La Marina Baixa, con Benidorm ejerciendo siempre de gran locomotora, es una de las grandes zonas turísticas del Mediterráneo y, por consiguiente, de todo el continente europeo. Precisamente por ello, cabría esperar que la comarca tuviera más que satisfactoriamente resuelta la conexión intercomarcal a través de una eficiente y buena red de transporte público que, a la vez, fuera capaz de dar respuesta a las necesidades de sus habitantes y de los miles de turistas que llegan anualmente.
Se podría afirmar, incluso, que esa imperativa presencia de un buen entramado de servicios de transporte público que una los distintos municipios de la Marina Baixa entre ellos y con infraestructuras de capital importancia, como la estación del AVE de Alicante o el aeropuerto de El Altet, es una necesidad estratégica para el propio desarrollo turístico.
Sin embargo, durante décadas esa ha sido, precisamente, una de las principales reivindicaciones de vecinos y empresarios de la Marina Baixa. Bien es cierto que el TRAM, coloquialmente conocido como el ‘trenet’, viene a paliar de alguna manera la conexión de los municipios costeros, siempre trazando una línea paralela a la orilla del Mediterráneo. Sin embargo, cualquiera que quiera o necesite moverse de la costa hacia el interior o viceversa, se enfrenta a una odisea cuando no a un imposible.
Más allá del turismo
Esta situación es, cuanto menos, incomprensible. Y no sólo por el daño que puede estar haciéndole a la principal industria de la comarca, el turismo, sino porque, como se ha reclamado una y mil veces desde distintas agrupaciones vecinales y también desde los ayuntamientos de la comarca, hace que muchos ciudadanos tengan casi imposible acceder a servicios básicos como la educación o la sanidad si no cuentan con un vehículo privado.
En este sentido, es especialmente sangrante el caso de las personas de edad avanzada o discapacitados. Son estos dos colectivos en los que, por diversos motivos, no siempre es posible disponer de un vehículo propio que conceda la absoluta libertad de movimiento que sí tienen otros sectores de la población. Para ellos, visitar un centro de especialidades, acudir a terapias específicas o llegar al Hospital Comarcal de La Vila Joiosa puede suponer un viaje cuya planificación es equiparable a la de un vuelo intercontinental con escalas.
La falta de un servicio de transporte público bien estructurado está haciendo perder potencial turístico a los municipios del interior
Despoblación interior
Otro de los efectos más perniciosos que acarrea este déficit, como ya ha quedado comprobado en muchos otros puntos de la geografía española, es el de la cada vez menor competitividad turística de los pueblos de interior. Como es lógico, los destinos más potentes de la zona, con Benidorm a la cabeza, seguido de municipios como Altea, l’Alfàs del Pi, La Nucía o La Vila Joiosa, tratan de hacer crecer su oferta para que el turista salga de su término municipal lo menos posible.
A la vez, la mayor parte de las cadenas hoteleras desarrollan cada vez con más éxito el ‘todo incluido’, convirtiendo sus mastodónticos complejos en auténticos ‘resorts’ en los que los visitantes lo encuentran todo sin incurrir en gastos extra.
Así las cosas, los municipios del interior cada vez lo tienen más difícil para hacer llegar a sus calles, comercios y restaurantes a un número suficiente de turistas con los que hacer rentable la actividad. Ello, unido al abandono de las tradicionales actividades agrícolas, deja a las generaciones más jóvenes de esos pueblos sin opciones de futuro, lo que provoca la despoblación de los mismos entrando a formar parte de la llamada España vaciada.
La unión política entre los distintos municipios de la comarca no ha sido, por el momento, suficiente para ofrecer una solución
Unión política
Como explica la concejala de Urbanismo de Benidorm, Lourdes Caselles, “los distintos municipios de la Marina Baixa, independientemente del color político que gobierne en cada ayuntamiento, estamos muy unidos en esta cuestión y hace ya tiempo que vamos siempre de la mano exigiendo soluciones al Consell”.
Benidorm representa, a la vez, la solución y el origen del problema. La capital turística tiene, por fortuna, el peso específico suficiente como para presionar a las entidades supramunicipales a la hora de encontrar una solución a este dilema, aunque, al mismo tiempo, ha tenido que tirar en varias ocasiones del freno de mano ante propuestas que podrían perjudicar sus propios intereses particulares.
Una situación similar la viven otros municipios costeros, que se benefician de su proximidad con la ciudad de los rascacielos y, aunque con quejas, pueden ‘ir tirando’ con el trenet y las insuficientes -pero existentes- líneas de autobús. Sin embargo, como ya se ha explicado, el panorama es completamente distinto para los municipios del interior, una frontera que marca La Nucía, quizás la última población, si miramos desde el Mediterráneo hacia la montaña, con una situación soportable.
De lo local a lo comarcal
Vicente Arques es el alcalde de l’Alfàs del Pi y diputado autonómico en les Corts Valencianes. En su doble condición, tiene una especial sensibilidad por esta cuestión y reconoce que el servicio de transporte público en su municipio y en el resto de la Marina Baixa es deficitario, aunque, a la vez, introduce interesantes matices que ayudan a entender mejor cómo y porqué los habitantes de la zona nos encontramos en la actual situación.
Partiendo desde su realidad local, el alcalde y diputado socialista va abriendo el foco hacia el resto de la comarca y arranca hablando sobre el TRAM, una infraestructura que, como se ha explicado, viene a resolver de una forma prudentemente satisfactoria las necesidades de conexión entre los municipios costeros desde Alicante hasta Dénia y, por lo tanto, de la Marina Baixa.
