Cada día salen unos 25.000 m3 de agua potable procedentes de la desaladora ubicada en Mutxamel directamente a los grifos de los vecinos de Sant Joan y de algunos barrios de Alicante. Esta imponente instalación está ubicada en la partida de El Cantalar, y recoge el agua marítima desde la costa de El Campello.
Aproximadamente con toda esta enorme cantidad de agua potable producida se cubren las necesidades diarias de unas 100.000 personas. En realidad la citada desaladora estaría capacitada para doblar su demanda y llegar hasta los 50.000 m3. E incluso fue construida con previsión de que en el futuro pudiera ampliarse para subir la producción hasta los 80.000 m3, lo cual abastecería a 400.000 usuarios.
En la planta se podría acometer una futura ampliación para abastecer a más de 300.000 personas
Captación del agua marina
La desaladora de El Cantalar comenzó a funcionar en 2015. Fue construida por la sociedad estatal Aguas de las Cuencas Mediterráneas (Acuamed), tutelada por el Ministerio de Transición Ecológica. El operador actual de la instalación es la empresa concesionaria Aqualia.
“Se decidió construirla en El Cantalar dado las características demográficas de la zona. En esta comarca las parcelas más cercanas al mar están prácticamente todas ocupadas por residencias. Además una instalación de estas características debe ubicarse en suelo industrial, no junto a viviendas. Por eso se buscó un lugar un poquito más hacia el interior” nos explica Carlos Fernández, jefe de planta.
Así pues la desaladora está en terrenos de Mutxamel y realiza la captación de agua salada en El Campello merced a unas largas tuberías subterráneas que llegan al litoral por la desembocadura del río Seco, donde se ubica la playa canina, y se adentran unos 600 metros en el mar.
La distancia total que recorre el agua hasta llegar a la planta es de unos 4 kilómetros. Para ello, dado que además la desaladora se encuentra a 60 metros de altura, es necesario inducir una gran impulsión a través de una estación de bombeo subterránea.
Filtrado y pretratamiento
El primer filtro del agua marina se produce dentro del propio mar. Una reja ubicada en la tubería impide que nada mayor a 3 centímetros, como peces o basura, se cuele. Antes de llegar a la desaladora pasa además por unos tamices de desbaste que retienen todo lo mayor de 5 milímetros, como las algas. Así pues, el agua llega con solo aquello minúsculo que traiga flotando como pueden ser restos de tierra o plancton.
Aquí comienza la fase de pretratamiento, orientada a eliminar toda impureza que pueda tener el agua. Para ello se filtra en unas piscinas que están en una nave totalmente cerrada. “Si pusiéramos ventanas entraría luz y se formarían algas. Esa vida es buena en el mar, pero no en estas piscinas. El objetivo es que el agua salga de esta fase como si fuera ya la del grifo, pero con sal” nos explica Fernández.
El agua marina pasa por 3 fases: Pretratamiento, ósmosis y remineralización
El fango resultante
Todos los sólidos filtrados se espesan y convierten en fango que se almacena en el exterior hasta ser transportado a un vertedero. “En realidad es lo mismo que estaba en el mar, no es nada residual. Es verdad que dado su alto nivel de salinidad no puede utilizarse con fines agrícolas, pero nosotros entendemos que podría devolverse al medio marino ya que son materiales naturales que no hacen ningún daño al ecosistema” nos argumenta el jefe de planta.
Sin embargo desde la Conselleria de Transición Ecológica se desestimó esta opción pues considera que este fango debe ser gestionado al mismo nivel que otros residuos no inertes como las pilas o los florescentes. Por ello es trasportado a los vertederos de Novelda o Villena, los dos más cercanos que disponen de este tipo de tratamiento.
Ósmosis
Terminada esta fase llegamos a la ósmosis, donde se convierte el agua salada en dulce. Para ello se utilizan unas membranas que filtran las sales, dando una presión altísima al líquido elemento que supera los 70 bares (unas 15 o 20 veces más potencia que cuando sale del grifo en nuestros hogares).
Aún así hacia el 55% del agua no pasa por estas membranas y se queda arrastrando todas las sales. De esta forma se convierte en salmuera, es decir agua con una concentración salina superior al 5%.
“Una parte de esta salmuera la utilizamos para limpiar los filtros de las piscinas de la fase de pretratamiento. Así ahorramos agua y energía. El resto se vuelve a verter al mar” nos explica Fernández.
El agua procede del mar de El Campello y llega hasta la planta ubicada en el término municipal de Mutxamel
Vertido al mar
Con el fin de que esta agua que ahora regresa al mar con el doble de salinidad no pueda causar un impacto negativo sobre la biodiversidad marina, se toman varias precauciones. Para empezar se ha elegido una zona de vertidos en El Campello donde no hay praderas de posidonia, pues al desembocar justo ahí el agua del Río Seco cuando llueve la desplaza hacia otros emplazamientos submarinos.
Además la tubería emisaria que se adentra hasta 300 metros en el mar se divide en su último tramo hasta en 27 pequeñas bocas. “Así conseguimos dispersar más el chorro de salmuera y que se mezcle mejor con el agua marina. Cuando llega al fondo ya apenas cuenta con una concentración salina a lo sumo de 38’5 gr, es decir, solo 1 gramo más de lo normal” nos asegura el jefe de planta.
Las bocas de vertidos están ubicadas a la derecha de las tuberías de captación, dado que las corrientes marinas del lugar circulan hacia esta dirección. Así se evita que esta salmuera se mezcle con el agua captada.
