Como con tantas otras cosas, el genio de Leonardo Da Vinci adelantó al polímata renacentista varios siglos a su tiempo, ya que el primer grabado de lo que podría entenderse como el concepto de automóvil lo firmó el italiano nada más y nada menos que en 1495. En cualquier caso, habría que esperar hasta 1769 para que Nicolas-Joseph Cugnot inventara lo que podría considerarse como el primer coche de la historia, un automóvil de dos cilindros y tres ruedas llamado Fardier con una velocidad de cuatro kilómetros por hora.
Pocos podrían imaginar en ese momento que aquel invento iba a ser el responsable de la que, seguramente, haya sido la mayor transformación paisajística en la historia del planeta Tierra. Sin él nunca habrían hecho falta calles asfaltadas, grandes carreteras o autopistas, y las ciudades, como hasta su llegada, habrían guardado un dibujo muy distinto al actual.
La nueva normativa refuerza los esfuerzos de Benidorm para cambiar el paradigma en la movilidad
Ahora, dos siglos y medio después, la emergencia climática y el cada vez más cercano final de los combustibles fósiles nos están llevando a un nuevo paradigma: el de la paulatina desaparición de estos vehículos en su concepto actual. Para ello, la Unión Europea (UE) y sus distintos Estados miembros están aprobando diversas leyes encaminadas a hacer desaparecer el coche de combustión a mediados del presente siglo.
La UE obliga a las ciudades como Benidorm a crear estas zonas antes de 2023
Plan presentado
Fue la UE la primera en dar un paso adelante poniendo en marcha una normativa que obliga a las ciudades de más de 50.000 habitantes, como es el caso de Benidorm, a crear una zona de bajas emisiones para rebajar los valores límites de calidad del aire aceptados.
Esta normativa implica que la capital turística tendrá que implementar las acciones necesarias para cumplir la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de Cambio Climático y Transición Energética. Entre otras cuestiones, la norma estipula que se “adoptarán planes de movilidad urbana sostenible que introduzcan medidas de mitigación que permitan reducir las emisiones derivadas de la movilidad, incluyendo al menos el establecimiento de zonas de bajas emisiones antes de 2023”.
Benidorm ya presentó, hace más de un año, su propia zona de bajas emisiones. La ciudad se adelantaba así varios meses a que el tema se colara de forma sistemática en la agenda informativa; fue algo que solo sirvió para que la iniciativa se topara con el frontal rechazo de buena parte de la opinión pública, que en aquel momento apenas conocía esos planes europeos de carácter obligatorio para municipios como la capital turística de la Costa Blanca.
El mapa de las bajas emisiones
En concreto, la zona de bajas emisiones benidormense, al menos en ese primer plan ya presentado, está delimitada por la avenida Europa en su confluencia con Lepanto, extendiéndose desde la primera línea de Levante hacia la zona Centro y el Casco Antiguo, y de ahí alcanzando la franja marítima de Poniente hasta el cruce de Armada Española con Vicente Llorca Alós.
En su almendra central engloba el área comprendida entre las calles Ruzafa, Venus, Almendros y Marqués de Comillas. Además, también tiene prevista la restricción de vehículos a dos puntos emblemáticos de la ciudad: el Mirador de la Cruz de la Serra Gelada y la Ermita y Tossal de La Cala.
La propuesta inicial, muy discutida por la ciudadanía, sigue sobre la mesa
Sin fecha concreta
Esa oposición casi unánime de rechazo a la medida provocó que la entrada en vigor de la misma, anunciada inicialmente para este 2021, se haya pospuesto por el momento; sin una fecha concreta, pero con el año 2023 como final de trayecto, tal y como marca la directiva europea de la que emana.
Así pues, como con buena parte de los no menos polémicos límites de velocidad impuestos en las calles más céntricas de la ciudad -también fruto de los esfuerzos de la UE por reducir las emisiones producidas por el tráfico en sus grandes y medianas ciudades-, lo mejor que pueden hacer los vecinos y visitantes de la capital turística del Mediterráneo es, simplemente, asumir la idea de que más bien pronto que tarde la zona de bajas emisiones de Benidorm será una realidad.
Fin del coche de combustión
Eso, claro, en primera instancia, porque lo que realmente persiguen todas las normativas, incluida la recién aprobada Ley del Cambio Climático, es eliminar por completo los coches de combustión de nuestras calles. Así, la normativa nacional ha fijado un horizonte de veinte años para que se deje de vender este tipo de vehículos, un reto que han hecho suyo fabricantes como Volvo, Ford o Volkswagen.
Pero si el desafío de dejar de vender coches de combustión en 2040 parece complicado, más se antoja que, como marca la hoja de ruta, los mismos dejen de circular por completo en nuestro país solo diez años más tarde, en 2050. Para ello, iniciativas como la actualmente propuesta por Benidorm se tendrán que extender no solamente a otros municipios y ciudades, sino a áreas cada vez más grandes de la ciudad.