Vall d’Ebo, Petrer, Les Useres, Bejís, Venta del Moro, Olocau y Calles son las zonas que han protagonizado la triste realidad de los siete incendios más devastadores que -al cierre de esta edición- se han cebado durante el verano de 2022 con la Comunitat Valenciana y que han totalizado, según los datos oficiales aportados por emergencias, algo más de 33.400 hectáreas calcinadas en nuestro territorio.
Todas esas áreas fueron declaradas como zona catastrófica por el Consejo de Ministros a finales del pasado mes de agosto, un primer e importantísimo paso para que las personas afectadas, especialmente aquellas que hayan podido perder sus casas o su forma de vida, vean acelerada la recepción de las ayudas que han sido prometidas por las distintas administraciones y que, como siempre ocurre en estos casos, las víctimas temen que puedan eternizarse en el complicado universo burocrático.
«Se han perdido 3.000 hectáreas de cultivo, lo que equivale a una de cada cuatro» J. V. Andreu
Perdido un cuarto de los cultivos
Cada una de las más de 30.000 hectáreas que han ardido en los grandes incendios de este verano supone un drama medioambiental, pero a ello hay que sumar otros números y otras historias, como sucede en el caso de los agricultores que han visto quemados sus campos en esos incendios.
Así, según ha explicado el presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores de Alicante (Asaja), José Vicente Andreu, sólo en el caso del Vall d’Ebo se han perdido 3.000 hectáreas de cultivo, lo que, según explica, “equivale a una de cada cuatro”, aunque no descarta que ese número “siga creciendo conforme se vayan presentando los partes”.
Economías al límite
Andreu explica que los cultivos más afectados han sido “cerezos, almendros, manzanos de la variedad perelló y, sobre todo, olivos”, algo que “derivará en importantes pérdidas económicas para los agricultores, provocadas por estos daños iniciales y por los que se derivarán en las próximas temporadas, ya que deberán esperar varios años hasta que los árboles vuelvan a ser productivos”.
Y todo, porque “su ritmo de recuperación dista mucho del regadío. Una huerta destrozada alcanza un buen rendimiento en pocos meses, pero el secano de montaña requiere de años, por lo que este tipo de economía está al límite”.
Treinta municipios se podrán acoger al plan de ayudas urgentes aprobado por el Consell en su reunión extraordinaria
Ayudas de emergencia
Por su parte, la Generalitat Valenciana quiso darse un poco más de tiempo para decidir los próximos e inmediatos pasos que dará para paliar el desastre ecológico y económico que han supuesto estos devastadores fuegos. Así, el pasado día 30 de agosto el Consell celebró un pleno extraordinario en el que se acordaron las medidas más urgentes.
La vicepresidenta del Consell, Aitana Mas, explica que “el decreto dará cobertura a las ayudas de emergencia, que incluirán bienes públicos y de carácter particular, como pueden ser los daños causados en segundas residencias, aunque se espera que sean pocas, teniendo en cuenta que los fuegos apenas afectaron a los núcleos urbanos”, algo en cualquier caso importante porque esas segundas viviendas no están contempladas en las medidas del Gobierno de España.
«Las ayudas contemplan daños en infraestructuras y bienes públicos, así como aquellos que hayan podido sufrir instalaciones agrarias o ganaderas» A. Mas
Una treintena de municipios
En concreto, siempre según las explicaciones de Mas, serán una treintena las localidades que se verán beneficiadas por estas medidas. La vicepresidenta las especificó: “Altura, Barracas, Bejís, Jérica, Sacañet, Teresa, Torás, El Toro, Viver, Alcublas y Andilla” como damnificados por el incendio de Bejís; Vall d’Alcalá, Atzubia, Balones, Benimassot, Castell de Castells, Fageca, Famorca, Orba, Pego, Planes, Tollos, Tormos, la Vall d’Ebo, la Vall de la Gallinera y la Vall de Laguar por el incendio de la Vall d’Ebo; y Costur, Figueroles, Lucena del Cid y Les Useres por el de Les Useres”. A ellos, además, se suman “Petrer, Olocau y Calles” por sus respectivos fuegos.
Unas ayudas que se encargará de coordinar y tramitar la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias y que se podrán concretar como una inversión o mediante una concesión directa.
«También se cubrirán con ayudas los gastos extraordinarios derivados de las actuaciones de los servicios de emergencia» A. Mas
Para bienes no asegurados
La vicepresidenta del gobierno valenciano subraya que, el decreto aprobado tras el pleno extraordinario del Consell del pasado mes de agosto, “contempla daños en infraestructuras y bienes públicos, así como aquellos que hayan podido sufrir instalaciones agrarias o ganaderas”, lo que traslada algo de tranquilidad a todas esas familias que viven directa o indirectamente del campo.
Aitana Más, eso sí, especifica que “sólo se aceptarán solicitudes sobre afecciones que no estén cubiertas por el sistema de seguros”. En ese mismo sentido, la número dos del gobierno valenciano asegura que las ayudas también cubrirán los “gastos extraordinarios derivados de las actuaciones de los servicios de emergencia, como puede ser la restitución del volumen de una balsa de riego utilizada por los medios aéreos para coger agua”.