Las fiestas tienen unas fechas determinadas año tras año, fechas que fueron fraguando unos festejos labrados en Utiel algo más que a fuego. Del dos al once de septiembre se desarrolla en este municipio la feria y celebraciones en honor a la Santísima Virgen del Remedio. Pero lo más mediático, también lo más vívido para las gentes utelianas, es la romería al santuario, a una decena de kilómetros.
Este quedó sembrado a partir de uno de los milagros conocidos como ‘vírgenes encontradas’, cuando quien será el primer ermitaño, Juan de Argés, cuyos restos reposan hoy en el templo, halla hacia 1550 (la datación más lógica, y no la de 1573, como apuntan algunos autores) encontraba la imagen en la playa de Cullera. Continuemos con más fechas, con las que se desarrollaron la tradición.
La sequía global
Tocaba diecisiete de mayo de 1558, cincuenta días después de la Pascua, plena celebración de Pentecostés. El Imperio español aún no había apuntillado al ejército francés en la batalla de Gravelinas o Gravelines (el trece de julio). Tampoco lo habían derrotado en la hoy argelina Mostaganem (la batalla de Mazagrán, durante el mes de agosto). Pero aquí las preocupaciones eran otras y, para el campesinado, menos abstractas.
Por estos pagos, a pie de campo en la agraria Utiel, las ocupaciones eran muchas y más inmediatas, aunque estaban afectando globalmente. En un lugar tan lejano como el río Sabinas, en el Estado Libre y Soberano de Coahuila de Zaragoza, en México, se ha llegado a constatar en los anillos de los troncos de los árboles que por aquel entonces hubo una devastadora sequía. De hecho, fue algo universal. Así que tocaba romería para pedir agua.
La primera romería, por la sequía, fue en 1558
Catástrofes naturales
La verdad es que en la Utiel de la época, que hasta 1645 no iba a obtener el título de ciudad (en 2001 tenía 11.478 habitantes, y 473 en 1528 según el ‘Censo de pecheros’ de Carlos I, o sea, el registro de personas que pagan pechas o impuestos) se vive por y para el campo: sembrar, labrar, regar y cosechar. Hasta el siglo dieciocho no recibirá el trasvase a su economía de la manufactura sedera de Requena.
Como cualquier población basada en una economía de régimen antiguo, centrada en el sector primario, si no hay materias primas no se come. Si la agricultura se agosta, nos morimos de hambre. Para agriar más el pastel, hubo plagas de langostas en España entre 1550 y 1551. Y aún arribaron más calamidades, como la epidemia de peste que asoló la hoy Comunitat Valenciana al menos desde 1521 a 1523.
Por la época, hubo además peste y plagas de langosta
Apariciones tras la lluvia
Las universidades comenzaron en los templos: es lógico, necesitaban tecnología para cumplir con el ‘ora et labora’, y muchos religiosos sabían leer y escribir. Controlaban la incipiente meteorología, que incluso hoy no da resultados a nivel de echadora de cartas de novela, pero sí les permitía aventurarse con programar los actos petitorios cuando más posibilidades hubiera. El caso es que la rogativa triunfó.
Se conjuntaron así las primeras gotas y la más o menos reciente llegada de la Virgen a Utiel, que ya comenzaba a originar leyendas, como que la propia María se le había aparecido en forma de liebre a Juan de Argés (de tan modesta vida que hoy solo podemos atisbar cuándo pudo nacer, o morir, y dar por válidas las crónicas que lo hacen burgalés).
El complejo religioso tiene la primera piedra en 1564
El complejo religioso
El concejo de Utiel inicia las obras de construcción del actual complejo religioso, que incluye también la casa de los sucesivos ermitaños, entre 1564 y 1565, quién sabe si ya con cantos como este: “En la figura de una liebre / la Virgen se apareció / y Juan de Argés ignorante / el garrote le tiró”. La ‘Serranilla’, como se la conocerá popularmente, quedaba enclavada en la sierra del Negrete, donde le rogó la población utielana en 1558.
La Cofradía de la Virgen del Remedio arrancaba en 1607, y el ecléctico complejo comienza a construirse contemporáneamente a toda esta sucesión de fechas ya hasta hoy. No obstante, una rehechura de 1725 quedaba carbonizada, por lo que dos años después tocaba nueva obra. Le tocó al valenciano de origen turolense Juan Bautista Pérez Castiel y Artigues (1650-1707), maestro mayor del capítulo de la Catedral entre 1672 y 1707 pero con obra prácticamente en toda la Comunitat Valenciana.
Las ferias paralelas
La existencia de una plaza de toros construida entre 1856 y 1858 más la progresiva existencia de una clase artesanal, enriquecida por la procedente de la serranía de Cuenca, a la que Utiel perteneció, se concretaron en otros atractivos sumados a los actos devocionales. Como la de una feria agrícola que desde 1998 oficialmente también lo fue industrial.
Al cabo, Utiel, como su vecina y cada vez más cercana Requena (20.235 habitantes en 2021), es zona vitivinícola, sigue viviendo, ahora con mejores parapetos, del campo, como cuando aquel diecisiete de mayo de 1558 en que fueron a rogarle a la Virgen del Remedio.