Entrevista > Blai Senabre / Cuentacuentos
Si el nombre de Blai Senabre no le dice nada al lector, pero tiene cerca a algún niño, pregúntele a él. Y no, no estamos ante ningún youtuber, influencer, ticktoker o gamer de moda. Este alteano lleva años dedicado a la maravillosa tradición, perdida en muchos hogares, de contar cuentos. Una actividad que se remonta casi al origen de los tiempos, cuando la comunicación oral era la única herramienta que se tenía para mantener comunicadas a sociedades lejanas.
Así, con mezcla de realidad y ficción, juglares y trovadores de distintas épocas iban contado al pueblo gestas de reyes y caballeros y explicando, con mensajes sencillos y comprensibles, los misterios de la naturaleza. Hoy, Senabre y otros como él, son el último eslabón de esa cadena que, como él mismo dice, sigue gozando de una gran salud.
¿De dónde le nace la vocación por una actividad como la del cuentacuentos?
Ya hace varios años que me dedico a ello. ¡Empecé en el siglo pasado! Yo había empezado haciendo teatro y, como ocurre muchas veces, conocí el tema de los cuentacuentos por casualidad y comencé haciendo uno, luego otro, y otro, y otro… y me di cuenta de que me había atrapado todo ese mundo de la palabra contada sin la existencia de la cuarta pared del teatro.
Hoy en día, ¿es esa su principal actividad?
Prácticamente, el 90% de lo que hago es contar cuentos. De vez en cuando hago algo de teatro, pero cada vez menos. Es verdad que en algunas ocasiones llevo algún cuento al escenario, pero siempre trato de tener ese contacto directo con el público.
También organizo actividades y eventos, pero siempre alrededor de la palabra contada. Entre esas actividades se cuenta el Festival ‘Encontes’ de Altea.
¿Cómo surgió la idea de crear un festival que, hoy en día, ya está plenamente consolidado?
Esto surgió a raíz de participar en un festival en la provincia de Valencia. Cuando volví a casa me dije a mí mismo que en Altea tenemos un pueblo maravilloso, con unos espacios, rincones y calles estupendos. Ten en cuenta que yo me he criado en la calle y en un momento en el que la plaza era un punto de encuentro y de intercambio. Pensé que sería estupendo poder montar un evento, casi una fiesta, de cuentos contados en las plazas y calles de Altea.
Con todo aquello en mente, le hice la propuesta al ayuntamiento y gustó. Así, en 2004 vio la luz la primera edición, que se celebró en octubre porque queríamos que fuese durante el curso escolar. Fue todo un éxito, todo salió a la perfección y así ha seguido hasta ahora, que ya hemos cumplido 18 años… la mayoría de edad.
«Trasladamos ‘Encontes’ a mayo porque vimos que cuando arranca la primavera todo el mundo tiene ya ganas de salir a la calle»
Pero ahora han pasado su celebración a la primavera…
Sí, porque en otoño siempre corres un mayor riesgo con la cuestión climatológica. Además, nos dimos cuenta de que cuando arranca la primavera todo el mundo tiene ya ganas de salir a la calle, de compartir espacio… El inicio del otoño, sin embargo, ya invita a quedarte en casa.
«El público infantil es el más exigente que existe. Muchas veces nos confundimos y pensamos que con ellos todo vale, pero no es así»
Tendemos a encasillar a los niños como unos seres adictos a las nuevas tecnologías. Sin embargo, el éxito de sus actividades me lleva a pensar que, quizás, los padres tampoco sepamos, en muchas ocasiones, exponerles a estímulos que, una vez que los conocen, les atrapan.
¡Así es! Es alucinante ver que, si se hace bien, eres capaz de atrapar por completo la atención de los niños. Pero hago mucho hincapié en que hay que hacerlo bien. Siempre digo que el público infantil es el más exigente que existe. Muchas veces nos confundimos y pensamos que con ellos todo vale, pero no es así.
