Entrevista > Joan Ribó / Alcalde de Valencia (Manresa, Barcelona, 17-septiembre-1947)
En nuestros primeros pasos en la capital del Turia hablamos con el Alcalde de la ciudad, en una conversación distendida en la que queremos conocer más a la persona que al político.
Empieza por comentarnos el motivo de nacer fuera de su localidad. “Nací en Manresa porque mi madre tuvo un problema con su primer hijo, y entonces quiso ir al hospital. Me crie en Ribera de Urgellet, provincia de Lleida, muy cerca de tierra de contrabandistas. Siempre me acuerdo que tenía compañeros del colegio que me reconocían que llegaban cansados a clase porque por la noche habían estado pasando tabaco de Andorra. Era algo usual en aquel momento”.
«Para mí fue muy duro a nivel afectivo dejar a mis padres a los once años, solo los veía en navidades, pascua y verano»
He leído que recuerdas tu infancia con vacas, el sonido del río y mucho verde. Luego fuiste a Barcelona y a Valéncia. Menudo cambio.
El cambio fue brutal, sí. Recuerdo mi niñez como una infancia dorada. Estaba rodeado de prados e iba al colegio acompañado de un perro. Desde luego son recuerdos muy bellos.
Y a los once años pasaste a vivir tú solo en Barcelona.
Sí, para mí fue muy duro a nivel afectivo dejar a mis padres. Solo los veía en navidades, pascua y verano. Es algo que no recomiendo, y de hecho he procurado que no les ocurriera a mis hijos. Al menos hasta que sean mayores.
Supongo que en esa época era imposible cursar el bachillerato en pueblecitos de interior.
Era prácticamente imposible. Fui de los primeros en mi generación que estudió bachillerato hasta el final. Luego ya se generalizó unos quince o veinte años después. Otra manera de estudiar era lo que hizo un compañero mío, que se fue de seminarista hasta que cuando ya terminó el bachillerato y le tocaba ordenarse de manera definitiva dijo “oye, me voy porque no tengo vocación”.
Entre tus hermanos sois tres chicos y una chica, y tú eres el mayor. ¿Ellos también tuvieron que estudiar fuera?
Mi segundo hermano sí. Él estuvo estudiando también para cura, pero cuando se hizo mayor ya dijo que no. Tuvo una formación agraria en el campo. Mi hermana fue a Lérida para estudiar de maestra. Y mi otro hermano estudió por el procedimiento normal.
Es una cuestión de evolución de la sociedad. Cuando empecé prácticamente nadie estudiaba; cuando lo hizo mi hermana ya había más gente, y ahora ya estudia todo el mundo.
En los estudios tú llevabas las matemáticas y las ciencias bien. ¿Qué tal el arte?
Muy mal, siempre suspendía. Es que dibujo muy mal, como un niño pequeño. Siempre me acordaré que en la carrera de Ingeniero Agrónomo me suspendieron el dibujo en primero, y luego en otra asignatura de proyectos también tuve problemas. Sinceramente soy muy negado para dibujar.
Y en el arte musical también. De hecho intenté tocar la guitarra y no hubo manera. Al final se la regalé a una novia que tenía (risas).
«Existen conceptos históricos equivocados, yo tenía relación con muchos comunistas cristianos»
La gente joven supongo que no entenderá estas cosas, pero has contado que te influyó mucho un cura que hablaba de marxismo.
Mucho. Fue mi profesor de filosofía del último curso de bachiller, el año que el Concilio Vaticano se puso en marcha. Era la primera vez que oía hablar de la relación entre el marxismo y el cristianismo. A mí me influyó mucho porque vengo de una familia muy religiosa. De hecho luego estuve en Cristianos por el Socialismo, y otras organizaciones religiosas como la Hermandad Obrera de Acción Católica o algún sindicato. Para mí era un tema fundamental.
