Entrevista> Reme Gadea / Directora del aula didáctica Carmelina Sánchez Cutillas (Polop de la Marina, 27-febrero-1963)
Ubicada en uno de los rincones más bellos de Altea, junto al mar Mediterráneo y frente a la isla de l’Olla, el aula didáctica Carmelina Sánchez Cutillas se alza, pintada de un rojo llamativo, como homenaje a una de las autoras más reconocidas de la Villa Blanca.
Hija ilustre
Una mujer a la que la Academia Valenciana de la Lengua dedicó el año 2020, una celebración que se vio extendida durante doce meses más a causa de la pandemia y de cuyo impulso, en junio de 2021, nació este singular espacio.
Al frente del mismo está Reme Gadea, directora del centro y una fenomenal anfitriona que habla con pasión no sólo de la figura de la gran protagonista de esta historia, sino también del legado que dejó, de la labor que viene realizando el aula didáctica desde hace ya algo más de un año y, sobre todo, de un pueblo, Altea, que gracias a este centro puede conocer y poner en el lugar de valor que le corresponde a una de sus hijas más ilustres.
¿Quién fue Carmelina Sánchez Cutillas?
Una señora que fue escritora, periodista y que, por los azares de la vida, nació en Madrid y vivió un tiempo en Barcelona. Pero su abuelo era un folklorista y humanista alteano y eso la llevó a volver a Altea y pasar aquí muchas temporadas. Sobre todo, en verano.
Su abuelo era un erudito. Un señor muy cultivado y con carrera, ya que era abogado. Él la inculcó el gusanillo de la cultura y de aprender a través de la lectura. Su abuelo vivía en la casa Cervantes, que todavía existe, y en la que tenía una gran colección de libros, sobre todo, del propio Cervantes.
«En aquella época no estaba bien visto, pero a pesar de eso ella fue una gran autodidacta»
En otras palabras, Carmelina nació con un montón de libros bajo el brazo.
Ella siempre que estaba en Altea quería ir con su abuelo y allí estaba rodeada de personas adultas, que hablan, lógicamente, de cosas de adultos. Y más este hombre, que era una persona de bien y que quería compartir con los demás todo lo que sabía, y ella iba absorbiendo todo aquello.
Sin embargo, y como era tristemente habitual entonces, Carmelina Sánchez Cutillas no pudo hacer estudios superiores.
Así es. En aquella época no estaba bien visto, pero a pesar de eso ella fue una gran autodidacta. Tenía su carnet de bibliotecaria y llegó a asistir como invitada a ponencias en Nápoles, Oporto y València. Todo porque fue una señora que se preparó muchísimo estudiando y leyendo libros.
¿Sabemos qué tipo de literatura era la que consumía?
Leía de todo, pero la que más le gustaba era la literatura medieval. De hecho, fue en la que se especializó siendo una enamorada de la figura de Jaume I, igual que su abuelo lo fue de Cervantes y del Quijote.
Volviendo a la figura fundamental de su abuelo, además de ser un hombre culto, podría decirse que era una persona muy adelantada a su tiempo por el hecho de haber no sólo permitido, sino también fomentado, esa ansia formativa de su nieta.
Absolutamente. Él ya era un gran folklorista y escritor, que recogió poemas, canciones, juegos… Ese gusanillo se lo supo transmitir a su nieta que, como dices, es algo curioso porque ella tenía dos hermanos varones. Ella fue la que más se interesó por todo.
¿Cómo aprendió Carmelina el valenciano?
Existe una anécdota muy bonita al respecto. En una ocasión estaba jugando con un aro en casa de su abuelo con sus hermanos y con el hijo de uno de los caseros. Entre los niños se pelearon y el hermano lo tiró. Ella se fue corriendo y le dijo a su madre que su hermano había tirado el cerdo al agua.
Su abuelo lo oyó y se dio cuenta de que la niña había dicho cerdo por la palabra en valenciano ‘cercol’. Fue entonces cuando la envió al colegio en Altea y aprendió el valenciano.
«Carmelina fue una señora que se preparó muchísimo estudiando y leyendo libros»
Mujer, autodidacta, escribe gran parte de su obra en valenciano… parece que lo tenía todo en contra. ¿Hay algún momento que pueda ser considerado el de ruptura, en el que deja de ser una ‘niña’ con aspiraciones a ser realmente tenida en cuenta en los círculos literarios e intelectuales?
Sí, con la publicación de ‘Materia de Bretanya’. Ella ya se había presentado a concursos de poesía y de narrativa, y decidió presentar esa obra a los Premis Andròmina de narrativa en octubre de 1975.
Cuando gana ese concurso y le publican su libro es cuando el nombre de Carmelina Sánchez Cutillas se da a conocer y ‘Materia de Bretanya’ se convierte en un ‘best seller’.
Hablamos de un momento en el que ya no es ninguna niña.
No, en absoluto. Ya era una mujer adulta. De hecho, ella escribe ‘Materia de Bretanya’ con los ojos de una niña, pero con la pluma de una mujer adulta.
Incluso en eso va a contracorriente. Ella escribe ‘Materia de Bretanya’ en unos años en los que buena parte de la cultura española mira ya a lo moderno y lo contemporáneo, pero Carmelina decide situar la historia en los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil. ¿Se sabe por qué hace esa elección?
Ella era una mujer inquieta y, efectivamente, sitúa la acción de su obra en la preguerra, pero no debemos olvidar que la escribe en los años del tardofranquismo. Cuando se pone a escribir, dice muchas cosas de forma muy sutil porque sabía que, de lo contrario, un censor lo tacharía.
«Leía de todo, pero lo que más le gustaba era la literatura medieval. Fue una enamorada de la figura de Jaume I»
¿Algún ejemplo que le venga a la cabeza?
