Entrevista> José Luis Álvarez / Experto en genealogía y profesor en Elche (São Paulo, Brasil, 13-octubre-1957)
Hay diversas formas de plasmar la historia de nuestra familia, pero una de las más frecuentes es la elaboración de esquemas, que por su forma reciben el nombre de ‘árboles genealógicos’.
La genealogía es la aventura de descubrir quiénes somos y de dónde venimos: ¿cómo se llamaban mis antepasados?, ¿dónde vivieron? Y cómo remontarse en los orígenes de la historia familiar.
Búsqueda de información
Además de su trabajo como profesor en Elche, José Luis Álvarez cursó la carrera universitaria de documentación. El trabajo de un documentalista es importante en bibliotecas y archivos, y son una parte esencial de cualquier empresa, pues son especialistas en la búsqueda y organización de la información que la empresa necesita.
Son imprescindibles en importantes grupos de comunicación, y algunos escritores famosos buscan sus servicios para que investiguen y busquen la información que necesitan para sus novelas.
«Cada persona tiene que encontrar su propio motivo para empezar a conocer su historia familiar»
¿Por qué cree que puede ser útil indagar en nuestro pasado y realizar un árbol genealógico?
La curiosidad es lo primero que nos mueve a todos los que empezamos a construir un árbol genealógico familiar: saber quiénes eran nuestros antepasados, de quiénes venimos. Ello nos puede ayudar a entender quiénes somos ahora, y el porqué de muchas cosas que nos han pasado.
A otras personas les es útil averiguar los antecedentes de enfermedades familiares, y en el caso de descendientes de migrantes a países lejanos, de dónde provienen sus antepasados y quiénes eran.
En mi caso particular, mi hermana y yo sentimos la necesidad de investigar el pasado para conocer una parte de nuestra familia, como primos y primas hermanas con los que no teníamos relación, y que incluso desconocíamos su existencia.
Saber quiénes eran nuestros abuelos paternos, tíos y tías que no llegamos a conocer, a qué se dedicaban… En fin, cada persona tiene que encontrar su propio motivo para empezar a conocer la historia familiar, y plasmar las relaciones de toda la familia en un árbol genealógico.
¿Cómo hay que empezar para construir nuestro pasado?
Lo primero que debemos hacer es preguntar a nuestros familiares de más edad que aún siguen vivos, ellos son la fuente más cercana y fiable de información. Les pediremos nombres, parentescos, fechas y lugares de nacimiento, profesiones, fotografías antiguas, anécdotas… Pero es importante resaltar que no están obligados a contar lo que no quieran, y eso hay que respetarlo.
Después, el siguiente paso es completar los vacíos o huecos de esa información acudiendo a otras fuentes: el Registro Civil es útil para conocer a nuestros antepasados nacidos después del año 1870. Para fechas anteriores a ésta recurriremos a los archivos eclesiásticos: libros de bautismo, matrimonio, defunciones… En algunos casos se encuentran en las parroquias, y en otros están centralizados en los archivos diocesanos.
«También puede ser útil para averiguar los antecedentes de enfermedades familiares»
¿Qué otras fuentes de datos existen y qué debemos buscar en ellos?
Además de las fuentes anteriores, podemos visitar cementerios físicamente o llamar a las oficinas para localizar familiares. Los datos que podemos recoger son sus nombres, cónyuges (si fueron enterrados juntos), edad y fecha del fallecimiento. En los ayuntamientos podemos consultar los censos para saber cuándo y dónde vivieron.
También podemos extraer datos e información de testamentos antiguos, escrituras, noticias aparecidas en periódicos, archivos militares… Y como último recurso, acudir a un genealogista profesional para que nos ayude en nuestras investigaciones.
¿Hasta dónde ha llegado usted en su árbol familiar?
Pues en menos de un año he llegado hasta 1643. En total están incluidos unos 350 familiares en el árbol genealógico, que no son muchos comparado con otros árboles familiares mucho más extensos. Ahora tenemos previsto ampliar nuestros antepasados de vía materna, de los que tenemos menos datos.
¿Ha encontrado cosas que no esperaba?
Sí, por ejemplo me enteré de que mis abuelos paternos eran agricultores, y vivían y trabajaban en una pedanía de Orihuela. A principios del siglo XX una riada del rio Segura se llevó su casa, destrozó sus tierras y lo perdieron todo. Tuvieron que venirse a Elche con sus hijos pequeños a buscarse la vida.
¿El mundo digital ha facilitado las cosas?
Anteriormente el árbol genealógico se realizaba manualmente. Actualmente hay plataformas online que te hacen el árbol automáticamente, e incluso te ayudan a buscar información sobre tus antepasados, y te encuentran los familiares que buscas en otros árboles genealógicos que han realizado otras personas. Ahora es mucho más rápido.
Las que yo utilizo son Geneaget.org, que es una web basada en la genealogía colaborativa. My Heritage es otra web muy potente, pero un poco cara si lo que quieres es aprovechar todas sus posibilidades. Y por último la web de familysearch.org que pertenece a los mormones y que es totalmente gratuita.
«La iglesia mormona está invirtiendo grandes cantidades de dinero en todo el mundo para digitalizar documentos civiles y de parroquias»
¿Qué es el banco de datos de la iglesia mormona y en qué consiste?
La iglesia mormona, oficialmente la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, defiende en su ideario religioso que todas las personas del mundo, independientemente de la religión que profesen, del país de nacimiento, de su raza, etc. tienen derecho a conocer quiénes fueron sus antepasados.
Para los mormones la familia es para siempre, incluso después de muerto. Por eso están invirtiendo grandes cantidades de dinero en todo el mundo para digitalizar los documentos civiles y de las parroquias.
¿Eso significa que nos tienen a todos controlados?
Ahí no acaba todo. Después unos robots leen esos documentos digitalizados y extraen automáticamente la información y la ponen a disposición de cualquier persona interesada, aunque no todo está todavía digitalizado.
Por cierto, toda la información que recogen la guardan en unos superordenadores que se encuentran en el interior de una montaña de sal en la ciudad de Salt Lake City, en Utah, Estados Unidos, que es la capital de la iglesia mormona.
En el caso de personas adoptadas o niños robados, ¿qué consejo les daría para empezar a buscar su identidad?
Hay personas adoptadas que no les interesa conocer a sus progenitores biológicos, y consideran que su familia es la de adopción. Otras tienen la necesidad de conocer a sus padres biológicos, pero dada la variedad de situaciones y de casos, es difícil dar un consejo general.
Pueden empezar preguntando a sus padres o familias de adopción por su caso particular, y seguir buscando en los registros oficiales, servicios sociales, ECAIS, viajes a los lugares de origen, pruebas de ADN, etc.