Sin embargo, habitualmente se tiene como concepto que cuando llega el comunismo se queman las iglesias…
Eso es un concepto equivocado. Recuerdo que muchos militantes del partido o los comunistas catalanes iban a la iglesia, como Alfonso Carlos Comín. Yo tenía relación con muchos comunistas cristianos.
Tengo entendido que aquel Concilio Vaticano fue la primera vez que tú veías algo por televisión, aunque al final la televisión la has tomado como un aparato innecesario.
Si he de ser sincero, para mí la televisión en estos momentos es solo ver los noticieros de La 1. Prefiero leer novelas. Si me hablas de una serie me has dejado KO, soy casi analfabeto en ese tema. Salvo que sea una serie de un tema muy determinado, me da la sensación de perder el tiempo.
Creo que eso se debe a que nunca estuve en casa viendo la televisión a la hora de comer, porque cuando llegó ya me pilló mayor. Mis hijos sí que la ven con naturalidad, pero yo con la misma naturalidad me voy a leer algo.
«Para mí la televisión en estos momentos es solo ver los noticieros de La 1. Prefiero leer novelas»
Siguiendo con tu trayectoria te desplazas a València para estudiar Ingeniería Agrícola en la Politécnica. Imagino que eso fue otro golpe al tener que dejar a tus amigos de Barcelona y empezar de cero.
Sí, eso fue importante para mí. Allí tenía muy buenos amigos y amigas. Cuando regresas a Barcelona los vuelves a ver, pero el tiempo va a alejándote y a la vez vas haciendo amigos nuevos en Valencia. Estaba en un colegio mayor donde encontré otra vez un cura muy religioso y socialmente progresista que también me influyó muchísimo y me vinculó a varias organizaciones.
Has sido profesor siete años en las escuelas superiores de Ingenieros Agrónomos.
A mí siempre me ha encantado la docencia. Y eso que la primera vez que me tocó dar una clase, que fue en Biológicas, me tuve que tomar un coñac del miedo que me daba.
Pero en general siempre me ha gustado mucho, es algo muy creativo. Y si me pasé a la enseñanza media en parte fue porque generalmente encontraba que la gente era mucho más participativa que en la universidad, donde tú hablas y los alumnos toman sus apuntes pasando un poco de ti. Desde luego cuando vuelva a reencarnarme espero ser de nuevo profesor.
La docencia es algo muy peculiar porque es empezar de cero cada año.
Efectivamente. Y es algo muy creativo porque cada vez te encuentras con nuevos alumnos que pueden ser más participativos o pasivos. Nunca es una marchita que ya está hecha, cada día tienes que improvisar e introducir elementos nuevos. Para mí, la mejor profesión del mundo.
En 1983 entraste por oposición como catedrático de Enseñanza Secundaria.
Primero como agregado de Física o Química en 1978. No podía pasar como catedrático pues no era licenciado sino ingeniero.
«La primera vez que me tocó dar una clase me tuve que tomar un coñac del miedo que me daba»
¿Y cuál es tu situación actual a este respecto?
Ahora estoy jubilado, desde 2011. Lo cierto es que me jubilé, y luego me desjubilé para ser alcalde. Estuve de profesor hasta 1995 cuando pedí la excedencia para ser diputado por Esquerra Unida, lo cual fue hasta 2007. Podía haberme jubilado entonces, pero me apetecía volver a ser profesor así que volví a ejercer por otros cuatro años.
Esa fue la etapa en la que hubo todo aquel conflicto dentro de Izquierda Unida. Incluso os llegaron a expulsar a algunos…
Efectivamente nos expulsaron a unos cuantos. Pero bueno, ya no me acuerdo de aquello. No tengo ningún rencor ni acritud.
Tus inicios en política fueron en la constitución del Sindicato Democrático desde las posiciones cristianas progresistas.
Así fue. Mira, siempre recordaré que en segundo de carrera no me metieron en la cárcel gracias a que un catedrático, llamado Eduardo Primo Yúfera, me puso un examen y por ello no pude ir a una concentración de delegados sindicales estudiantiles en Barcelona.