Lo de ‘la meua petita patria’. Eso, en su momento, era algo muy importante. Pero contestando a tu pregunta anterior, supongo que eligió esa época porque le traía recuerdos de su infancia y lo quiso plasmar.
Esa sensibilidad para escapar de la censura es, como tantas otras cosas, un claro ejemplo de esa sensibilidad especial que en muchos casos parece que sólo pueden tener las mujeres.
Así es. Pero ella, siendo, podríamos decir, feminista, también decía que no le gustaba la palabra poetisa. Ella no quería diferenciar entre hombres y mujeres y no le gusta cuando una de las dos partes quiere estar por encima de la otra. Ella defendía la igualdad.
De hecho, en uno de sus textos escribe que no le gusta la palabra poetisa, pero reconoce que la mujer tiene una sensibilidad especial para decir ciertas cosas de una manera determinada.
Ser feminista en aquellos años no tiene nada que ver con ser feminista en la actualidad porque, para empezar, el mensaje había que lanzarlo, y volvemos a ese ejemplo anterior, con mucha más sensibilidad y cuidado. Pese a ello, ¿cree que su mensaje sigue siendo vigente hoy en día?
Su mensaje sigue siendo completamente válido. Hoy en día, cuando vienen colegios al aula didáctica, leemos algunos textos junto a los niños e interpretamos lo que ella transmite. Entre esos textos hay dos o tres que, precisamente, muestran como ella lo que quiere es la igualdad.
«Cuando gana el Premi Andròmina de narrativa es cuando se da a conocer y ‘Materia de Bretanya’ se convierte en un ‘best seller’»
Hoy en día Altea tiene fama de pueblo bohemio y artístico. ¿Ya era así en la época de Carmelina Sánchez Cutillas?
No sabría decírtelo con certeza. Lo que ella y su abuelo reflejan son cosas de aquella época y que son como las de cualquier pueblo. Podríamos decir que es después de la guerra, durante los años de apertura, y con la llegada de los turistas, cuando Altea se convierte en esa ciudad bohemia.
¿Cree que Carmelina puede tener parte de culpa en ese proceso de cambio?
Seguro que es, al menos, una pieza más. Como se dice en valenciano, ‘tota pedra fa marge’ y creo que hoy en día venir a Altea por esa condición de municipio bohemio y artístico puede tener un acicate más por buscar a una escritora como ella. De hecho, hay gente que viene hasta aquí para conocerla mejor.
El aula didáctica cumplió su primer año de vida el pasado mes de junio. A pesar de la pandemia y lo difícil que es poner en marcha un proyecto así, ¿qué balance se puede hacer de estos primeros doce meses?
En junio fue cuando, como dices, se inaugura oficialmente el aula, pero no se abre al público hasta el mes de septiembre, con el inicio del curso escolar, pero realmente comenzamos a funcionar para los alumnos durante la última semana de febrero. Sobre todo, porque aprovechamos los meses previos para terminar de montar las diferentes estancias y a colocar todo el material.
Desde febrero hasta el final de curso han pasado por aquí 1.300 alumnos, así que creo que el saldo está muy bien. Hemos tenido visitas de escolares desde Infantil hasta segundo de Bachiller. Además, ha venido gente de forma particular, dos cursos del Cefire, conciertos, presentaciones de libros… Estoy contenta del balance.
«Siendo, podríamos decir, feminista, también decía que no le gustaba la palabra poetisa»
Dentro de esta iniciativa, han preparado dos rutas de interpretación sobre la vida de Carmelina Sánchez Cutillas. ¿Cómo las han planteado?
La primera es con la que situamos los lugares que describe Carmelina en ‘Materia de Bretanya’ en el casco antiguo del pueblo.
Es una ruta que se puede empezar desde la plaza del Convent, ya que es allí donde se hacía el mercado del que ella habla, y luego ascender atravesando distintos puntos del pueblo hasta llegar a la plaza Carmelina o, incluso, alargarla un poco terminando en la estación del tren.
Nuestra intención, ya para el próximo curso escolar, es enlazarla de tal manera que la gente pueda venir en el tren desde la estación hasta el aula didáctica. Este año ese recorrido los chavales de los colegios lo han hecho caminando, pero nos hemos dado cuenta de que está un poco lejos.
Y existe una segunda opción más asequible y cercana a la propia aula didáctica.
Así es. Altea es un pueblo complicado para este tipo de iniciativas cuando hablamos de personas con algún tipo de discapacidad. Por ello, hemos intentado ayudar a la gente y que nadie se quede sin su ruta carmelina. Para ello hemos planteado una que va al lado del mar desde los Carabineros hasta donde está la antigua casa de Carmelina.
Aquí también se habla de partes importantes de ‘Materia de Bretanya’ de una forma más transversal, integrando también geografía, historia, los bunkers…
«Desde febrero hasta el final de curso han pasado por aquí 1.300 alumnos»
Dentro del aula didáctica, ¿qué es lo que más llama la atención del visitante?
A los escolares, los objetos personales de Carmelina. Entre ellos, la máquina de escribir que utilizaba, que es un poco peculiar porque tiene un color rosa chicle que no se suele ver mucho. Y, por supuesto, la calavera.
He tenido oportunidad de verla, pero ¿qué sentido tiene en la historia de Carmelina?
Cuando vienen los escolares siempre les pregunto si cuando eran más pequeños tenían un peluche con el que hablaban y le contaban cosas que no decían a sus padres.
Pues esa persona con la que ella hablaba era Guillem de Berguedà (trovador catalán que vivió entre los años 1138 y 1196) y ese es el nombre que le pone a la calavera, que fue un regalo de su abuelo.