Este marzo se cumple una década del fallecimiento de Arcadi Blasco, uno de los mutxamelers más ilustres que ha dado este pueblo en su historia reciente. En su conmemoración se ha inaugurado una exposición en la Casa de la Cultura con el título de ‘Muros y fronteras’.
Nosotros también queremos realizar nuestro homenaje particular a este gigantesco artista repasando su trayectoria biográfica. Para ello hemos contado con la inestimable ayuda de su primogénita, Sara Blasco.
Sus padres tenían una sastrería en Mutxamel
Infancia en Mutxamel
Arcadi vino al mundo el 16 de enero de 1928. Su padre era el propietario de una sastrería en la que también colaboraba su madre, María del Loreto, como bordadora. Era un negocio con cierta fama en el pueblo, hasta el punto de que contaban con varias empleadas para la confección de ropa.
“Puede ser que este ambiente de trabajo creativo le influyera en desarrollar su vena artística. Sin embargo mi abuelo lo que quería es que él siguiera sus pasos y fuera también sastre. Le advertía que si se metía a artista iba a ser pobre toda la vida” nos cuenta Sara.
Aún con todo, sus padres siempre se preocuparon de que su hijo tuviera inquietudes culturales y musicales. De hecho durante su niñez aprendió a tocar el piano en sus ratos libres, cuando salía de sus clases en el colegio El Salvador (el edificio que acogerá el futuro mercado).
“Él hablaba en valenciano en su casa, pero estudiaba en castellano. Por eso siempre tuvo una cierta carencia de no saber escribir bien su propio idioma materno, a pesar de que leyó a muchos autores valencianos y catalanes” nos cuenta su hija.
Etapa seminarista en Orihuela
Después de cursar los estudios básicos, el joven Arcadi tuvo un primer impulso de ser sacerdote, por lo que ingresó en el Seminario de Orihuela a los quince años. En esta etapa se encargaba de tocar el órgano durante las misas.
“Le gustaba dibujar retratos de sus compañeros o paisajes. Llegó un momento en el que los propios sacerdotes ya se percataron de que su vocación real no era la de ser cura y le aconsejaron que no siguiera” nos señala Sara entre risas.
Lo cierto es que Arcadi siempre guardó un buen recuerdo de esta etapa adolescente como seminarista e incluso hizo varios amigos de por vida. Sin embargo también percibió algunas desigualdades en el seno de la Santa Sede que le llevaron a que perdiera un tanto la fe. “Le enfadaba bastante que en el Seminario se practicara mucho la carestía para poder ayudar a los pobres, mientras que al obispo siempre le recibían con grandes banquetes” nos comenta su hija.
De adolescente quería ser cura, pero se dio cuenta de que lo suyo era el arte
Formación en Madrid, València y Roma
Convencido ya de su propósito de ser artista, Arcadi ingresa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con diecisiete años. Luego ampliaría estos estudios en la Real Academia de San Fernando, la Academia de Bellas Artes San Carlos de València e incluso logró una beca para pasar una estancia en Roma.
“Se fue un poco a la aventura y pasó bastantes apuros durante algunas épocas. Su madre le mandaba paquetes con longanizas, huevos duros y más comida que causaban gran sensación en la pensión donde vivía” nos relata Sara.
Sus inicios fueron sobre todo en la pintura hasta que se fue decantando cada vez más por la cerámica, especialmente a raíz de entrar en contacto con ceramistas italianos durante su vivencia en ese país. “Siempre quiso ser pionero. No se conformaba con reproducir pinturas paisajísticas tradicionales, así que aprendió a utilizar la cerámica como un lenguaje expresivo” nos explica su primogénita.
Echando raíces en Madrid
Por esta época conoció a quien luego se convertiría en su esposa. Fue a raíz de una beca que obtuvo para pasar un verano pitando en el Monasterio de El Paular, ubicado en la Sierra de Guadarrama. La sevillana Carmen Perujo también acudió allí como estudiante de arte.
Tras un tiempo de noviazgo a distancia, ambos se casaron en Sevilla y se trasladaron a Madrid donde tuvieron cuatro hijos: Sara, Agar, Yago e Isidro.
Para mantener a su larga familia, Arcadi compagina su producción artística trabajando como profesor en varios colegios. Luego, junto a su esposa, abrió su propio ‘Taller de la Mina’ de artesanía y cerámica en Majadahonda. Algunos de los objetos fabricados aquí se exponen actualmente en el Madrid Design Festival, que se puede visitar hasta el 9 de abril en el Centro Cultural de Colón.
“Mi padre consideraba que la cerámica típica española estaba inspirada realmente en la inglesa, por lo que se fue más atrás en el tiempo y desarrolló una artesanía basada en la decoración propia de la civilización ibérica” nos explica Sara.
Reconstruyendo España
Afortunadamente nunca le faltó trabajo, ya que durante esta época de Posguerra colaboró con diversos arquitectos en aras de reconstruir edificios que habían sido destruidos en la Guerra Civil. Una de sus labores más habituales fue la de realizar vidrieras y murales de altares para iglesias de pueblos.
“A veces tuvo algunos encontronazos con los políticos del régimen. Por ejemplo para la vidriera del techo en la iglesia del Seminario de Castellón él quería realizar una figura espiral, pero le impusieron que dentro añadiera una cruz. No le hizo demasiada gracia” nos recuerda su hija.