Al compañero que fue en mi sustitución le detuvieron, le cogieron los datos y luego tuvo problemas con la mili. La verdad es que mirándolo con mucha perspectiva, el señor Primo Yúfera me hizo un favor (risas). Fue un golpe de suerte total.
«Me pasé a la enseñanza media en parte porque generalmente encontraba que la gente era mucho más participativa que en la universidad»
Ingresaste luego en el Partido Comunista del País Valencià cuando se constituye la Junta Democrática.
Yo tenía una serie de ideas un poco vinculadas al anarcosindicalismo, así que he de decir que tenían ciertas reticencias hacia el Partido Comunista. Digámoslo claro, no lo acababa de ver muy democrático.
Sin embargo cambié de opinión en el momento que escucho por Radio París a Santiago Carrillo, a uno del Opus Dei y a una serie de figuras importantes fundando la Junta Democrática. Entonces vi que el planteamiento democrático ya estaba claro, así que a los pocos días ingresé en el PCE.
¿Cómo se organizó el PCE en la España de aquel momento? A los jóvenes les costará hacerse a la idea ya que ahora afortunadamente todo es posible.
En aquel momento el PCE se organizaba en células y yo estuve en la de los profesores de universidad durante unos años. Aquí organizamos la Junta Democrática de la Universidad Politécnica. Esa era nuestra lucha concreta y tuvimos bastante participación tanto de alumnos como de profesores.
Al cabo de unos años yo ya tenía ganas de romper con el mundo universitario y me pasé a la organización de barrio. Empezamos a trabajar por un lado en el sindicato CC.OO., y por otro lado en la célula del barrio.
A pesar de la gran rivalidad que existía entre aquellos que habían estado exiliados y los que no querían perder el poder, se podía llegar a consensos. Menuda diferencia con ahora. ¿Es tan complicado llegar a acuerdos como parece?
Yo no lo entiendo. Estamos en un momento en el cual la gente sale a pelearse. En aquella época por supuesto había fuerzas que se oponían al avance democrático, pero se llegó a consensos con partidos muy conservadores que representaban a la Iglesia. Eso fue el gran éxito de la Transición.
Por supuesto fue muy complicado y aquí en Valencia también. Ahora que celebramos el cuarenta aniversario de estatuto, ya te digo lo duro que fue… pero salió. Y cuarenta años después podemos decir que aquel trabajo aquí está. En política es muy importante buscar consensos, porque cuando los encuentras, incluso aunque una fuerza política al día siguiente diga que esto no… le cuesta romperlo.
«Desde el estado existe un menosprecio o un cargarle el muerto a los ayuntamientos en general»
Después de haber estado mucho tiempo en la Generalitat como diputado y candidato a presidente de Les Corts, cambias al Ayuntamiento, primero como concejal y luego alcalde. ¿Qué diferencias notas?
La diferencia es muchísima. Allí hablas de cosas más globales, y aquí de si se te estropea algo porque hay una piedra en una calle o que falta un árbol en otra.
Es bonito, porque la gente quiere cosas muy concretas. Allí hablábamos de grandes teorías y leyes, que está muy bien, pero eso tiene una aplicación lenta que cuesta muchos años. Aquí hablamos de cosas que, hay que reconocerlo, también cuestan y estás más expuesto a la ciudadanía.
Además desde hace unos años hay que licitar todo, existe limitación para gastar los remanentes… es muy complicado hacer cosas.
Creo que debe haber una manera más rápida de hacer las cosas. Con las leyes que tenemos actualmente es imposible, porque como te saltes un paso, tienes luego un tribunal que te pone a caldo y te llama prevaricador.
