La voz del periodista inquiere: “¿Entonces espera una rectificación desde fuera del Gobierno?”. Y el interpelado, que se encuentra en el Valle de los Caídos en un acto de loor a Francisco Franco (1892-1975), contesta, tras haber dado a entender que sabe más que lo que dice: “Y quizás también desde alguien dentro del Gobierno. Los que se consideran españoles pueden seguir siendo…”. La imagen pertenece a la primera entrega de un documental que padeció mil achaques.
‘Después de…’, dividido en ‘No se os puede dejar solos’ (90 minutos) y ‘Atado y bien atado’ (100), constituía un importante testimonio audiovisual del clima de los primeros tiempos de la España democrática, del descontento, desde un lado ante la lentitud de la democracia y desde otro por existir esta. Lo habían rodado dos cineastas alicantinos, Cecilia (madre del camarógrafo Pancho Alcaine) y José Juan Bartolomé, quienes en 1986 cumplían su sueño: exhibir la película en Alicante.
La batalla de Chile
Para los hermanos Bartolomé, ‘Después de…’ había sido un proyecto querido que se convertía en bombón de amargo relleno. Las circunstancias políticas que rodearon a los filmes, sus problemas para distribuirlos en salas o la persecución a que fueron sometidos por parte del Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo (1926-2008), desbarataron ilusiones y realidades.
José Juan Bartolomé había participado como co-guionista y ayudante de dirección de la trilogía documental ‘La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas’ (1975-1979), del chileno Patricio Guzmán. Allí se narraban, mediante entrevistas y filmaciones a pie de calle, los sucesos acaecidos en aquel país entre 1972 y 1973 (del 11 de septiembre de ese año fue el golpe de estado de Augusto Pinochet, 1915-2006). Aquí se aplicó el mismo método.
Las cintas se terminaban poco antes del 23-F
Tanques en la calle
Las películas se rodaban entre el mes de abril de 1979 y finales de 1980, para estrenarse en 1981, pero la realidad llegaba torcida. El veintitrés de ese año, 23-F ya para la historia, nos bateaban televisión y transistores con el teatrero golpe de estado del teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, y los militares Alfonso Armada (1920-2013), segundo jefe del Estado Mayor del Ejército español, más el teniente general Jaime Milans del Bosch (1915-1997).
Milans del Bosch era también capitán general de la Tercera Región Militar, o sea, la Capitanía General de Levante (en València), la que sacó los tanques a la calle en el cap i casal, los mismos que apuntaron hacia el Ayuntamiento que entonces regía (de 1979 a 1989) el historiador y politólogo Ricard Pérez Casado, uno de los fundadores, en 1964, del Partit Socialista Valencià (PSV).
Los autores afirmaban que la distribuidora fue amenazada
La distribución perdida
A raíz del estreno alicantino y en conversaciones con varios periodistas, incluido el autor de este artículo, los Bartolomé acusaban de que, dentro de la persecución del gobierno de Calvo-Sotelo a las cintas, hubo amenazas de “denuncia al fiscal” contra la distribuidora, Suevia Films. Y esta ‘tragó’ a cambio de favores en la importación de títulos extranjeros.
Lo cierto es que esta empresa (no la videográfica fundada en 1999 con igual nombre) comenzaba ya a languidecer hasta su definitiva desaparición en 1983. Creada en 1940, fue también productora y estudio cinematográfico al estilo estadounidense, pero abandonó tal labor tras morir su fundador, Cesáreo González (1903-1968). Para la fecha, Suevia poco poder poseía ya, salvo como distribuidora, por ejemplo, de cintas de la Columbia Pictures (hoy Sony).
El estreno aquí fue a partir de la copia cero
Copia cero
El montaje culminaba en enero de 1981 pero las películas quedaban directamente en dique seco, aunque se anotaba oficialmente un fantasmal estreno el siete de noviembre de 1983 (en las elecciones generales anticipadas del veintiocho de octubre de 1982 ganaba el PSOE). Así, los realizadores solo dispusieron en su ciudad natal de la llamada copia cero, aquella desde la que se editan todas las que se proyectan de una película.
Con ella llegaban hasta Alicante, en mayo de 1986, aprovechando el ciclo ‘El cine y la transición política’, organizado en los Minicines Astoria (mayo de 1979 a junio de 2009) por la Filmoteca Valenciana, al tiempo que el instituto Virgen del Remedio programaba, sobre la transición española, una exposición subvencionada por la desaparecida Caja de Ahorros del Mediterráneo (entonces de Alicante y Murcia), dentro del programa ‘Ayudas BUP’.
Claves secretas
Las imágenes contenidas, con entrevistas a destacadas personalidades políticas de distintos ‘bandos’ y a personas a pie de calle, aderezando distintos actos (protestas, huelgas, homenajes) callejeros, no podían ser más transparentes. En el fondo, adelantaban todos y cada uno de los hechos que iban a acontecer tras el fin de la cinta, 23-F incluido.
Sorprendía aún a los cineastas, tanto como a los espectadores, el enconamiento con ‘Después de…’ por parte institucional (desde la Unión de Centro Democrático, UCD, y desde el PSOE), como si, según se aventuró en el coloquio, en alguna escena se hubiesen deslizado claves tan secretas que nadie veía ahora. Pero al menos aquella noche, en los Astoria, los documentales gozaron del pase que se les negaba ante el público.