Entrevista> Joaquín Alvado / Arquitecto del Tecnohito de Benidorm
Noche del 14 de mayo de 2022 y en el Pala Alpitour de Turín comienzan a sonar las primeras notas de ‘SloMo’ de Chanel. A casi 1.400 kilómetros de distancia por carretera, miles de personas se desatan a los pies de una estructura blanca llena de pantallas led gigantes que permiten observar las evoluciones de la hispanocubana desde decenas de metros de distancia.
Un viaje de ida y vuelta que comenzó unos meses antes, en el Benidorm Fest, y que culminaba ese día con la inauguración oficial del Tecnohito, la nueva apuesta arquitectónica llamada a convertirse en un referente de la ciudad.
Una apuesta, sin duda, arriesgada que, contrariamente a lo que suele suceder con estos elementos, apenas ha levantado controversia y que, como explica su arquitecto, Joaquín Alvado, ha sido muy bien aceptado por la ciudadanía a la que su estudio escuchó durante dos largos años para comprender qué demandaba de su ciudad y, de esa manera, poder dárselo en una de sus principales y más concurridas vías: la avenida del Mediterráneo.
¿Cómo llega a su mesa el encargo de construir un elemento que promete ser uno de los iconos de Benidorm como es el Tecnohito de la avenida del Mediterráneo?
Nosotros dirigimos la Estrategia de Desarrollo Sostenible e Integrado (EDUSI) de Benidorm. Durante dos años tuvimos un proceso de participación ciudadana que para mí fue clave. En ese tiempo fuimos recabando información sobre todo aquello que la ciudadanía quería para la ciudad.
Entonces salió el concurso de la avenida del Mediterráneo y ganamos el anteproyecto y la redacción de la primera fase. Como habíamos recabado toda esa información previa hay tres conceptos clave que pusimos en el proyecto. Uno de ellos era la innovación, porque Benidorm es una ciudad innovadora a lo bestia. El segundo, el del cambio climático, la transformación radical que llegaba con la desaparición del coche en las ciudades para devolver la calle a la ciudanía. El tercer concepto era la digitalización.
«La idea con el Tecnohito y la Tecnoparada es darle a la ciudad su salón»
¿Qué papel juega en todo eso el Tecnohito?
Como decía, para nosotros como arquitectos esos son los tres conceptos frente a los que tenemos que posicionarnos. Tenemos que reaccionar al cambio climático, reaccionar frente a la transformación digital e innovar.
Con eso redactamos el concurso y con eso ganamos. El Tecnohito es una parte de toda esa renovación integral, porque además de la avenida del Mediterráneo aparecía la integración de muchas calles adyacentes como puede ser la calle València, la plaza de la Hispanidad, la calle Puente, la renovación de infraestructuras hidráulicas…
Quiero centrarme en esa parte de la transformación digital y el papel del Tecnohito.
Ahí aparecen dos elementos. Tanto el Tecnohito como la Tecnoparada. Cuando hablamos de digitalización hablamos de un concepto claro: la transparencia. Esto es, la relación de la ciudadanía con la ciudad. Aparecen entonces unos conceptos que tienen que ver con las Tecnologías de la Información (TIC), y que no es más que el conocimiento en tiempo real de lo que ocurre en la ciudad y cómo actuar frente a ello tanto por parte de los gestores como de la ciudadanía.
¿Cómo era aquella idea en su cabeza?
Las imágenes del proyecto eran ver un cine en la calle, un concierto en la calle, una reunión ciudadana… Son cosas que ya se han podido ver en el concierto de Eurovisión. También está ahí recogido el concepto de musealizar la ciudad. Es la idea de darle a la ciudad su salón.
«La gran evolución es que teníamos seis carriles para el coche y ahora hemos dejado uno. Es algo muy radical»
Y todo, en una calle emblemática y para nada recogida como un salón como es la avenida del Mediterráneo.
Nosotros queríamos que la ciudadanía usara la avenida del Mediterráneo y su entorno como un elemento doméstico. Algo así como bajar a la calle para ver la tele, ver un concierto, sentarse a charlar, hacer un picnic… El gran éxito ha sido ver cómo la ciudadanía ha tomado ese espacio.
Con todo ello, queda claro que el Tecnohito no es un elemento que aparece porque sí, sino que es un elemento integral de toda esa visión.
Hablaba de esa transformación radical que llega de la mano de la desaparición del coche. ¿Puede elaborar un poco más esa cuestión?
Es un concepto clave. No sólo se trata de hacer desaparecer el coche porque sí, sino de devolver la calle a la ciudadanía. Ahí aparecen cuestiones como la accesibilidad o traer los árboles a la trama urbana, además de otros muchos conceptos.
«Se me ha transmitido un alto grado de aceptación y eso significa que le hemos dado a la gente lo que estaba demandando»
«Benidorm es una ciudad innovadora a lo bestia». Esto, que me acaba usted de decir y que es una realidad desde los tiempos de Pedro Zaragoza, va todavía hoy muy en contra de ese discurso elitista que tacha la ciudad como un lugar kitsch y decadente. ¿Cómo se pelea contra eso desde el ámbito de la arquitectura?
A los hechos me remito. Tú lo has dicho. Cuando aparece el discurso arquitectónico en relación a la sostenibilidad frente al cambio climático Benidorm se pone como ejemplo. Es una ciudad que ocupa muy poco territorio en comparación con otros ejemplos que todos conocemos en el litoral español.
