Entrevista> Mariló Antón / Educadora ambiental (Elche, 10-abril-1983)
El cambio climático representa uno de los mayores retos ambientales que se plantea en los últimos tiempos afectando a todos los sectores, y la agricultura es uno de ellos. El sur de la provincia de Alicante es una de las zonas especialmente vulnerables a sus efectos, y la naturaleza, aunque muy sabia, no tiene fácil adaptarse a esos cambios por la velocidad a la que avanza.
La sequía, la salinidad, las temperaturas extremas y las deficiencias de nutrientes, se encuentran entre los factores ambientales que más limitan el crecimiento, el desarrollo y la productividad de los cultivos.
Subida de las temperaturas
En Elche concretamente este año ha sido excepcional, y según datos oficiales la temperatura en 2022 subió un grado y medio. Un dato preocupante, teniendo en cuenta que está por encima de la media en España, y es la mayor subida de temperatura en nuestra ciudad desde que comenzaron a registrarse estos datos hace 50 años.
Expertos en ciencias ambientales consideran que no son las plantas sino los agricultores quienes deben adaptar los cultivos a la realidad, optando por los de secano para evitar el gasto de un bien cada vez más escaso en nuestra zona como es el agua.
Mariló Antón es licenciada en Ciencias Ambientales y educadora ambiental en los huertos urbanos de la ciudad, y con ella hablamos sobre este tema.
«Los cultivos supuestamente de invierno han crecido en un ambiente de verano»
¿Qué le espera a la agricultura de esta zona?
Me gustaría ser optimista y pensar que esto es algo temporal, pero la realidad es que este año pasado ha sido muy preocupante, y el dato del aumento de un grado y medio es el mayor registrado hasta la fecha en Elche.
Las cosechas son especialmente sensibles a estos cambios, y los cultivos supuestamente de invierno han crecido en un ambiente de verano. Un ejemplo claro son las habas, que en la zona del Vinalopó se plantan en septiembre, y la floración no ha acabado de cuajar, y ni su crecimiento ni su forma ha sido el normal. Lo mismo ha ocurrido con las alcachofas y con las judías verdes.
¿Cuáles son las soluciones que sugiere?
Una de las soluciones de seguir así tendrá que pasar por retrasar las plantaciones. El problema es saber cuánto hay que retrasarlo, porque este año en Navidad parecía que estábamos en verano. Hemos tenido episodios de calor muy seguidos, y eso las plantas lo manifiestan de diferentes formas.
Por un lado, aumentan las plagas de insectos que siguen muy cómodos en esta época del año, y eso es algo que desde que llevo trabajando en agricultura ecológica no había visto.
«Una de las soluciones de seguir así tendrá que pasar por retrasar las plantaciones»
¿Las plantas se pueden adaptar?
El problema es que los cambios están siendo demasiado rápidos. A lo largo de la historia de nuestro planeta han existido siempre etapas de cambios climáticos, pero han sido más lentos. Ahora son demasiado rápidos y la naturaleza no consigue adaptarse a la misma velocidad. Al final sobrevivirán las que lo consigan.
Yo creo que los que deberíamos adaptarnos seríamos nosotros y darle una tregua a la naturaleza. Nos empeñamos en seguir plantando cultivos en las mismas fechas que siempre y eso ya no funciona porque hace demasiado calor, y al final se pierde el tiempo y el dinero. En los huertos urbanos ya hemos empezado a hacerlo y está funcionando.
El cambio afecta a las dos temporadas, porque en invierno no llega el frío a plantas que lo necesitan, y en verano hará más calor y por lo tanto hará falta más agua que cada vez escasea más.
¿Se pueden producir otras consecuencias?
Desde hace cinco años estamos viendo plagas de insectos en invierno que antes no teníamos. Lo normal es que hibernen, estén aletargados y no causen problemas en invierno.
Por ejemplo, el corgojo de las legumbres, que es un escarabajo muy pequeño cuyo ciclo natural es que pase el invierno enterrado y aparezca en primavera, lo tenemos ahora activo y está afectando a las habas. Esperamos que el frío que llegó a final de enero se mantenga y las cosechas de invierno finalicen su ciclo.
«Tenemos una depuradora que está obsoleta desde hace más de diez años»
¿Hay soluciones a la escasez de agua para riego?
Si estos cambios han venido para quedarse debemos plantearnos en esta zona que es lo que tenemos que cultivar. No podemos exigir que nos den agua en una zona en la que no tenemos. Lo que hay que plantearse es utilizar bien la poca que hay. Lo que no podemos es, por ejemplo, plantar aguacates aquí, porque necesitan muchísima agua y no son propios de una zona como la nuestra.
Debemos ir adaptándonos a nuestra tierra, a nuestro clima y a nuestras posibilidades con cultivos de secano, y gastar el agua bien, con técnicas como el riego por goteo y el acolchamiento del terreno, gastando los recursos que tenemos de manera sostenible.
¿Se debería reutilizar mejor el agua en la ciudad?
No sé ahora, pero hasta hace poco se estaban baldeando las calles con agua potable. Por otro lado, tenemos una depuradora que está obsoleta desde hace más de diez años, y sus aguas deberían servir para riego con todos los tratamientos necesarios para poder reutilizarla.
Por lo tanto, creo que antes de exigir que nos traigan agua deberíamos utilizar y reciclar bien la que tenemos, porque pensamos que es un bien ilimitado, pero no lo es.
Aquí se han arrancado plantaciones de secano como el almendro por acogerse a subvenciones para otro tipo de cultivo que no tiene nada que ver con nuestro clima, y que necesitan mucha agua, y eso tampoco puede ser porque es ir a contracorriente.