Remineralización
Así pues llegados a este punto ya tenemos agua dulce en la planta, sin suciedad ni restos orgánicos ni sal. Este líquido se podría beber directamente… pero no es lo recomendable.
“Cuando termina la fase de ósmosis lo que resulta es H2O puro, como puede ser el agua destilada o de lluvia. Sin embargo su ingesta puede tener consecuencias negativas para la salud a largo plazo. Como no tiene minerales, acaba afectando a los huesos o los dientes” nos indica Carlos Fernández.
Por ello antes de que pueda ponerse en circulación hacia los hogares es necesario que pase por una última fase de remineralización. El procedimiento utilizado consiste en inyectar cal en polvo y CO2, lo cual reacciona generando carbonato cálcico. “El agua continental coge aquello que encuentra por la montaña y el cauce, pero aquí podemos regularla para añadirle justo lo necesario y mejor para la salud” nos explica.
El 55% del agua tratada se convierte en salmuera y regresa al mar
Características del agua desalada
De hecho el agua procedente de una desaladora posee algunas características diferentes a la tradicional que viene de los ríos o lagos. “Suele ser una agua menos dura que la continental de esta zona de Levante. Además, al venir con menos cal los usuarios suelen notar un sabor más parecido al agua embotellada, que no ensucia tanto los cristales o que estropea menos las lavadoras o calderas” nos aduce Mariola Durá, responsable de la desaladora.
En cualquier caso los parámetros sanitarios exigidos al agua potable son idénticos tanto para una desaladora como para una planta potabilizadora surtida de un embalse, lago o río. Eso sí, el coste de producción de la primera es superior.
Futuro abastecimiento a Mutxamel
Si bien durante los primeros años de funcionamiento la desaladora de Mutxamel surtió a Benidorm, actualmente tiene firmado un convenio con Aguas de Alicante para abastecer a Sant Joan y a algunos barrios alicantinos ubicados al norte de la ciudad como San Juan Playa o La Albufereta.
Acuamed también ha firmado un convenio con el Ayuntamiento de Mutxamel y el proyecto para construir toda la infraestructura necesaria para abastecer a dicha localidad ya está en fase de redacción. Tras ello quedará su tramitación y pertinente licitación, antes de comenzar las obras. “Calculamos que en menos de tres años ya estará terminado y podremos ponerlo en funcionamiento. Nuestra intención es cubrir el 100% de las necesidades de agua potable que tiene el municipio” nos asegura Durá.
Esta infraestructura ya existe para El Campello, pero aún no se han producido envíos de agua debido a desavenencias entre Acuamed y el Ayuntamiento. En 2021 el pleno municipal rechazó una adenda al convenio que suponía el incremento del precio de la tarifa pero con más años para amortizar la inversión. Desde la sociedad estatal han preferido no hacernos declaraciones sobre este asunto.
«Los usuarios notan que el agua desalada tiene menos cal» M. Durá (Acuamed)
Una alternativa de futuro
Esta planta fue construida con el objetivo de reducir el estrés hidráulico al que están sometidos los acuíferos subterráneos de Villena. De hecho en 2020 la Confederación Hidrográfica del Júcar declaró oficialmente a seis de los acuíferos del Alto Vinalopó como “sobreexplotados”, aunque dicha declaración fue recurrida y aún está pendiente de resolución por parte del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV).
Actualmente una parte importante del agua que se consume en la provincia de Alicante ya procede de las desaladoras públicas (como la de Mutxamel o la de Torrevieja) y de las privadas. Desde la Unión Europea se están valorando positivamente este tipo de proyectos destinados a buscar alternativas para reducir las extracciones de agua de los acuíferos continentales de cara a los Fondos Next Generation. De hecho esta propia planta mutxamelera fue en su día construida con financiación europea.
Personal de la desaladora
Estas instalaciones de El Cantalar funcionan durante 24 horas al día, y en ella trabajan quince personas. Durá y Fernández son ambos ingenieros de caminos. Entre el resto hay ingenieros industriales que realizan labores de supervisión, mecánicos o electricistas encargados de reparaciones, químicos que operan en el laboratorio, buzos que revisan las conducciones submarinas y toman muestras para controlar la salinidad de los vertidos, y administrativos.
“Dado que es una planta construida hace poco, los equipos son bastante avanzados y casi todo está muy automatizado. Aún así siempre debe haber al menos una persona para controlar que todo marche bien” nos explica Fernández. Todos los trabajadores son de la comarca de L’Alacantí, o residentes desde hace muchos años por esta zona.
Como nota de curiosidad, apenas hay estructuras metálicas en las instalaciones. “Se intentó que casi todos los materiales fueran de plástico o fibra para que no se oxiden con tanta humedad. Porque hasta el llamado ‘acero inoxidable’ se acaba oxidando” nos comentan.
El agua desalada es más cara que la continental
El ciclo termina en el mar
Si bien la cantidad de agua marina recogida por la desaladora de Mutxamel es insignificante comparada con la inmensidad del Mediterráneo, al final del ciclo se acaba reponiendo al mismo sitio donde fue extraída.
Esto es porque un 55%, como ya hemos indicado antes, se acaba convirtiendo en salmuera y es de nuevo vertida al mar. Y respecto al otro 45%, cuando es utilizada por los consumidores acaba siendo transportada por los conductos urbanos hasta las depuradoras que también desaguan en el litoral.
Precisamente al costado de la desaladora de Mutxamel se ubica la EDAR Alacantí Nord. Desde esta planta de tratamiento de aguas residuales se vierte el líquido elemento, una vez tratado, a través también del río Seco.