Si no conectas con ellos, pasan de ti olímpicamente. Les importa más la mosca que está pasando por ahí en ese momento que lo que tú les estás contando.
Sin duda, es todo un reto.
Lo es. Si les gusta lo que les presentas, irán contigo hasta Marte si hace falta. Ahora bien, si no consigues atraparlos, harán lo imposible por entretenerse.
Cuando consigue conectar con ellos, ¿son los niños un público agradecido?
Muchísimo. Es una maravilla ver cómo se ríen contigo sin necesidad de pantallas ni nada por el estilo. Como decías antes, muchas veces es más cosa de los padres, que les damos la tablet o el móvil para que se entretengan. Cuando lo hacemos cometemos un error, pero, por suerte, los niños enseguida son capaces de dejar la pantalla.
Hace falta, en definitiva, volver a un trato más personal.
Los padres debemos dejar la pantalla y volver a la palabra, a la voz, el gesto, la participación imprevista e improvisada. Sucede en mis actuaciones. Tú estás contando un cuento y estás incorporando todo lo que sucede en esa sala, algo que en la pantalla es imposible que suceda.
Además, fomenta la imaginación, porque tú describes un dragón y cada niño imagina el suyo propio, algo que tampoco puede pasar en una pantalla. Tenemos que permitir que el niño use la imaginación y sea capaz de vivir la experiencia que le estás contando sin la imagen física delante.
La mayor parte de sus espectáculos utilizan el valenciano como lengua vehicular. ¿Es una manera de mantener vivo y proteger un idioma minoritario?
Nuestra intención es esa. No se trata de que sea una lengua que esté en peligro de extinción, pero sí sufre, en algunas ocasiones, ataques por diferentes motivos que no vienen ahora al caso.
Lo que sí está claro es que una lengua minoritaria siempre está en desventaja con la mayoritaria. Es algo que comprobamos los que somos bilingües. A mi también me pasa. Si yo estoy hablando en valenciano con alguien y esa persona me contesta en castellano, aunque sepa que me entiende, por defecto siempre paso al castellano.
«Mis espectáculos son en valenciano y así aporto mi granito de arena a la hora de dar soporte a una lengua minoritaria»
¿Le ha supuesto algún problema a la hora de hacerse entender por parte de los niños?
Salvo que estemos en una zona castellanoparlante, mis espectáculos siempre los hago en valenciano. Ten en cuenta que incluso los hijos de familias que usan el castellano en casa trabajan el valenciano en la escuela y no les viene nuevo. Además, la mayoría de los padres también lo entienden, aunque no lo hablen.
Creo que esta es la forma en la que yo aporto mi granito de arena a la hora de dar soporte al valenciano.
En otras zonas de España existe una gran tradición oral en cuanto a los mitos locales de esa región. Aquí parece que esa tradición no está tan arraigada. ¿Existen mitos y personajes de fábula autóctonos?
Sí que existe y la usamos. Aquí, al contrario de zonas como Cantabria o Galicia, la mitología no nos llega de los bosques porque, evidentemente, nuestro entorno es diferente y los personajes mágicos y los mitos se han adaptado al paisaje en el que habitan.
Por lo tanto, ¿cuáles son esos personajes propios de nuestra región?
Aquí tenemos los ‘espantacriaturas’, que son los monstruos valencianos. Son una serie de personajes propios de la cultura valenciana a los que hay que sumar los propios de cada zona. En Altea, de hecho, hay muchas. Hay un libro maravilloso llamado ‘Coses de la meua terra’, de Francesc Martínez i Martínez, un alteano maravilloso y desconocido al que estos años estamos intentando recuperar y dar el espacio que tiene que tener.
También está Enric Valor con sus ‘Rondalles valencianes’. En definitiva, hay una serie de autores que han creado una serie de personajes y cuentos que narran y explican cosas que pasan en la zona.