Quizás la solución sea no pensar que todo el mundo es malo por inercia, sino intentar pillar al que de verdad lo es y dejar trabajar al resto…
Estoy de acuerdo contigo, la ley está pensada para eso. Aunque te aseguro que el que es malo muy malo le da la vuelta y se escapa por otro sitio. Y sinceramente no sé cómo se podría hacer un mecanismo más fluido y que no permita los chanchullos. El problema es que éste es muy poco fluido y aún así luego ves chanchullos. Se me ocurren varios ejemplos… pero prefiero no decirlos (risas).
«No puedes licitar porque no tienes gente, y tampoco puedes contratar más gente. Es el pez que se muerde la cola»
Ente los aproximadamente 8.400 ayuntamientos que existen en España tenían un 2% de la deuda pública, mientras que la suma de autonomías y Estado supera actualmente con creces el 100% del PIB. ¿Realmente había que penalizar a los ayuntamientos, que es lo más cercano al ciudadano, poniéndoles tantas trabas?
Está claro que no. Eso lo estamos viendo por desgracia con todos los gobiernos. No tiene sentido que penalicen a todos los ayuntamientos. Por ejemplo, sacan una ley para ayudar a todos los transportes públicos… menos al municipal. A ver, que nosotros pagamos el gasoil igual que el Estado o la comunidad.
Por desgracia estas cosas singuen pasando. Existe un menosprecio o un cargarle el muerto a los ayuntamientos en general. Y no solo en Valencia, estoy seguro que los alcaldes de Valladolid o Zaragoza dirán lo mismo aún siendo de PSOE y PP. Esto no puede seguir siendo así.
Además en los ayuntamientos no hay suficientes técnicos como para licitarlo todo.
Claro. No puedes licitar porque no tienes gente, y tampoco puedes contratar más gente. Es el pez que se muerde la cola.
Son ya dos mandatos electorales que casi has cumplido. El primero con nueve concejales y el segundo con diez superando al PP como algo histórico. ¿Qué te encontraste a la salida de tu predecesora Rita Barberá?
Lo primero que me encontré fue con una situación nueva. No habíamos tenido un gobierno progresista en Valencia desde 1991, es decir 24 años antes. Fue algo muy novedoso.
Respondiendo a tu pregunta, lo primero que me encontré fue con unos problemas económicos muy gordos. El gobierno de derechas no había sido nada eficaz en la gestión de los recursos públicos. Nos encontramos con unas deudas impresionantes que hemos conseguido reducir. De 107% a por debajo del 30%.
Tuvimos que resolver embolados como el famoso parking del Mercado Central. Ahí se tuvieron que poner unos siete millones de euros para arreglarlo y ya está funcionando. En la Marina se debían 370 millones de euros, eso lo ha pagado el Estado y ya está prácticamente subsanado.
«Cuando llegamos había una deuda del 107% que hemos reducido por debajo del 30%»
¿No deberían haberse realizado esos grandes eventos?
Claro que se pueden hacer eventos, pero lo que no puedes es cargárselos hasta a los nietos.
Luego el caso del PAI del Grao con esas historias de que tenemos que pagar cincuenta millones. ¿Y para qué ha servido? Recuerdo la famosa frase de Camps: “Eso no nos costará ni un euro a los valencianos”. Pues uno no, cincuenta millones. También el de la Feria, con unas deudas cercanas a los 700 u 800 millones de euros.
¿Consideras que era un fallo de gestión?
Cuando llegamos nos encontramos con que todos los policías se jubilaban y no se habían convocado oposiciones desde hacía mucho tiempo. Y los autobuses tenían unos 16 años de media. Así que te preguntas, ¿y en qué han gastado el dinero?
Además su gestión urbanística estaba pensada para grandes eventos, y no para el día a día. Y su movilidad era para llegar a la plaza del Ayuntamiento tardando diez minutos en coche. Para mí la movilidad es andar, ir en bici, el transporte público y el coche privado. En este orden, y no solo lo último.
Con los carriles-bici has tenido mucha polémica.
