Las kellys, las camareras de piso de los hoteles, de Benidorm y la Costa Blanca no aguantan más. Llevan años reclamando la mejora de sus condiciones laborales y lamentando que los continuos récords de ocupación y facturación -al menos, hasta la llegada de la pandemia que lo cambió todo- no se deje notar en su imprescindible labor.
Ahora, cuando se afronta la fase final de la negociación de su convenio laboral, lo tienen más claro que nunca: o se tienen en cuenta sus reivindicaciones o cuando llegue la próxima gran temporada alta, en el verano de 2022, habrá huelga.
La prohibición de la externalización de servicios en los hoteles es una de sus principales reivindicaciones
Dolencias crónicas
Yolanda García, portavoz del colectivo de las kellys de Benidorm, aprovecha todas las ocasiones que se le presentan para hacer entender al gran público el motivo de las quejas del sector. Para ello, nada mejor que contextualizar un trabajo penoso en lo físico, que a muchas de ellas les va dejando unas secuelas que hace que “el 67% de las camareras de piso tengamos dolencias crónicas”.
Unas mermas, las físicas, a las que también hay que sumar las psicológicas, derivadas tanto de soportar su propia situación como por el alto ritmo de trabajo al que se ven abocadas. “El nivel de estrés que llevamos la mayoría hace que muchas estemos con episodios de ansiedad que nos llevan a cuadros de hipertensión”, asegura García.
El colectivo de las kellys está estudiando la fórmula para convertirse en sindicato y participar directamente en las negociaciones
Conversión a sindicato
La asociación, por el momento, no tiene silla en la mesa de negociación de ese nuevo convenio y, por ello, debe apoyarse en el trabajo de los sindicatos. Eso es algo que quieren cambiar y ya están estudiando la fórmula para erigirse en su propio representante laboral.
Mientras ese momento llega, tal y como explica García, han trasladado a UGT y CCOO, los dos sindicatos mayoritarios en el sector, que existen “dos puntos esenciales que deben quedar muy bien definidos” en la redacción del próximo convenio laboral y que, de no ser así, las consecuencias pueden ser muy sonadas.
La sobrecarga de trabajo que sufren las camareras de piso las ha llevado al límite y amenazan con convocar una huelga
Prohibir la externalización
El primero de esos dos puntos se centra en la externalización de servicios. Para las camareras de piso, resulta esencial que “no se puedan externalizar servicios fundamentales para el funcionamiento de un hotel”, una práctica más o menos habitual y que supone que los establecimientos subcontratan a empresas multiservicio para que se hagan cargo de la limpieza o la cocina, con el consiguiente ahorro en los costes salariales.
La representante del colectivo en Benidorm y la Costa Blanca explica que “a raíz de la Reforma Laboral de 2012 se abrió la puerta a las empresas multiservicio, que aterrizaron en el sector de la hostelería para externalizar, exclusivamente, el departamento de pisos de los hoteles. Aquello no afectó a otras áreas como las cocinas. ¿Por qué? Porque somos el 30% de las plantillas”.
El colectivo se siente decepcionado por el comportamiento de los empresarios tras la crisis pandémica
Zonas libres de externalizaciones
Y aunque reconoce que la externalización “no es tan salvaje en Benidorm como puede serlo en Alicante o Valencia”, avisa que el colectivo va a luchar por atajar de una vez por todas un problema que ven como algo estructural en su profesión.
Para ello, se han propuesto como modelo el ya vigente convenio laboral de Tenerife donde, “como sucede en el resto de las Canarias y también en Baleares, no existe la externalización del departamento de pisos, que, no lo olvidemos, es el único que están externalizando los hoteles”.
«Nos sentimos tan sobrecargadas de trabajo como siempre, pero más desprotegidas que nunca» Y. García
Sobrecarga de trabajo
El otro gran caballo de batalla de las camareras de piso, en lo relativo a la negociación del nuevo convenio, son “los planes preventivos y la sobrecarga de trabajo”. Yolanda García avisa de que el colectivo ha “estudiado otros convenios y sí hemos encontrado ejemplos en los que el articulado es muy específico y en los que se nombran las cargas de trabajo específicas de las camareras de piso, así como las evaluaciones psicosociales y ergonómicas de nuestro trabajo”.
Las cifras, puestas negro sobre blanco, son muy llamativas. García asegura que, en estos momentos, cada camarera de piso debe limpiar y dejar listas una media de “25 a 27 habitaciones diarias”.
Un baile coordinado
La representante de las kellys matiza que, si bien esa cantidad ya es exagerada de por sí, existe otro problema añadido a esa sobrecarga de trabajo. “Hay que recordar que muchas de nosotras, antes de atender las habitaciones, hemos hecho las zonas comunes”, algo que obliga a que su jornada laboral se convierta en una especie de baile muy coordinado en el que todo debe suceder en el momento justo, lo que provoca, como explicaba anteriormente, la aparición de esos cuadros de ansiedad y estrés.
