En estos pasados Moros y Cristianos de Crevillent la comparsa Maseros tuvo el honor de ostentar la Capitanía Cristiana por décima vez en su historia. Precisamente este año además se ha cumplido el 50 aniversario desde que Leopoldo Bas de Rojas fuera su primer capitán en desfilar junto a su boato.
Si bien han sido unas fiestas históricas para todos los festeros crevillentinos por lo que suponía regresar a las calles después de dos años en blanco, quizás todavía un poquito más para esta comparsa que ya celebra sus 55 años de trayectoria.
En su primera vez las chicas desfilaron enseñando pierna cuando todavía no había ni minifaldas en España
Lo veo y lo quiero
Fue a raíz de las fiestas de 1966 (la segunda edición de los Moros y Cristianos en su etapa moderna) cuando se juntaron una veintena de chicos y chicas crevillentinos que apenas tenían 18 años de edad con la idea de fundar una nueva comparsa.
“Muchas comparsas han nacido así. Durante las primeras ediciones a algunos vecinos se les ponían los dientes largos viendo como disfrutaban los comparsistas, y al terminar se decidían a crear la suya propia para desfilar al año siguiente” nos cuenta Salvador Mas, quien por entonces tenía 14 años. Su primo mayor, Ramón Candela, se convirtió en el primer presidente.
De moros a cristianos
Cuando aquellos adolescentes acudieron al Ayuntamiento (entonces aún no existía una asociación de fiestas) a registrarse pretendían ser una comparsa mora. Sin embargo coincidieron con unos señores más entrados en edad que tenían la misma pretensión. “Como ellos no eran tan jóvenes pidieron ser moros para poder desfilar a un ritmo más lento” nos señala Salvador.
Finalmente Jerónimo Maciá, concejal de Fiestas en la época, acabó determinando que los chavales se constituirían como los Cristianos Maseros, mientras que los ‘maduritos’ pasarían a llevar el muy apropiado nombre de… Moros Viejos.
Aún así el grupito de amigos no quedó muy conforme con esta decisión tan política. Los maseros son comparsas en los que tradicionalmente, en otras localidades, sus miembros desfilan portando trajes típicos de agricultores medievales. Algo que no era precisamente lo que ellos tenían en mente. “Mi primo y sus amigos querían vestir ropa militar, no de saragüell ni con zapatillas de esparto” nos explica Salvador.
Finalmente encontraron una forma de arreglarlo para contentar a todo el mundo: Los de Crevillent serían ‘Maseros Guerreros’. Por eso actualmente son la única comparsa masera de los Moros y Cristianos en nuestra provincia que no desfila con vestimenta campestre, sino de guerra.
«Siempre hemos sido conocidos por ser gente con muchas ganas de juerga» S. Mas (directivo)
El debut festero
Así, la recién fundada comparsa se prepara en 1967 para debutar en los Moros y Cristianos. Su primer cuartel quedó fijado en la tienda de comestibles que los padres de Ramón regentaban en el paseo dels Arbrets. “No teníamos más de 50 metros cuadrados, y poníamos una barrita que no cabían ni cinco personas. Allí empezó la fiesta” nos comenta Salvador.
Para desfilar los varones alquilaron unos trajes a una comparsa alcoyana. Las mujeres sin embargo se bordaron los suyos propios. Unos vestidos que enseñaban la parte baja de la pierna y que no pasaron ni mucho menos desapercibidos entre los vecinos crevillentinos. “En aquella época ni había llegado todavía la minifalda a España. La verdad es que si los ves ahora tampoco te parecen tan cortos, pero entonces fue muy trasgresor. Aquellas chicas causaron auténtico furor en el pueblo” nos recuerdan entre risas.
Si bien la palabra maseros viene de masía, aquellos primeros fundadores creyeron que describía a los labradores que utilizan mazas para trabajar en el campo. Por ello en su primer desfile salieron con una maza. Curiosamente de aquel error etimológico nació el símbolo de la comparsa que aún hoy perdura.
El actual cuartel eran las antiguas escuelas y costó 11 millones de pesetas
La fiesta empieza a crecer
La juventud y las ganas de fiesta que tanto irradiaban los Maseros supusieron un gran reclamo para que muchos otros crevillentinos se interesaran en apuntarse. En 1970 tuvieron que buscar otra sede, pues la trastienda original ya se les estaba quedando muy pequeña para tanta gente. Alquilaron entonces un local en la calle Sagrado Corazón de Jesús.
Dos años más tarde ostentaron su primera capitanía cristiana con boato. Para tal ocasión los varones inauguraron su primer traje de elaboración propia, diseñado por un sastre de Sax.
“La mayoría de las comparsas nacieron vinculadas a empresas o familias, pero no es nuestro caso. Los fundadores no eran trabajadores de ninguna fábrica de alfombras ni nada parecido, simplemente eran amigos. Así que no venían aquí por obligación laboral o por figurar sino porque realmente amaban esto. Por eso siempre hemos sido conocidos por ser gente con muchas ganas de juerga” nos comentan.
Gracias a esto, cuando a finales de años 70 se produjo un cierto declive de la fiesta provocado por la crisis de la alfombra, Los Maseros no sufrieron tantas bajas como otras comparsas que llegaron a estar incluso cerca de la desaparición.
«La fiesta está viviendo un momento muy dulce. Cada día se apunta más gente» M. Polo (presidente)
La nueva generación
A principios de los años 80 se constituyen oficialmente como la Asociación Cultural y Recreativa Los Maseros. “Los primeros estatutos que redactamos fueron una copia de los que habían aprobado los Benimerines” nos reconocen.