Claro que he tenido, pero hay que tener claro el planteamiento. Por ejemplo recuerdo un carril-bici que pusimos por el Antic Regne de València en 2019. Nos pusieron a caldo y la derecha decía que lo iba a quitar cuando gobernara. Luego llegaron las elecciones y resulta que Compromís subió votos en las mesas de aquella zona.
Entiendo que la gente critique, porque si estás aparcando en un sitio y dejas de poder hacerlo, pues te enfadas. Pero se encuentra aparcamiento en otro sitio, no hay problema. Igual que si alguien está acostumbrado a conducir a una velocidad y ahora le toca ir más lento, pues entiendo el cabreo, pero hay que hacerlo. Porque Valencia debe ser una ciudad pensada para las personas, no para los coches. Y eso nosotros lo tenemos muy claro, por mucho que nos pongan a caldo.
Después de solucionar un primer mandato con los problemas que me comentas, en el segundo te encuentras con la pandemia. ¿Cómo están las cuentas después de todo lo que se ha tenido que ayudar a diferentes sectores?
Pues mira, las cuentas están bien. Estoy contento de poder decir que somos uno de los ayuntamientos grandes que más ha ayudado a su gente. Y el dato es que somos la ciudad donde más está descendiendo el paro, por algo será. Hemos ayudado al comercio, a los pirotécnicos y a todos los sectores que no podían acceder a ayudas de la Generalitat y el Estado. Porque las grandes empresas no es nuestro asunto.
Creo que la gente ha percibido que el pequeño comercio tiene una ayuda, que en los bares hemos hecho toda la ampliación de las terrazas, etc. Y en las cuentas seguimos bajando la deuda y no hemos tenido que subir los impuestos.
Al margen de la parte económica, ¿hay algo que por culpa de la pandemia no vayas a poder hacer a tiempo?
Hay muchas cosas que se han retrasado. Por ejemplo, hace unas semanas reiniciamos las obras del Palau de la Música y estamos con el tiempo muy ajustado para llegar al final de este periodo legislativo, en parte por culpa de la pandemia. También destrozó las actividades culturales durante muchos meses, entre otros aspectos.
«Claro que se pueden hacer eventos, pero lo que no puedes es cargárselos hasta a los nietos»
¿Qué destacarías de tus logros en estos siete años? ¿De qué te sientes más satisfecho?
Estoy muy satisfecho con el tema de la movilidad. Como te comentaba, recientemente estuve en París y veo cómo de alguna manera nos estamos alineando con ciudades de este tipo. En la capital francesa da gusto ver cómo van las bicicletas por ahí, aunque menos seguras que en Valencia porque aquí hemos apostado mucho por la seguridad.
También de la apuesta por la sostenibilidad. Valencia es una ciudad cada vez más verde y nos vamos a presentar a Capital Europea Verde. Tenemos la misión de descarbonizar en 2030 y estamos trabajando mucho para la conservación de la huerta junto a la Generalitat. A veces nos cuesta un poco más como en Benimaclet, y otras es más sencillo como en la zona de Campanar.
Ya sé que no me vas a decir si serás el candidato en las próximas elecciones, pero dime si te apetecería o no.
Hombre, a mí apetecerme pues sí me apetece. Eso está claro. Sobre todo después de estar dos años con la covid que no te deja hacer cosas. Ahora bien, que yo sepa ningún partido ha elegido todavía a su candidato a alcalde. Los mecanismos no funcionan así, y más en las municipales. Hay tiempo por delante para hacerlo.
Por último, me cuentan que eres muy familiar y que te gusta estar con tu mujer, tus hijos y tus nietas. ¿Cómo compaginas eso con un ayuntamiento tan grande como es el de Valencia?
En eso intento ser un poco como los submarinos alemanes, que si les agujereaban una parte pues cerraban la escotilla y se iban a la otra. Me explico, cuando salgo del ayuntamiento si no es una cuestión de máxima urgencia, desconecto. Cuando voy a recoger a mis nietas, saben que no me tienen que molestar.