García lo ejemplifica diciendo que “el horario más normal es de 7:00 a 15:00 horas. Evidentemente, no puedes entrar directamente a las habitaciones a esa hora. Primero tienes que hacer salones, comedores, jardines, piscinas…”, lo que en algunas ocasiones ha provocado que los clientes que han llegado más temprano de lo esperado al hotel se hayan quejado por la tardanza en tener listos sus cuartos.
«Somos unas trabajadoras a las que nos dan un parte de trabajo y no podemos decir nada. No podemos opinar» Y. García
Cada caso por separado
La asociación de las kellys reconoce que es complicado, si no imposible, establecer una norma común para todo tipo de establecimientos ya que “cada hotel es distinto”, pero su portavoz insiste en que, para ellas, “tener un plan preventivo significa contar con los estudios ergonómicos psicosociales que marca la ley para el departamento de pisos, y tener hechas unas mediciones de tiempos que permitan calcular la cantidad habitaciones que se deben hacer en cada hotel”.
Por todo ello, las kellys exigen ahora que en ese nuevo convenio “quede muy bien especificado que los planes de prevención sean obligatorios, tal y como marca la ley. Necesitamos que el convenio esté muy especificado en cuestiones relativas a la prevención”.
La pandemia, oportunidad perdida
Resumiendo la situación, García subraya que la mayor queja que tienen las camareras de piso “es la carga de trabajo” y lamenta que, tras la reactivación del sector después de la pandemia, “pensábamos que las cosas iban a mejorar por la obligatoriedad de aplicar los protocolos sanitarios de prevención de la covid, pero ha sucedido lo que, en el fondo, sabíamos que iba a pasar: nuestra carga de trabajo ha sido la misma a pesar de que, al trabajo se siempre, debemos añadir ahora el derivado de los protocolos específicos actuales”.
García, además, reconoce que tanto ella como sus compañeras se sienten “muy decepcionadas” por el trato que están recibiendo por parte de los empresarios hoteleros una vez que el sector ha conseguido salvar lo peor de la pandemia, una época en la que las kellys también “pusimos todo de nuestra parte” para poder salir del atolladero.
Decepcionadas con los empresarios
La situación de la industria turística fue especialmente crítica durante los meses de confinamiento, y es entonces cuando se fue fraguando uno de los principales motivos por los que el colectivo asegura tener esa sensación de decepción con el empresariado.
“Hay compañeras que en la época de confinamiento recibieron cursos online sobre distintas materias, especialmente relacionados con los protocolos a implementar una vez se retomara la actividad y, sin embargo, cuando regresamos a los puestos de trabajo nos preguntábamos dónde había quedado todo aquello que, la propia patronal Hosbec, se había encargado de enseñarnos”, asegura García.
Más obligaciones, mismo tiempo
Las cosas, también en el departamento de las camareras de piso, han cambiado mucho desde la irrupción de la pandemia. Benidorm se ha esforzado enormemente por conseguir ser visto como un destino seguro en los principales mercados emisores, pero esa seguridad no se ha visto implementada entre las kellys.
Yolanda García explica que, para ellas, “la única diferencia entre 2019 y ahora es que llevamos una mascarilla. Creo que es algo muy evidente del motivo de nuestras reivindicaciones, ya que no podemos olvidar que hoy en día las exigencias de limpieza y desinfección de las habitaciones son mayores y, por lo tanto, tardamos más en hacer cada cuarto; pero seguimos teniendo la obligación de hacer la misma cantidad cada día”.
“Al final, somos unas trabajadoras a las que nos dan un parte de trabajo y no podemos decir nada. No podemos opinar. Lo único que tenemos que hacer es cumplir ese parte de trabajo”, se lamenta García.
Contratos precarios
Aunque ha existido siempre, la actual situación de volatilidad que vive el sector turístico ha disparado la precariedad laboral de las camareras de piso que, como explica García, han visto multiplicados los contratos “de apenas semanas”.
Algo que sucede “de manera muy especial con las eventuales. Hay personas a las que, tras trabajar apenas 15 días, ya les han dicho que no van a volver. Todo ello hace que nos sintamos tan sobrecargadas de trabajo como siempre; pero más desprotegidas que nunca”.
Acuerdo o huelga
El hartazgo de Yolanda García y sus compañeras es evidente después de muchos años en los que sus reivindicaciones han caído, en la mayoría de las ocasiones, en saco roto. Por ello, “hemos planteado esta serie de reuniones con los dos sindicatos mayoritarios y con quien haga falta. Ojalá pudiéramos sentarnos también con Hosbec y trasladarles a todos ellos el mismo mensaje: estamos dispuestas a apoyar cosas, pero también necesitamos que se reconozcan nuestros derechos”.
Y esta vez la propuesta negociadora viene acompañada de un ultimátum: “si volvemos a tener un convenio donde no nos sintamos representadas ya hemos trasladado a los sindicatos la necesidad, de cara a la temporada alta del próximo año, de plantear una huelga”.