“En l’Alfàs, a través de unas actuaciones llevadas a cabo por la conselleria, hemos mejorado el apeadero para hacer más accesible el servicio del TRAM a personas con movilidad reducida. Además, aprovechando la creación de la nueva rotonda de entrada a l’Albir desde el cruce del McDonald’s, vamos a conectar ese apeadero con un carril bici y peatonal”, explica Arques que añade que todo ello irá unido a la red de carriles bici y peatonales ya existentes en el municipio, facilitando el acceso de todos sus vecinos al ‘trenet’.
Los municipios costeros tienen, con el TRAM, solucionada de una forma más o menos óptima la problemática
Servicio deficitario
Arques reconoce que, debido a la configuración de cada municipio, el acceso de sus vecinos al TRAM puede ser muy fácil o algo más complicado. Así, poblaciones como La Vila Joiosa o Altea cuentan con estaciones o apeaderos en pleno casco urbano mientras que l’Alfàs del Pi sitúa sus paradas bastante más alejadas de sus dos centros neurálgicos, una situación en la que Benidorm se podría situar en una posición intermedia.
El diputado en Les Corts afirma que “más allá del TRAM, en lo que se refiere al transporte en autobús, los municipios costeros no lo tienen mal, pero la situación se complica mucho en cuanto a la conexión con los municipios del interior”.
A la hora de tratar de comprender los motivos de esta realidad, Arques apunta que “se trata de un servicio deficitario, pero eso no debe suponer un escollo importante porque para eso está, precisamente, la Administración Pública. Además, en todos estos años no se ha terminado de ‘encajar’ ese servicio de forma correcta”.
Un viaje desde un municipio costero a uno del interior puede suponer, ante la falta de frecuencias, un día entero
Intentos fallidos
Arques recuerda uno de los momentos más polémicos relacionados con el transporte público intercomarcal del pasado reciente, cuando “se decidió que los pacientes de l’Alfàs tuvieran que acudir al centro de especialidades de La Nucía”. Aquello, que se pudo revertir, suponía que “con sólo una frecuencia de autobús al día, los usuarios tenían que subir a las diez de la mañana para volver a las seis de la tarde. Imagínate si ya hablamos de ir, por ejemplo, a Callosa”.
Por todo ello, el político socialista concede que “no hay opciones y la gente se ve obligada a buscar las suyas propias. Ya no se trata de una cuestión económica. Es, sencillamente, que las personas no tienen opciones disponibles”. Dicho eso, matiza: “una cosa lleva a la otra. Cuando no se da un servicio, no existe la demanda y eso ha provocado que, por ejemplo, en l’Alfàs del Pi pusiéramos en marcha hace un tiempo un servicio de autobuses que tuvimos que abandonar porque nadie lo usaba”.
Esa experiencia fallida supuso “que pusiéramos un bus entre l’Alfàs y el Forum, con paradas en las urbanizaciones y otros puntos concretos del municipio, que sufragaba el ayuntamiento. El servicio empezó en junio y lo usaron cinco personas y recuerdo que para el mes de octubre aquella línea tenía un solo usuario al día. Con esos números, no quedó otro remedio que quitar el servicio”.
A lo largo de los años se han planteado diversas soluciones que no han terminado de fructificar
Unión política
“Es la pescadilla que se muerde la cola. Si no hay servicio, no hay demanda y si no hay demanda, no hay servicio” explica Arques que, abriendo el foco más allá de la línea de costa, reflexiona que “si nosotros, como he explicado, estamos justitos en este sentido, imagínate cómo están municipios como Bolulla o Callosa. La realidad es que no hay servicio y, como siempre he dicho, es una de las grandes carencias de la Marina Baixa”.
Se da la circunstancia de que las principales ciudades de la Marina Baixa están gobernadas por partidos de distinto signo. Así, el PP gobierna en Benidorm y La Nucía; el PSOE lo hace en l’Alfàs del Pi y La Vila Joiosa (en coalición con Gent per La Vila y Compromís) y Compromís rige en Altea (en alianza con el PSOE). Pese a todo, Arques destaca que existe una fuerte unión política a la hora de reclamar soluciones al transporte público a las instituciones supramunicipales.
Una unión de fuerzas que no ha sido suficiente. “Benidorm es un monstruo. Luego, estamos Altea, l’Alfàs, La Nucía y La Vila Joiosa, pero… el resto es territorio comanche. Es ahí donde están los grandes problemas que, además, no han sabido ser resueltos por diversas propuestas que han surgido a lo largo de los años. Son propuestas que se hacen en Valencia, en un despacho, sin tener en cuenta la realidad de la zona y que al final no solucionan las cosas”.
Para muchos ciudadanos de la Marina Baixa puede ser más fácil llegar a Berlín, Bruselas o Londres que a un municipio vecino
Cambio de paradigma
Así, el tiempo va pasando y, lejos de mejorar la situación, las cosas van siempre a peor. Cualquier municipio de la Marina Baixa parece estar mejor conectado, gracias a los servicios privados del sector turístico, con Berlín, Bruselas o Londres que con sus propios vecinos.
La región, como el resto de Europa, se está posicionando claramente a favor del uso de lo que todavía llamamos popularmente medios de transporte alternativos. La bicicleta, los patinetes eléctricos y otros artilugios similares que, como reconocen todos los implicados, han venido para quedarse y supondrán un cambio muy profundo en nuestra forma de desplazarnos.
Sin embargo, todos los responsables políticos saben que esos medios de transporte personal no podrán sustituir nunca al transporte público que, precisamente, debe dar respuesta y solución a todas aquellas personas que, por los motivos que sean, no tengan acceso a otra opción.