Entrevista > Marga Rodrigo / Profesora del IES La Nucía y Premio Docente Magistral
Marga Rodrigo, profesora de Dibujo Técnico del Instituto de La Nucía, se llevó, como ella misma reconoce, una gran sorpresa cuando recibió la llamada telefónica en la que le comunicaban que la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) le había concedido el Premio Docente Magistral; un reconocimiento que, como supo después, le llegaba de manos de sus propios alumnos.
Encuesta entre los alumnos
Cada año la UPV realiza una encuesta entre su alumnado de primero para premiar a los 20 profesores magistrales de ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos, que reciben un reconocimiento público. Mediante la iniciativa ‘Magistrales’, la Universidad Politécnica de Valencia pretende reconocer la labor que realiza el profesorado de secundaria para motivar al alumnado a continuar sus estudios en la Universidad.
Para su elección se realiza una pequeña encuesta entre el alumnado de primero de los diferentes grados universitarios de la UPV. En estos premios, se valora la voluntad del profesorado de “ayudar a desarrollar las capacidades del alumnado, la pasión por el conocimiento y por transmitirlo de forma comprensible y amena”. Son profesores que han inspirado a sus alumnos para seguir adelante y a superar los obstáculos para aprender y seguir estudiando.
«Cuando me llamaron de la Politécnica y me dijeron que había sido galardonada con el Premio Docente Magistral, pensé que era una broma»
La UPV le acaba de otorgar el Premio Docente Magistral. ¿Ha sido algo buscado o se lo ha encontrado por sorpresa?
La verdad es que fue toda una sorpresa. Cuando me llamaron de la Politécnica y me dijeron que había sido galardonada con el Premio Docente Magistral, pensé que era una broma. Tuvieron que insistirme para convencerme de que no lo era. Mis propios compañeros me preguntaban qué había hecho, si había presentado algún trabajo o proyecto, pero no fue el caso.
En realidad, me lo he encontrado y fue después de que me lo hayan concedido cuando comencé a investigar y me explicaron cómo se había llegado a ese fallo y, claro, se me pusieron los pelos de punta.
¿Por qué?
Porque cuando los que te evalúan y te dan ese reconocimiento son tus propios alumnos… es algo muy bonito. Además, no sólo han sido los de Bachiller, sino también los de la ESO que han pasado por mis clases.
«Muchas veces te surgen dudas y cuando ves que existe un cultivo que has ido labrando durante todo el año, es algo muy positivo»
Lo podría usted ver como un doble premio. El concedido por la UPV y el haber podido comprobar que su trabajo es reconocido por los propios alumnos.
Como decía, es algo muy bonito porque piensas que estás haciendo las cosas bien. Muchas veces te surgen dudas y trabajas en encontrar la mejor forma de cómo explicar una determinada cuestión para que lo entiendan bien y, finalmente, ves que existe un cultivo que has ido labrando durante todo el año y eso es algo muy positivo.
«Un alumno me dijo que iba a estudiar arquitectura porque yo había conseguido que le gustara el dibujo técnico. Reconozco que casi me hace llorar»
¿Puede pensar en algún caso concreto que ejemplifique esa labor callada y paciente de ‘cultivo’?
Te puedo contar una anécdota. Yo tenía un alumno que cuando empezó el Bachiller no sabía que estudiar, y cuando lo terminó me dijo que iba a estudiar arquitectura porque yo había conseguido que le gustara el dibujo técnico. Reconozco que casi me hace llorar. Ese chaval tiene, hoy en día, un estudio de arquitectura en Alicante y está haciendo proyectos por toda la Comunidad Valenciana. Es algo muy gratificante.
Es sólo un ejemplo y debo añadir que no es un caso que sólo me pase a mi. En el conjunto del profesorado hay gente muy valiosa, gente magistral a la que igual no se le reconoce de igual manera ese trabajo porque no se les da un premio.
Volviendo al premio, ya ha explicado que son los alumnos y exalumnos los que la proponen como premiada, pero ¿qué es lo que se evalúa a la hora de puntuar sus méritos frente a otros nominados?
Sinceramente, no lo sé. Lo que me han explicado es que, a principio de curso, se les hace unas encuestas a los alumnos y les piden que indiquen qué profesores, a lo largo de Primaria, Secundaria o Ciclos Formativos, les han marcado de alguna manera.
Supongo que habrá unas preguntas, que tengo curiosidad por conocer, que ellos deben responder de forma general para luego razonarlas. Es ahí donde habrán explicado todo aquello que yo les haya podido aportar.
«Un aula es un lugar en el que cada día te encuentras con estudiantes que te preguntan qué facultades crees que tienen»
¿Cómo es la ‘foto fija’ de una clase de Instituto hoy en día?
Es la de una gran variedad. Es un lugar lleno de preguntas en las que cada día te encuentras con estudiantes que quieren saber qué facultades crees que tienen. Tú labor debe ser la de aconsejarles, pero no les inculcas nada concreto. No puedes decirle ‘tú tienes que hacer esto porque eres bueno en estos valores determinados’. Les das información sobre las distintas carreras a las que pueden acceder.