«Detrás del cuentacuentos hay muchísima cultura, porque ofrece una manera de entender el mundo en la que la imaginación cobra una importancia vital»
Si usa usted el valenciano en un intento por proteger la lengua. Si, además, se nutre de esos personajes y mitos locales. ¿podríamos decir que la actividad del cuentacuentos va mucho más allá del mero hecho de entretener, sino que hay mucha cultura en su fondo?
Desde luego que sí. Esto no es ‘te cuento un cuento y ya está’. Detrás de esa actividad hay muchísima cultura, porque ofrece una manera de entender el mundo en la que la imaginación cobra una importancia vital, pero estás transmitiendo lo desconocido.
«Muchas leyendas, cuentos y mitos surgieron de la necesidad de explicar lo desconocido de una forma que fuera entendible por parte de todo el mundo»
Debemos recordar que muchas leyendas, cuentos y mitos surgieron, en otra época, de la necesidad de explicar lo desconocido de una forma que fuera entendible por parte de todo el mundo. Podía ser cierta o no, pero era una explicación. Luego, ya vendrá la ciencia para dar su explicación.
No puedo dejar de pensar en el ejemplo que, en nuestra comarca, más familiar puede ser y es el de la creación de la isla de Benidorm y su relación con el Puig Campana.
Claro. Tú ves el corte que existe en la cima, te llama la atención. Cuando te cuentan la historia piensas ‘¡qué pasada!’ Es una explicación. Luego tú curiosidad ya te llevará a leer sobre fallas tectónicas y demás, pero, de momento, ya tienes la explicación de que lo que falta allá arriba está en el mar y es una isla.
Es una explicación mágica de un hecho, pero ayudaba en su momento a conocer la geografía, el entorno, los paisajes… de una forma imaginativa. A partir de ahí y del fomento de la curiosidad, el ser humano ya comenzó a investigar y a buscar otras respuestas.
Más allá del complicadísimo momento que su actividad, a causa de la pandemia, está atravesando, ¿cómo está el estado de salud del cuentacuentos?
Poniendo la pandemia en un paréntesis, el cuentacuentos tiene una salud bastante buena porque ha calado mucho como actividad cultural en el público infantil y familiar. Durante muchos años hemos hecho un trabajo muy callado en escuelas, pero tenemos todavía un gran espacio por trabajar y explorar como es el público adulto.
¿Tiene algo que ver con la propia etimología o la idea que nos hemos hecho del significado de la palabra cuento?
Cuando hablas de cuentos la gente lo relaciona directamente con los niños. Sin embargo, cuando hemos conseguido llevar a los mayores a un espectáculo de cuentos para adultos siempre se han sorprendido. En ocasiones, estás contando el mismo cuento que el día anterior has contado a los niños, pero le cambias matices, expresiones, palabras… aunque la esencia es la misma.
«Cuando la gente viene a un espectáculo de cuentacuentos para adultos repite porque les hace despertar a ese niño interior que todos tenemos»
A riesgo de usar un recurso manido y fácil, ¿nos hemos olvidado los adultos de ser niños?
Cuando la gente viene a un espectáculo de cuentacuentos para adultos repite porque muchas veces les hace despertar, efectivamente, a ese niño interior que todos tenemos y que casi siempre olvidamos.
El cuentacuentos nos pone en contacto con esa parte de nuestro ser que, de lo contrario, nos cuesta una pasta en terapeutas recuperar (ríe).
Aunque usted se dedica a la palabra contada, ¿qué consejo daría a los padres para conseguir acercar a sus hijos a la lectura?
Lo primero que les diría es que busquen un espacio de tiempo y físico para compartir con sus hijos. Funcionamos mucho por imitación. Si yo veo que mis padres leen, yo leeré. Además, que se interesen por el libro que están leyendo e, incluso, hacer una lectura del mismo libro para poder comentarlo.