Entrevista > Margarita Brugarolas / Profesora de Economía Agroambiental en la UMH (Murcia, 11-junio-1968)
Hace dos décadas un grupo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) liderados por Juan José Ruiz (actual rector) contribuyeron decisivamente a salvar el tomate Muchamiel de la desaparición, estudiando mejoras genéticas y analizando la disposición de los consumidores para consumir estas nuevas variedades.
Ahora algunos de esos mismos docentes han trabajado en un nuevo estudio para analizar las posibilidades que el tomate muchamelero tiene en el mercado a corto y largo plazo. Hablamos con la catedrática Margarita Brugarolas Mollá-Bauzá, quien imparte varias asignaturas sobre marketing agroalimentario en la UMH. Ella ha dirigido el estudio ‘Posibilidades de mercado del tomate de variedad Muchamiel‘ en colaboración con los también profesores universitarios Santiago García y Laura Martínez-Carrasco.
¿Cómo surge la idea de realizar este estudio?
Es una continuación del trabajo que llevamos realizando ya desde hace veinte años en el estudio del tomate Muchamiel en colaboración con su ayuntamiento, el cual siempre nos ha manifestado su voluntad de trabajar por recuperar el cultivo. De hecho la actual concejala de Agricultura, Lara Llorca, fue nuestra alumna.
Esta variante tiene muchos activos como su fuerte identificación con el territorio o la recuperación de prácticas tradicionales. Pero también presenta problemas como que no tiene un cultivo fácil o que presenta una baja resistencia a la virosis. Además de que cada vez hay menos agricultores.
Por eso nuestras primeras investigaciones se centraron en acelerar la evolución de la naturaleza para hacer tomates más resistentes al virus sin que perdiese sus característicos olor, sabor, forma, etc. Ahora estamos analizando más en profundidad sus posibilidades comerciales.
«La unión de los agricultores mutxamelers les facilitaría acceder a los grandes distribuidores»
¿Habéis entrevistado a productores y comerciantes?
Sí. Buscábamos averiguar qué factores podían favorecer el cultivo y su aceptación en los mercados. Para la primera parte entrevistamos a agricultores de la zona. En la segunda a minoristas y a consumidores tanto de Mutxamel como de fuera.
Además conversamos con algunos productores que hacen venta directa, y también fuimos a Alcampo, pues ahora los grandes distribuidores buscan acercarse al consumidor local ofreciendo productos diferentes en cada localización.
¿La principal conclusión del estudio es que hay poca oferta de tomate Muchamiel en el mercado?
Para empezar es que hay pocos productores, y además los nuevos aún no saben bien cómo se cultiva. En las entrevistas notamos que los agricultores mutxamelers tienen mucha querencia por querer recuperar este tomate, pero quizás están obteniendo más rentabilidad con otros productos.
¿Cómo podríamos introducirlo más en el mercado?
La calidad es clave, porque cuando se introduce un producto en el mercado tiene que estar perfecto pues sino el consumidor no lo vuelve a comprar más. Recientemente organizamos unas jornadas donde yo comenté la posibilidad de poner en marcha algo parecido a una iniciativa que se está llevando a cabo en Cataluña para enseñar a los agricultores, sobre todo a los nuevos, las mejores técnicas para manejar los cultivos.
También juega un papel clave la hostelería local, para que se ofrezca este producto bien elaborado y condimentado.
«La hostelería debe ayudar a identificar el tomate Muchamiel en la carta»
¿Los restaurantes de la comarca no suelen servir tomate Muchamiel?
Depende, algunos sí pero no existe una gran identificación por el tomate. En la carta no suele reflejarse ‘ensalada de tomate Muchamiel’ como sí se hace con el vino Rioja, por ejemplo, o incluso con el tomate Raf o el rosa de Altea.
¿Los productores creen que podrían vender más si incrementan la producción?
Hay de todo. En algunos casos sí, pero otros tienen cierto miedo de dar el paso. Competir con otras variantes no es fácil. Ahora mismo la que tiene más éxito es el Raf, un tomate que ha sido sometido a estrés hídrico para que concentre mucho sabor.
Además visualmente el de Muchamiel no es que sea precisamente lo que yo llamaría un tomate precioso pues tiene cambios de colores. Por ejemplo, algunos productores nos comentaron que su característico rajado les supone un problema para la comercialización.
¿Quizás habría que informar más al consumidor para que sepan distinguir un buen tomate?
Sí. Muchos consumidores incluso no saben identificar cuando está bueno, pues buscan tomates que estén muy rojos y en el caso de la variante mutxamelera su estado óptimo es que esté algo verde. Cuando ya está rojo, es mejor usarlo para gazpacho.
«El sello de calidad de la Generalitat podría contribuir a posicionarlo en el mercado»
El Ayuntamiento ha demandado a la Generalitat que se reconozca el tomate Muchamiel con un sello de calidad propio. ¿Crees que esto ayudará a posicionarlo mejor en el mercado?
Efectivamente esto podría ayudar ya que es un distintivo que facilitaría su identificación y diferenciación, lo cual es muy bueno de cara al consumidor. Además esto ayudaría a evitar los posibles fraudes.
Fíjate que una de las cosas que hemos averiguado a través de este estudio es que los consumidores suelen pensar que el tomate Muchamiel es pequeño, lo cual no es cierto. Pensamos que esto se puede deber a que los tomates que van al mercadillo son de calidad y tamaño inferiores.
¿Alguna otra conclusión interesante del estudio?
Para poder acceder a los canales más mayoritarios, sería interesante que los agricultores se coordinen entre ellos. Si un gran distribuidor tipo Alcampo o Carrefour quiere comprar grandes cantidades, posiblemente un pequeño agricultor por sí solo no pueda dar abasto. Pero muchos pequeños pueden hacer un grande.