Entrevista > Juan Ródenas Cerdá / Pintor (Elche, 1941)
Juan Rodenas Cerdá recibió clases de dibujo y modelación del escultor Pérez Alba. Ha desarrollado la mayor parte de su actividad artística en Cataluña, donde reside y tiene fijado su estudio.
Ha presentado su obra en diversos certámenes nacionales, y ha realizado varias exposiciones. Está representado en numerosas colecciones particulares y oficiales, tanto nacionales como extranjeras.
Expusiste por primera vez en 1961, en la Primera Muestra de Pintores Locales de Elche, en l’Hort del Xocolater. ¿Qué recuerdos guardas?
Tengo recuerdos muy agradables. Con veinte años llevaba unos cinco pintando, y lo que menos esperaba era una invitación de la corporación. Los dueños eran los de la futura CAM e hicieron una exposición local. Tuve la suerte de que hicieron una mención a la luz que mis cuadros reflejaban.
Yo pertenecía a un grupo que se dedicaba a pintar y había un movimiento pictórico importante en Elche. Por ejemplo, cada año el Casino organizaba una exposición anual de médicos-pintores. La pintura no tenía nada que ver con lo que ahora se hace; ahora todo es más conceptual, no enseñan dibujo en las academias de bellas artes, enseñan filosofía.
¿A qué se debió tu cambio de residencia a Cataluña y cómo ha influido en tu obra?
Como médico he tenido la oportunidad de pintar y escribir. Hice la carrera en Granada y desde el año 1968 resido en Barcelona. No quiere decir que haya dejado de venir a Santa Pola o Elche. Me siento muy contento de vivir en Barcelona porque es un gran lugar, y culturalmente es muy importante.
«La acuarela me permite reflejar el arte como lo siento»
Desde 1990 utilizas la acuarela como medio de expresión artístico. ¿Qué te aporta esta técnica?
Soy crítico de mi obra, cuando veo un cuadro mío pintado al óleo hay grandes superficies de color que son las mismas que después utilizo cuando empleo la acuarela. La acuarela va más con mi manera de ser, porque me permite reflejarlo como lo siento y más rápido.
Soy un amante de pintar momentos, impresiones y sensaciones de luz, más que de darle vueltas a un tema. El óleo se seca y tienes que retomarlo al día siguiente, y con la acuarela me siento mucho más cómodo.
Has expuesto en Cataluña, Valencia, Baleares, Vizcaya… ¿Cuál ha sido tu exposición más completa?
Si soy sincero a mí mismo, hay una exposición en 2004 que caló mucho en mí, y se la debo a CAM. Fue la exposición ‘Luz y atmósfera’, en la sede social del Gran Teatro de Elche. A mí me gustó mucho.
En el 2006 hubo otra exposición en el Castillo Fortaleza de Santa Pola titulada ‘El espacio como concepto’ y toda la pintura que se mostraba eran espacios con mucha libertad, paisajes de salinas, de la sierra. Me llevó a un contacto pictórico muy importante con Santa Pola. A pesar de que mi profesión ha sido la de médico, he formado parte de una treintena de exposiciones individuales y más de cincuenta colectivas.
Tu obra figura en el Museo de Arte Hispánico y Latino Americano de Miami. ¿Cómo sucedió?
Crearon un grupo de pintores catalanes. Yo estoy en un par de diccionarios, como el Diccionario Rafols de artistas contemporáneos de Cataluña y Baleares. Entre los que formamos parte de él, recogieron una serie de obras y están expuestas en Miami.
La pintura que salió de Barcelona hacia allá fue pintura figurativa. Yo utilizo grandes espacios de color, de luz, de aguas y, si se me permite el atrevimiento, parecen obras de Zóbel. Mi pintura en ocasiones raya la abstracción.
«Mi relación con Santa Pola es muy natural, muy fluida»
Según dices, fuiste a Santa Pola por primera vez en el vientre de tu madre, antes de nacer. ¿De ahí ya surgió un vínculo muy estrecho? ¿Cómo era Santa Pola en tu juventud?
Es algo literario pero es verdad. Nací en agosto y en julio ya estaba por Santa Pola. Siempre he venido con mis padres a veranear, como hace la mayoría de ilicitanos, y posteriormente me compré una casa en la playa de Levante. Mi relación con Santa Pola es muy natural, muy fluida.
En el año 91 expuse en Santa Pola, en el actual Baluarte del Duque, que no era tal, no estaba arreglado ni existía la sala del Museo del Mar. Participé como asistente en un primer y segundo congreso de estudios locales. El segundo fue internacional e intervine de una manera activa, mostrando obra mía que se presentó y que forma parte de un libro que se hizo para la ocasión, cuya portada y contraportada son acuarelas mías.
La exposición virtual ‘La mirada consciente’ se puede visitar online en los canales digitales del Museo del Mar. ¿Cómo describes esta exposición?
Soy un hombre afortunado y agradecido. Es gracias a quien dirige el Museo del Mar y, concretamente, a la directora Maria José Cerdá Bertoméu. Sin ella hubiera sido imposible. También han participado la anterior directora María José Sánchez, Miguel Cuervo-Arango y Antonio Màs i Miralles, y la han hecho posible. La exposición muestra sobre todo mucha luz. Hay mucha obra mía formando parte del patrimonio cultural de Santa Pola.
«La vena artística, nunca en mi vida la he dejado»
¿Qué conexiones existen entre tus facetas artística y profesional como doctor en medicina?
Es un tema complicado; merece un libro aparte. A mí no me convence quien dice que los médicos son unos intelectuales porque es una necesidad dentro de su profesión. Los hay que sí y los hay que no, como los abogados o ingenieros. En cuarto de medicina, con todas las asignaturas aprobadas, le dije a mi padre que quería hacer bellas artes. Afortunadamente, mi padre se plantó y me dijo que terminara lo que estaba haciendo.
Tenía indicios de artista desde pequeño y por en medio se interpuso la medicina. La vena artística no la he dejado nunca.