Entrevista > Raquel Rico-Bernabé, ex asesora de la ONU (Petrer)
Durante las últimas semanas, el mundo entero está viviendo una auténtica pesadilla por la invasión rusa en Ucrania. Las imágenes que nos llegan desde el este de Europa muestran un panorama desolador de muerte y destrucción que hacen recordar algunos de los episodios más oscuros que ha conocido el continente europeo en el siglo XX.
El papel de la ONU
El drama que sufren millones de ciudadanos ucranianos dejando atrás sus hogares para escapar del horror de la guerra, ha puesto en tela de juicio la seguridad de la que, supuestamente, disfrutamos en occidente.
Puesta en marcha la maquinaria militar y diplomática, es necesario entender algunas de las decisiones que se toman en el seno de los organismos supranacionales para intentar poner fin al conflicto armado, así que hemos hablado con una mujer que ha trabajado durante catorce años en Naciones Unidas, la petrerina Raquel Rico-Bernabé, para que arroje algo de luz sobre cuál es el papel que desempeña esta organización internacional cuando estalla un enfrentamiento de estas características.
Me gustaría que comenzaras hablándome sobre ti, que me cuentes cómo llegas a Naciones Unidas y qué funciones desempeñabas en la organización.
Comencé trabajando para Naciones Unidas en 2004 en Sierra Leona, como oficial político dentro de la misión de paz de la ONU. En ese momento trabajábamos sobre todo en temas de reconstrucción postconflicto. Con el tiempo me especialicé en asistencia electoral (el apoyo que se da a los países que salen de una guerra o de una dictadura y necesitan ayuda para llevar a cabo elecciones democráticas).
Desde entonces trabajé en ese campo en diferentes países. Siempre dentro de misiones de mantenimiento de la paz o en el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD). Mi último puesto era en la sede, en Nueva York.
«El sistema de veto del Consejo de Seguridad es cuestionable»
¿Cómo es el sistema de funcionamiento interno de la ONU?
Para comprender el sistema de Naciones Unidas, en mi opinión hay que entender que la ONU no está formada por un único órgano. Todos conocemos los más nombrados, como la Asamblea General o el Consejo de Seguridad.
La Asamblea General es el único órgano en el mundo que cuenta con representación universal (en ella están los 193 países). Se debaten y aprueban cuestiones que atañen a la humanidad, como el cambio climático, la agenda de desarrollo sostenible, etc. Trabaja durante todo el año y, en mi opinión, es necesario como foro de discusión mundial y para lograr acuerdos.
En cambio, el Consejo de Seguridad, cuenta con cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) que tienen derecho a veto, y diez miembros no permanentes. Su responsabilidad principal es mantener la paz y seguridad internacionales, por lo que debe determinar la existencia de amenazas contra la paz o de actos de agresión. También tiene la capacidad de imponer sanciones e, incluso, autorizar el uso de la fuerza para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales.
¿Entonces, con Rusia en el Consejo de Seguridad, la organización de Naciones Unidas está ‘atada’?
Poner freno al conflicto en Ucrania atañe especialmente al Consejo de Seguridad. Uno de los principales desafíos es precisamente la capacidad de veto de sus cinco miembros permanentes. Desde que Naciones Unidas fue creada en 1945, el Consejo de Seguridad ha aprobado el envío de cascos azules a muchos países. En el caso de Ucrania una de las partes directamente involucrada es Rusia que, con su capacidad de veto, impide una acción así.
Pero ese no es todo el mandato del Consejo de Seguridad. También tiene la capacidad de llevar a cabo diplomacia preventiva. De hecho, ahora está trabajando en eso: impulsando acuerdos entre las partes involucradas y barajando sanciones. Por supuesto, en el caso de Ucrania es muy complicado.
Entonces es el veto de Rusia el motivo por el que no se mandan fuerzas militares de paz de Naciones Unidas.
Exactamente.
«Las misiones de los cascos azules facilitan los acuerdos de paz y la reconstrucción posbélica»
Si la capacidad de veto de los miembros permanentes es un reto para el Consejo de Seguridad, ¿se podría expulsar a Rusia de este órgano?
No, precisamente porque se requiere unanimidad. En mi opinión, lo que pone de manifiesto este conflicto es que el sistema establecido tras la II Guerra Mundial para evitar una tercera, con los años y el cambio de la realidad internacional, ya no responde a la situación actual. Por eso se oyen voces de analistas diciendo que se necesita un nuevo orden mundial.
¿Se refieren con ello a que Naciones Unidas ya no es funcional?
No exactamente. No debemos olvidar que, además de esos dos órganos que hemos mencionado antes, la ONU tiene muchos otros que llevan a cabo una gran labor. Por ejemplo, sus agencias especializadas en temas concretos, como UNICEF, la OMS, la UNESCO… por mencionar las más conocidas.
«El Consejo de Seguridad tiene capacidad para llevar a cabo diplomacia preventiva»
¿Son esas las que trabajan cuando se pone fin a un proceso armado?
Esas y otras, sí. Las misiones de mantenimiento de la paz, o cascos azules, como se las suele llamar, también tienen un componente civil que facilita los acuerdos de paz y ayuda en la reconstrucción posbélica. Se hacen muchas cosas, como apoyar las primeras elecciones democráticas, fortalecer el funcionamiento de los Ministerios, del Parlamento, etc.
¿Cuáles crees que son los desafíos actuales a los que se enfrenta la ONU o qué aspectos deberían considerarse para reformar?
Yo creo que el sistema de veto y la membresía del Consejo de Seguridad son cuestionables. De hecho, hay países que, desde hace años, consideran que deberían ser miembros permanentes. Por otro lado, considero que, a nivel global, para que sea más representativo debería tenerse en cuenta la cantidad de personas que representa el voto de cada país.
Otro elemento importante es la concepción de los cascos azules. Mientras la ONU dependa de aportaciones militares voluntarias de los países no dispondrá de un cuerpo de intervención homogéneo.
Y muy importante es decidir si realmente queremos un órgano mundial con capacidad para poner freno a ciertas atrocidades, que sea independiente y que, por tanto, no esté supeditado a los distintos intereses nacionales. Pero eso afectaría a la concepción de la soberanía nacional; y es algo muy complicado…