Solo una persona nacida en la provincia de Alicante ha logrado llegar a la presidencia del Gobierno nacional. Es cierto que José Canalejas fue presidente como diputado por Alcoy a principios del siglo XX, pero era gallego. El único alicantino que ostentó tal alto cargo fue el torrevejense Joaquín Chapaprieta. Este octubre se cumple el 150 aniversario de su nacimiento.
Fue un político distinto, que evitó entrar en el juego de los partidos políticos y siempre intentó que la Hacienda española no se ahogara en sus propias deudas. Un objetivo tan loable como casi imposible que le granjeó múltiples enemigos y acabó dando al traste con su carrera política.
De cura a abogado
Venido al mundo en Torrevieja el 26 de octubre de 1871, su padre Vicente era un empresario de origen italiano dedicado a la madera. Siendo niño Joaquín sufrió un accidente que le causó una cojera de por vida. Este defecto físico sería posteriormente utilizado por sus adversarios políticos para ridiculizarle con chistes o caricaturas.
En un primer momento iba para cura y se matriculó en el Seminario de Orihuela. Luego acabó prefiriendo ser abogado por lo que estudió Derecho en las universidades de Madrid y de Bolonia.
Trabajó en el bufete del político liberal Joaquín López Puigcerver, especializándose sobre todo en casos administrativo-contenciosos y en Derecho Financiero. También era propietario de fincas agrícolas, en las cuales probó modernas técnicas de cultivo.
Fue presidente del Gobierno durante tres meses en 1935
Entrada en política
Su jefe Puigcerver, quien llegó a ser ministro en varias ocasiones, le convenció para meterse en política. Chapaprieta ingresó en el Partido Liberal. En aquella época del reinado de Alfonso XIII los dos partidos monárquicos (Liberal y Conservador) tenían totalmente dominado el sistema político ya que a través de fraudes electorales se aseguraban ser los únicos con posibilidades reales de acceder al poder.
Eso sí, dentro de ambos partidos había facciones internas que luchaban acérrimamente por hacerse con el mando. Nuestro protagonista estaba en la corriente Izquierda Liberal, la más próxima a democratizar el país e integrar en el sistema a los partidos republicanos y socialistas. A sus miembros se les solía conocer como ‘albistas’, pues su líder era Santiago Alba.
Ministro de Trabajo, Comercio e Industria
Chapaprieta empezó en política como diputado provincial en 1898. Tres años más tarde fue elegido diputado en el Congreso, siendo reelecto en varias elecciones. A partir de 1918 ejerció de senador.
En los periodos de gobiernos liberales ostentó diversos cargos en el Ministerio de Hacienda. Entonces ya se hizo célebre por denunciar continuamente la necesidad de reducir el déficit público debido a la precaria situación de las arcas españolas.
En 1922 el presidente liberal García Prieto le nombró ministro de Trabajo, Comercio e Industria. Durante su breve mandato ministerial, de apenas nueve meses, aprobó el primer reglamento de accidentes laborales de España, hasta que fue cesado tras el golpe militar que dio origen a la Dictadura de Primo de Rivera.
Diputado en la República
Al proclamarse la Segunda República el torrevejense pudo regresar a la política. Debido a la desintegración del Partido Liberal, se presentó como independiente a las elecciones generales de 1931 por la provincia de Alicante, pero se quedó sin ser electo por tan solo 140 votos.
Si bien no llegó a ser militante, durante esta etapa se acercó bastante a los postulados del centrista Partido Republicano Radical presidido por Alejandro Larroux. En las siguientes elecciones generales de 1933 integró como independiente la lista ‘Agraria’ que dicho partido presentó junto a la CEDA. Chapaprieta logró ser el candidato más votado de la provincia, con 6.000 sufragios de ventaja sobre el segundo.
Su gran objetivo siempre fue salvar a España de la bancarrota
Ministro de Hacienda
Aquellos comicios fueron ganados por el centro-derecha, lo cual llevó a la investidura de Lerroux como presidente del Gobierno. Sin embargo los continuos escándalos de corrupción sacudieron al Partido Radical, colocando a esta formación en una posición cada vez más débil políticamente. Los cambios de gobierno se sucedieron e incluso en 1934 se produjo una huelga e intentona golpista por parte de algunos sectores izquierdistas que dio lugar a un gran caos por el país y cientos de muertos.
Lerroux le nombró ministro de Hacienda en mayo de 1935, buscando a alguien ajeno a su partido que no cargara con un oscuro pasado, para manejar los fondos públicos. Chapaprieta de nuevo centró todos sus esfuerzos en sanear las casi quebradas cuentas del Estado aprobando una Ley de Restricciones.
Cuando en septiembre Lerroux dimitió asfixiado por el escándalo del estraperlo, el jefe de estado Niceto Alcalá-Zamora resolvió confiar la presidencia del Gobierno en un independiente. Así fue cómo Joaquín Chapaprieta se convirtió en el primer torrevejense (y alicantino) en presidir España.
Efímero gobierno
La inestabilidad política en nuestro país había alcanzado tal dimensión que el Gobierno Chapaprieta apenas duró menos de tres meses. De su efímero mandato podemos destacar que redujo el déficit público de un 5 a un 4%, fue el creador del Parque Móvil del Estado (aún existente) y suprimió cuatro ministerios para evitar gastos superfluos.
Acabó dimitiendo en diciembre por sus discrepancias con la CEDA, ya que aún siendo socios de gobierno bloquearon las reformas agrarias que proponía Chapaprieta.
Pasó ocho años de confinamiento domiciliario en protesta por la Dictadura Franquista
Exilio y confinamiento
En las siguientes elecciones celebradas en febrero volvió a ser reelecto diputado por Alicante. Sin embargo tras el estallido de la Guerra Civil el nuevo Gobierno del Frente Popular le retiró su acta en el Congreso al igual que al resto de diputados centristas o derechistas.
Es probable que hubiera sufrido represión si hubiera estado durante la guerra en España, pero afortunadamente Chapaprieta se encontraba entonces de vacaciones veraniegas en Suiza. Viviendo en el exilio rechazó una oferta de la Universidad de Caracas para ser profesor.
Regresó a España al terminar la contienda bélica. Dicen que pasó sus últimos ocho años de vida recluido en su domicilio de Madrid a modo de protesta contra la Dictadura Franquista. Falleció a la edad de 79 años.
Así fue la vida de este incomprendido político al que tanto la izquierda como la derecha criticaron por su visión independiente de la gestión pública. En Torrevieja una de las calles más céntricas lleva su nombre, al igual que el Instituto Municipal de Cultura.