«Lo que recordamos de nuestros maestros son las anécdotas, los pequeños momentos que pasamos con ese profesor o los consejos para la vida»
Creo que, en líneas generales, solemos dar mayor reconocimiento a los buenos maestros que tuvimos una vez acabamos nuestra etapa escolar. Sin embargo, parece que en su caso eso es distinto.
Creo que lo que está claro es que nosotros, de nuestra etapa en BUP, que es el sistema en el que yo estudié, no recordamos las clases magistrales. No creo que haya nadie que diga ‘recuerdo esa clase de latín que me explicaron muy bien’… ¡que va! Lo que recordamos son las anécdotas, los pequeños momentos que pasamos con ese profesor o los consejos para la vida.
En definitiva, aquellas palabras que ayudaban a seguir adelante con el día a día del estudiante.
Los consejos sobre cómo afrontar un examen, por ejemplo. Esos problemillas que tienen los adolescentes. Eso, hoy en día, sigue siendo igual. Si están agobiados por hacer un trabajo y tú tienes una fecha límite, yo soy partidaria de levantar un poco la mano y permitirles que se dediquen a otra asignatura y que me lo entreguen una semana más tarde. Eso es lo que ellos buscan. Los profesores somos una pequeña mezcla de todo: consejeros, formadores, psicólogos, padres…
Hablaba usted de esas eternas dudas que tienen los estudiantes a la hora de elegir su camino. Muchas veces se ha criticado al sistema educativo por ser excesivamente encorsetado y centrado en un temario concreto y no en explotar aquellas facetas en las que un chaval pueda ser bueno. ¿Está de acuerdo en eso?
Para eso existen diversas pruebas que pueden determinar si uno es bueno en matemáticas, arte, física… no existe esa inteligencia única que nos convierte en buenos en todo. Hoy en día, la práctica es algo fundamental y, de hecho, todas mis clases son teórico-prácticas.
La educación está en un proceso continuo de adaptación y considero que funciona muy bien, pero hablar sobre la generalidad del sistema no es algo que a mi me compete. Hay sistemas, como el Waldorf, completamente diferentes.
Cada vez que se publica el Informe PISA, España suele salir bastante mal parada en relación a los países de nuestro entorno…
(Ríe) Te refieres a Finlandia, ¿no?
«Durante los meses del curso los vas conociendo y aprendes qué dificultades tienen y eso te ayuda a tratarlos de manera individual»
No, en absoluto. Ese ejemplo creo que es demasiado lejano en todos los sentidos. Me refería a países más cercanos. Lo que me interesa saber es si usted, que vive el día a día de la educación, cree que ese informe refleja fielmente la situación de nuestros estudiantes o si considera que las cosas no están tan mal.
Yo no puedo generalizar. Sólo hablo de los alumnos cuando están conmigo y lo que siempre intento es motivarlos. Ellos son personitas, cada uno de una forma de ser diferente. Durante los meses del curso los vas conociendo y aprendes qué dificultades tienen y eso te ayuda a tratarlos de manera individual, creo que esa es la clave. Una vez que has conseguido eso, debes ir animándolos.
En esos procesos de modernización y adaptación de la educación en general, existe también una cuestión individual de los profesores. ¿Le supone un trabajo y un esfuerzo extra encontrar, año a año, nuevas formas de explicar un temario que, en el fondo, es el mismo para usted cada curso?
En absoluto. Ten en cuenta que la plantilla de profesores también se va renovando y eso hace que siempre entre ‘carne fresca’ que nos aporta nuevos puntos de vista y conocimientos. Ahora, por ejemplo, todos esos nuevos profesores saben mucho de tecnologías y, si no, siempre puedes preguntar cosas a los alumnos, que es otra manera de darles protagonismo y hacer que se sientan valorados.
¿Cómo ha vivido a nivel personal el último año y medio como profesora?
Reconozco que, al principio, fue un poco difícil, pero según iban pasando los días todos nos pusimos las pilas y hemos podido hacer clases online, que nos han permitido que aquellos que ese día tenían que quedarse en casa pudieran seguir la clase en directo. Eso nos ha ayudado muchísimo a poder completar el currículum formativo.
No debió ser sencillo planificar un curso en el que muchos alumnos iban a poder acudir a clase sólo en días alternos.
Fue duro porque pensaba que, viniendo un día sí y uno no, sólo podríamos abarcar la mitad del temario y que llegarían a la EBAU sabiendo la mitad. Debo reconocer el gran trabajo de todo el equipo directivo del instituto, que nos ha ayudado y apoyado muchísimo facilitándonos todo el material necesario para poder salir adelante.
Durante todo este periodo de pandemia todos los sectores profesionales han sufrido adaptaciones de mayor o menor calado en su actividad. Ahora se abre el debate de que algunas de esas novedades pueden ser beneficiosas y, por lo tanto, podrían quedarse cuando recuperemos la normalidad. ¿Existe alguna experiencia positiva en el campo de la educación que considere que deba permanecer inalterada tras la vuelta de la normalidad?
Creo que las evaluaciones online, a través de la plataforma que nos habilitó la conselleria, serían una buena opción que se mantuviesen. Nos ha permitido hacer ese proceso de una forma más relajada y hemos visto que, efectivamente, las podemos hacer desde casa y no es necesario estar en el instituto cinco horas encerrados.