Las torres de agua son esos enormes pozos de agua que rompen el ‘skyline’ de multitud de municipios del área metropolitana de València. Su diseño se antoja muy variado e incluso en ocasiones se ha convertido en referente de todo un pueblo.
A veces conocidas como torres de agua o cisternas de almacenaje, su puesta en marcha como depósito de agua posee ya varias décadas de antigüedad y su uso ha sido variado. Hoy en día estos colosos mantienen su actividad, aunque otros languidecen como gigantes dormidos.
Su construcción se antojó necesaria cuando no hay elevaciones naturales del terreno. Su forma, tamaño y materiales de construcción seleccionados dependen de las necesidades de cada población. En el área metropolitana de València su diseño resulta bastante análogo, aunque si uno sale al extranjero hallará ejemplos de lo más llamativos.
Almacenar agua
En término generales, el ciclo urbano del agua se compone de las siguientes fases: abastecimiento, saneamiento y reutilización. Dentro de la primera cabría incluir la del almacenamiento. ¿Dónde recoger y mantener el agua para sus posteriores usos? De ahí surge la necesidad de estas llamativas torres de agua.
El propósito pasa por almacenar grandes cantidades de agua a una altura suficiente para presurizar sistemas de distribución, principio que ocurre a través de la elevación del agua. Esta idea de hacer uso de la gravedad para mantener la presión del agua no es reciente, pues ya se ponía en práctica en la antigua Roma (y antes).
Los depósitos de agua pertenecen a distintas compañías propietarias del suministro del agua potable en los diferentes municipios donde se erigen estos enormes depósitos, por lo que suelen estar perimetradas para evitar la entrada de extraños a la propiedad.
Su construcción se antojó necesaria cuando no hay elevaciones naturales del terreno
Mecanismo eficiente
El uso moderno de torres de agua para sistemas públicos de agua presurizada se desarrolló a mediados del siglo XIX, a medida que el bombeo de vapor se hizo más común y había mejores tuberías que podían soportar presiones más altas.
El acero y el hormigón armado o pretensado son los materiales frecuentes para su construcción, aunque también se utilizan madera, fibra de vidrio o ladrillo. En estos últimos casos se incorpora un revestimiento interior para proteger el agua de los efectos del material de revestimiento.
La torre de agua se antoja muy eficiente, dado que reduce la necesidad de consumo eléctrico de bombas cíclicas. Así pues, reduce también la necesidad de un costoso sistema de control de bombas que exigiría un tamaño suficiente para proporcionar la misma presión a altos caudales.
El propósito pasa por almacenar gran cantidad de agua a altura suficiente para presurizar sistemas de distribución
Lucha contra incendios
Existen también otros tipos de torres de agua que sólo pueden almacenar agua no potable para protección contra incendios o fines industriales. Estos depósitos, pues, no se encuentran conectados necesariamente a un suministro público de agua. Tal es el caso del proyecto Guardian, liderado por los ayuntamientos de Paterna y Ribarroja.
Desde su puesta en marcha en distintos puntos del enorme bosque de La Vallesa, que une ambos términos municipales, veinte torres de cañones de agua, provistas de aspersores, lanzan agua regenerada bombeada desde los distintos depósitos construidos como parte del proyecto.
En caso de incendio detectado a través de los sensores, los cañones, cuyo radio de acción es de cuarenta metros, se activan inmediatamente para ayudar a evitar la propagación de las llamas en el Parque Natural del Túria.
En La Canyada da la bienvenida a su club de tenis y también da nombre a un legendario restaurante
Diseños llamativos
El Ayuntamiento de Paterna rehabilitó hace apenas cinco años el depósito elevado de agua situado en el parque empresarial Táctica, para frenar su degradación y mejorar la seguridad de su estructura.
Esta torre de agua se encontraba fuera de servicio hacía más de una década y el consistorio recuperó con brillantez este elemento simbólico del progreso del municipio de mediados del siglo XX, a fin de paralizar el deterioro del hormigón y la oxidación de las armaduras de esta infraestructura.
Faros en tierra
Muchas de las primeras torres de agua ahora se consideran históricamente significativas y se han incluido en varios listados de patrimonio en todo el mundo. Algunos se convierten en apartamentos o áticos exclusivos en las grandes urbes.
En la zona residencial de La Canyada, por ejemplo, dan la bienvenida a su club de tenis (Peñacañada) o directamente al nombre de uno de sus legendarios restaurantes (‘El Pozo’) por estar inserto en él. Son numerosas las torres de agua que se asoman por encima de las copas de los pinos en esta zona residencial del área metropolitana de València.
Los vecinos de las urbanizaciones de Monasterios y Alfinach también disfrutan de un puerto en tierra. Así, cuando inician el descenso hacia Puzol avistan con claridad, y como referencia, el depósito de agua que se levanta en dirección al municipio vecino de El Puig.