Claro, es un modelo altamente sostenible. Eso, como decías, es algo que está muy documentado; pero es un fenómeno que ocurre en los últimos cincuenta años y la sostenibilidad en arquitectura no aparece hasta los últimos quince años.
Y ya es crucial.
Ahora, efectivamente, está en el centro de la arquitectura. Por lo tanto, es un modelo que ha provocado que todos los escritos pongan a Benidorm como un modelo a seguir.
«Como arquitecto estoy muy contento con el resultado porque es el que se buscaba»
¿Sigue habiendo discusión?
Son dos modelos diferentes. El racionalista y el contemporáneo, que es el que se centra en la sostenibilidad y en el que siempre se señala a Benidorm como el gran ejemplo de poca ocupación de territorio, peatonalización, una ciudad en la que todo está a quince minutos andando.
Si Benidorm ya se adelantó varias décadas a ese modelo que está comentando, ¿cuál es el siguiente paso para seguir siendo referente y vanguardia? En otras palabras, para que dentro de veinte o treinta años volvamos a hablar de que se pone como modelo de vanguardia lo que Benidorm hizo hace tiempo.
Creo que las grandes transformaciones urbanas se están dando en el campo del cambio climático. Así pues, lo que se ha hecho ahora es una transformación radical porque las ciudades están tomando decisiones, pero a pasos lentos.
Aquí, la gran evolución es que teníamos seis carriles para el coche y ahora hemos dejado uno. Es algo muy radical. La innovación está en asumir los nuevos retos y hacerlo con radicalidad.
Por otro lado, está el concepto de la digitalización. Es algo de lo que se viene hablando desde hace mucho. Y hablo de ello en el sentido más amplio de la palabra, porque el Tecnohito es el elemento visible, pero Benidorm tiene todo su sistema de aguas, eléctrico, de monitorización… digitalizado.
Volvamos a centrarnos en el Tecnohito. ¿El resultado final, es fiel reflejo de los primeros bocetos que diseñaron?
Ha sufrido modificaciones como todo. Desde que nos presentamos al concurso hasta el día de hoy han pasado años de transformaciones y en los que ha ocurrido de todo. Yo, como arquitecto, estoy muy contento con el resultado porque, a pesar o gracias a esas transformaciones, el resultado es el que se buscaba.
Ha sido un proceso largo que no sé muy bien cómo pautártelo. Desde el primer día teníamos en la cabeza visualizar la digitalización de Benidorm y eso es lo que ahora mismo está plasmado.
«La innovación está en asumir los nuevos retos y hacerlo con radicalidad»
Se lo pregunto porque lo que se ha instalado difiere, al menos para ojos inexpertos, bastante de lo que se presentó en un primer momento.
Es un proyecto muy complejo, que estructuralmente hubo que reducirlo al mínimo conforme hacíamos los procesos de cálculo estructural para soluciones con acero. Además, hubo que tener en cuenta todo el proceso de montaje para una ciudad como Benidorm.
Todo ello, en cualquier caso, es algo que se ha ido haciendo de manera natural y habitual en la construcción.
Es evidente, por todo lo que ha contado, que el Tecnohito no tendría cabida en un proyecto ‘ad hoc’ para cualquier otra ciudad. ¿En qué momento vio la luz y se dio cuenta de que lo que le venía bien a Benidorm era esa propuesta?
Hay un proceso de la transformación de la propia ciudad y que viene también de la mano del turismo digital, del posicionarse como destino digital. Ten en cuenta que durante esos cinco años nosotros también hemos vivido ese proceso de convertir Benidorm en el primer DTI del mundo.
No puedo decirte el momento exacto, porque los proyectos no surgen así. Es algo que va naciendo de múltiples conversaciones y reflexiones. En todas esas conversaciones siempre se insistía en que había que posicionarse y ser innovador.
«En todas esas conversaciones siempre se insistía en que había que posicionarse y ser innovador»
Se ha comparado muchas veces el Tecnohito, por su función como elemento icónico, con lugares como Piccadilly Circus en Londres o Times Square de Nueva York. El primero de esos ejemplos no parece estar aguantando muy bien el paso del tiempo y ha quedado algo desfasado, mientras que el segundo sigue siendo reflejo de modernidad. ¿Cómo cree que aguantará el paso del tiempo el Tecnohito?
Creo que es algo totalmente distinto porque se busca desde la participación ciudadana. Yo no he visto en Piccadilly Circus a la gente asistiendo a un concierto. Aquí, la primera imagen del anteproyecto del concurso era, precisamente, un concierto.
Tampoco he visto la interacción entre las pantallas de Piccadilly Circus y la ciudadanía. Aquí siempre se han pensado en espectáculos en los que la ciudadanía interactúe con el elemento digital.
Usted asistió a la inauguración con motivo del Festival de Eurovisión. ¿Cómo se sintió?
Sí, estuve allí. Lo que más me llamó la atención fue la ocupación del espacio por parte de la ciudadanía porque eso era el proyecto. Eso es lo que buscábamos. Yo no le puedo pedir más. Además, se me ha transmitido un alto grado de aceptación y eso significa que le hemos dado a la gente lo que estaba demandando.