En 1986 una nueva junta gestora tomó el mando. “En todas las comparsas ha habido renovación generacional, de forma más o menos traumática. A nosotros esto nos ocurrió cuando ninguno de los fundadores ya quería ser presidente. Entonces tuvimos que dar un paso adelante otra personas” nos cuenta Mario Polo, quien entró en los Maseros justo por aquella época y ahora es quien la preside.
Aquella gestora tuvo que afrontar la que quizás haya sido la decisión más importante en la historia de la comparsa. Dado que el número de miembros no cesaba de crecer, se antojó necesario comprar un local en propiedad. El sitio elegido fue el edificio donde se ubicaban las antiguas escuelas nuevas Primo de Rivera. Un lugar donde curiosamente algunos comparsistas dieron clase cuando eran niños.
El inmueble pertenecía entonces a la cooperativa energética (la actual Enercoop) y el espinoso asunto de su compra se debatió en una asamblea. “En total teníamos que invertir once millones de pesetas entre la compra y la reforma necesaria. Tocábamos a unas 110.000 pesetas por familia, un gasto totalmente a fondo perdido porque ya avisamos que no se iba a devolver. La mayoría de los socios entendieron que era lo necesario, aunque algunos no estuvieron de acuerdo y se salieron. Pasamos de ser 105 familias a 91” recuerda Polo.
«La mayoría de las comparsas nacieron por empresas o familias, pero la nuestra fue por unos amigos» M. Polo (presidente)
El cuartel definitivo
Era 1989 cuando adquirieron el que sigue siendo su actual cuartel, por aquel entonces enfrente solo tenían un gran barranco. “Ahora parece que estamos muy céntricos, pero al principio estábamos en medio de la nada. La zona se encontraba abandonada y llena de ratas. No había ni carretera asfaltada, solo un camino y cuando llovía se ponía todo de barro hasta arriba. De hecho durante los primeros años teníamos que entrar al edificio por la parte trasera” nos cuentan.
Posteriormente el Ayuntamiento urbanizó lo que es la actual calle Barranco, posibilitando así que pudieran instalar una gran carpa de unos 400 m2 enfrente del local para los días de fiesta. Aquí es donde se congregan las 252 familias que actualmente forman parte de esta emblemática comparsa.
“Viéndolo con perspectiva, fue un acierto comprar el local a nombre de la asociación. Es verdad que entonces perdimos algunos socios, pero a largo plazo hemos pasado a ser muchos más. Y en otras comparsas eso de que el cuartel pertenezca a un particular… ha acabado ocasionando algunos problemas” nos aducen.
Según nos indican actualmente son 759 personas -contando también a los niños- quienes componen la comparsa de los Maseros. “La más concurrida de todo Crevillent” se enorgullecen.
Actualmente hay 759 personas vinculadas a la comparsa
Fiestas de 2022
Este año ha sido muy especial para los Maseros dado que han podido ejercer la capitanía del bando de la cruz por primera vez desde 2014. Dicho honor ha caído en Luis García Zaplana y su propia hija Ana García Bernabéu, que fue quien desempeñó el cargo de Masera de Honor. Todo ello sin olvidar además que estas fueron las fiestas en las que Luis Manchón -también masero- ha podido debutar al fin como presidente de la Asociación San Francisco de Asís.
Para esta ocasión tan especial la comparsa estrenó nuevo traje femenino y preparó un boato especial llamado ‘El renaixement de la festa’, con el que se pretendía simbolizar la superación de estos dos años pandémicos. En la primera parte actuó un ballet con bailarines vestidos de negro representando al coronavirus, para dar paso en el segundo tramo a una secuencia más colorida coreografiada por gimnastas del Club Deportivo Algar de Elche.
“Quizás algunos espectadores no entendieron bien el mensaje. Nos llegaron a preguntar si los bailarines negros eran zombis. Nada más lejos. Pretendíamos mostrar un contraste pasando de la oscuridad a la luz para simbolizar que la fiesta había renacido tras este periodo sin desfiles. Como haber superado la peste negra del siglo XXI”, nos aduce el presidente de la comparsa.
Además un niño y una niña con discapacidad intelectual fueron protagonistas acompañando a los gimnastas del Algar. “Disfrutaron como nunca saludando y siendo aplaudidos por los espectadores. El himno de nuestras fiestas habla de hermandad y eso mismo es lo que queríamos conseguir” nos indican.
Momento dulce de la fiesta
Para terminar esta animada charla, hablamos también del futuro. Durante estos dos años sin fiestas las comparsas suspendieron cuotas, pero justo ahora que se han recuperado tenemos encima una inflación como hacía muchos años que no se padecía en España. Aún así, los festeros se muestran muy optimistas.
“No creo que vayamos a perder muchos socios. Alguna familia puede darse de baja por el tema económico, pero al mismo tiempo seguimos recibiendo muchas nuevas solicitudes. Y otros presidentes de comparsas me cuentan lo mismo. Las fiestas crevillentinas están viviendo un momento muy dulce” nos indica Mario Polo.
“A fin de cuentas aquí, cuando llegan esos días, o estas integrado en una comparsa o no tienes mucho más que hacer. No es como en otras localidades donde las barras son abiertas. En Crevillent entendemos que las fiestas son para los socios. Y la gente llama a nueva gente, porque normalmente todos nos apuntamos por un amigo o familiar que nos convence” nos señala Salvador Mas, quien en el pasado también fue presidente y hoy ejerce de directivo.
Desde AQUÍ en Crevillent solo nos queda desear que estas buenas predicciones se cumplan y felicitar a los Maseros por estos 55 años de fiesta… sin final a la vista.