecimiento de algunas tribus por estas montañas.
Con el declive del Imperio Romano la población fue abandonando El Monastil y descendiendo hacia el Vinalopó
Argáricos y fenicios
Los primeros que establecieron poblados fijos en la zona, construyendo casas donde residir, probablemente fueran los argáricos. Esta civilización habitó por el sureste mediterráneo durante la Edad de Bronce, y se les conocía así porque su núcleo principal era El Argar (ubicado en Almería).
Parece ser que cuando los argáricos llegaron al valle ubicaron su residencia en las montañas, como en El Monastil o en el Monte Bolón. Luego, con el paso de los siglos, fueron descendiendo hacia el río, eligiendo sobre todo la zona de La Jaud.
La cultura argárica acabaría desapareciendo algunos siglos después, dado que sus élites políticas se vieron engullidas por otros pueblos mediterráneos con mejores dotes comerciales como los griegos o los fenicios. Precisamente éstos últimos también crearon un poblado por el pico de La Cámara.
Es probable que en dicho poblado los fenicios convivieran con población local. Lo cierto es que sus habitantes edificaron una gran muralla alrededor de la que todavía quedan restos, lo cual demuestra que debió jugar un papel bastante importante en las guerras comerciales de la época. Se calcula que estuvo habitado entre los siglos VIII y VI a. C.
Los íberos contestanos fundaron una ciudad en El Monastil especializada en el comercio de textiles
Contestanos
Durante los siguientes siglos quienes se hicieron los grandes dueños de la Península Ibérica fueron los íberos, que más que una civilización propia venían a ser una denominación común dada por los griegos a los distintos pueblos nativos que habitaban la futura España.
Por Elda se establecieron los íberos contestanos, el pueblo dominante en la actual provincia de Alicante. Hacia el siglo V a. C. fundaron una ciudad en El Monastil. Curiosamente ésta se distinguió de otras localidades contestanas en su abundante producción de textiles, y no tanto de metalurgia. Sin duda un llamativo precedente histórico de lo que sería Elda en el futuro, y que le valió para practicar un intenso comercio no solo con las demás poblaciones íberas sino incluso con otras civilizaciones como los fenicios, griegos, cartagineses o romanos.
Romanos
Hacia el siglo III a. C. los íberos, cartagineses y romanos iniciaron una guerra a tres bandas por la disputa de la Península Ibérica. Dado que Cartago dominó inicialmente esta zona, es probable que El Monastil quedara bajo su control durante algunos pocos años. No obstante, al final fue Roma quien lograría ganar esta larga Segunda Guerra Púnica, convirtiendo toda la península en una colonia romana.
Una de las principales calzadas ibéricas construidas por los romanos, la Vía Augusta desde Cádiz hasta Roma, pasaba cerca de El Monastil lo cual contribuyó a un crecimiento todavía mayor de la ciudad. Al mismo tiempo el gran desarrollo del Portus Ilicitanus (la actual Santa Pola), supuso una conexión marítima muy importante para dar salida a los productos eldenses hacia otras colonias romanas del Mediterráneo.
En algunas fuentes romanas se cita la ciudad con el nombre de Elo, y más posteriormente Ad Ello. Términos que tienen una conexión semántica evidente con Elda.
Agricultura
A partir del siglo II d. C. los tiempos dejaron de ser tan esplendorosos para la ciudad. La pujanza de los nacionalismos y de los caudillos regionalistas fue mermando el poder del emperador para controlar los extensos territorios que abarcaba el Imperio Romano. Esto repercutió negativamente en el comercio entre colonias. Por ello la población de Ad Ello se trasladó progresivamente hacia el río, cada vez más consciente de que la agricultura era la única manera de sobrevivir.
Así fueron los orígenes de Elda durante la Prehistoria y la Edad Antigua. Tiempo después llegarían más civilizaciones como los bizantinos, visigodos, musulmanes, castellanos, aragoneses… Pero eso ya son otras historias, que contaremos en otro momento.