Compuso zarzuelas con libretos, entre otros, del comediógrafo, escritor y periodista alicantino José María Salazar Moró (1851-1898), como ‘Por una lección’ (1883), estrenada en el Teatro Principal de Alicante. Fue profesor de piano, y desde 1904 maestro de música de las Casas de la Beneficencia. Ahora, Juan Such Sierra (1860-1911), ¿nació en San Vicente o en Alicante capital?
En el ‘Diccionario de la Música Valenciana’ (2006), le anotan natalicio en Alicante a mediados del siglo diecinueve, y así aparece en muchas reseñas, pero otras referencias nos ubican al hijo de Juan Such y Francisca Sierra con infancia sanvicentera. Eso sí, su afición a la música lo llevó a estudiar esta disciplina en la capital, para convertirse allí en músico. ¿Pero por qué las dudas?
Arden los archivos
La explicación escribe sobre reglones bien torcidos: la Guerra Civil española, del diecisiete de julio de 1936 al uno de abril de 1939, no solo segó vidas y sesgo almas: aquellos fratricidas dos años, ocho meses y quince días arramblaron con buena parte de los archivos existentes: unos sucumbían bajo los bombardeos, otros eran pasto de las llamas para salvar o destruir nombres.
Ocurrió en ambos frentes y causó situaciones como la del compositor Juan Such. En cuanto a los vivos, por si acaso (en ‘zona roja’) estábamos ante alguien cuyos padres no habían bautizado, tocaba repetirlo aunque se hubiera pasado antes por la pila bautismal. En general todo quedaba en buscar padrinos, rellenar el papeleo y pagar costas en nombre de la ‘voluntad’. Pero, ¿y los fallecidos?
Si el retoño valía, había que pagarle los estudios
La decisión
Había que ‘reparar’ la historia y se recurrió a familiares directos o indirectos. Dado que el archivo parroquial sanvicentero, en buena parte, había sucumbido también a la conflagración, al igual que el de la urbe capitalina, Juan Such Sierra quedó declarado, con los datos recogidos, sanvicentero de cuna. Por el diecinueve, San Vicente era un municipio eminentemente agrícola, pero en pleno crecimiento. Hay abundancia de fincas que se afanan por tornar las secas tierras en vergeles.
Para ello, el riego por boqueras (portones de piedra en acequias, azarbes o canales). Desde 1857 a 1910, por circunscribirnos a la época del músico, el municipio, segregado de la capital el dieciséis de junio de 1848, experimenta todo el crecimiento que va de 3.566 habitantes a 4.707. Gentes allí nacidas, pero también un flujo inmigratorio procedente de otras partes de la provincia (Alicante, Agost, Ibi, Tibi o Xixona) o del exterior (Albacete, Jaén o Granada).
Estudió música en una ciudad que expandía la burguesía comercial
Gente con ‘dineros’
Aparece una incipiente burguesía agraria, pero sobre todo abundaron campesinos y ganaderos ‘con dineros’. Si el retoño valía (en aquella sociedad patriarcal, pocas retoñas, destinadas a buena boda o al convento), había que pagarle los estudios. Such demostró que valía. A los catorce años entraba como violinista, según reseñas, en dos orquestas de Alicante ciudad, la del Teatro Principal (1847, entonces Teatro Nuevo) y la del Español (1876-1887).
Aunque el conservatorio alicantino actual, el Óscar Esplá, no abría sus puertas hasta 1956, ya por el siglo diecinueve, si se quería aprender música, tocaba ir a la capital, por más que en la periferia se gestaran agrupaciones como la Sociedad Arte Musical de Callosa de Segura (1812), La Amistad del Palamó (1856) o la Societat Musical Nova d’Alcoi (1842). La Banda Municipal de Alicante, eso sí, no surgió hasta 1912, con primer concierto un tres de agosto.
Compuso zarzuelas, valses, revistas, música sacra…
Ciudad en desarrollo
La ciudad en la que Juan Such estudió Armonía, Composición y Piano comenzaba una expansión propiciada por la burguesía generada desde un puerto en permanente crecimiento, donde exportar salazones y otros productos como el vino (especialmente famoso, incluso considerado como medicinal, el fondillón). Por otro lado, el derribo del cinturón de murallas, iniciado en 1860, pincelaba progresivamente ese aire de ‘ciudad de provincias’ con posibles.
El propio Such tuvo que dedicarse también al comercio porque, pese a su abundante obra, no se vivía entonces de la música, aunque trabajó además con otros afamados libretistas, como el alicantino Juan Alemany Limiñana (1860-1918). De hecho, comenzaba su currículum laboral como ‘escribiente de secretaría’ en la Diputación. Bien es cierto que será esta la que costee su estancia como estudiante en Madrid, durante tres años, y luego en Roma.
Ligado a los pentagramas
La carrera de Juan Such, en todas sus actividades, ya se agarró al alma de la ciudad capitalina, todavía muy lejos de la metrópoli actual pero perfilando la cara de ahora. El músico continuó escribiendo pentagramas, y no solo los líricos: también figura en su producción un puñado de valses, además de revistas musicales o piezas para violín, piano y canto.
No se olvidó de la música sacra: compuso letanías (oraciones musicalizadas), motetes (composiciones vocales polifónicas), misas (corales, con o sin acompañamiento instrumental, que acompañan la liturgia), salves (letanías a la Virgen). En estas, un veinte de junio se le producía, según el diagnóstico de la época, una fatal angina de pecho. Con él, desaparecía quizá la respuesta más segura al enigma ‘¿sanvicentero o alicantino?’.