Su fama fue acrecentándose y durante los siguientes años le encargaron multitud de trabajos por localidades de toda España. “Todavía a día de hoy nos enteramos de que en alguna iglesia o edificio que no sabíamos hay algo suyo. Era un hombre muy trabajador y disciplinado. Rompía totalmente el tópico del artista tipo bohemio y juerguista. Mi padre era justo lo contrario, se levantaba temprano por la mañana y trabajaba muchísimas horas. Siempre estaba creando” nos asegura.
Contribuyó a reconstruir edificios destruidos por la Guerra en pueblos de toda España
Plenitud como ceramista
Desde luego Arcadi fue un artista muy polifacético. En su inmenso legado encontramos todo tipo de pinturas, esculturas, monumentos y elementos arquitectónicos. No obstante, según su hija aquello que más le fascinaba eran los murales cerámicos.
“Esta forma de arte le permitía una capacidad expresiva que estaba entre la pintura y la escultura. Le gustaba mucho experimentar con las materias. Introdujo metales y descubrió el carburo de silicio como forma de endurecer la arcilla. Yo creo que la gran aportación de mi padre ha sido el saber hacer magia con la cerámica utilizándola como un material plástico de primera categoría” nos cuenta.
Arresto
En los años de los últimos coletazos del Franquismo vivió uno de los episodios más desagradables de su vida, cuando le clausuraron una exposición en Madrid debido a una polémica obra suya. Pasó incluso varios días arrestado en el calabozo acusado de ultraje a los símbolos nacionales.
La susodicha pieza se llama ‘Propuesta ornamental para el garrote vil’, actualmente disponible en el Museo de Cerámica de Manises, y criticaba de forma muy explícita la pena de muerte en España.
“Parece ser que alguien se escandalizó y le denunció. Vinieron a casa unos policías y le detuvieron. Tuvimos que llamar a varios abogados y lo pasamos fatal durante esos días” nos recuerda Sara.
Regreso a Mutxamel
A pesar de todos sus años fuera del pueblo, nunca perdió su vinculación con Mutxamel e incluso adquirió una casa en Bonalba. “Solíamos ir todos los años en Navidad, Semana Santa y verano. Yo tengo unos recuerdos maravillosos de participar en los Moros y Cristianos cuando era niña porque siempre estábamos aquí por esas fechas”.
Ya divorciado, Arcadi decide regresar a Mutxamel en 1986 para pasar aquí su última etapa vital. En esta vuelta a la terreta destacó por realizar varias obras monumentales en la zona como la ubicada en la entrada de Santa Faz o la de El Campello. “En estos trabajos se dejó un poco la salud porque le requerían mucho esfuerzo físico y ya iba teniendo una edad” nos confiesa Sara.
En los últimos años del Franquismo fue detenido por una polémica obra suya contra la pena de muerte
Fallecimiento
A los 85 años tuvo que ser ingresado en el Hospital de San Juan. Sus hijos decidieron que fuera trasladado al Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda para tenerlo más cerca en esos delicados momentos. Ya no salió de allí, y falleció un mes después. Era el 15 de marzo de 2013.
Desgranado ya el Arcadi Blasco artista, nos permitimos preguntarle también a su hija qué tal era como padre. “Un hombre afable y tranquilo al que le gustaba mucho hablar con sus hijos. Quizás algo serio, pero siempre estaba de buen humor. A veces resultaba un poco distante, dado que normalmente andaba muy enfrascado en sus obras. También hay que tener en cuenta que la paternidad de la época solía ser así. Aún con todo, le gustaba mucho llevarnos a ver museos o de viaje” recuerda.
Dos de sus hijos -Agar e Isidro- siguieron sus pasos y hoy en día también son reconocidos artistas.
Exposición ‘Muros y fronteras’
La exposición ‘Muros y fronteras’ estará disponible en la Casa de la Cultura hasta el 29 de abril. Ha sido organizada por la Concejalía de Cultura de Mutxamel con la colaboración del Museo de la Universidad de Alicante (MUA) y el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA).
“Aunque sea una muestra pequeña creo que los cuadros y murales que se han expuesto son bastante representativos de la obra de mi padre. Enfocan sobre todo su época de los años 90 y esa preocupación suya por los muros que nos separan. Siempre decía que la humanidad es una sola y que las luchas entre nosotros poniendo fronteras son un absurdo. Algo por desgracia que sigue muy de actualidad, diez años después de su fallecimiento” nos aduce Sara Blasco.
Esperando el museo
La familia de Arcadi Blasco espera que por fin se vea cumplida pronto la última voluntad que este artista manifestó, es decir que se establezca un museo con su legado artístico en Mutxamel.
El proyecto original fue elaborado en 2011, cuando aún vivía, y su sede se determinó que sería en la plaza Ruzafa. Gran parte de sus obras fueron donadas al Ayuntamiento, y se estableció que la UA sería su depositaria hasta que el Museo Arcadi Blasco abriera sus puertas. Sin embargo la iniciativa se quedó estancada durante años.
Finalmente el Ayuntamiento consideró cambiar la sede a la Casa de la Cultura, y que la biblioteca municipal hasta ahora sita aquí sea trasladada a la plaza Ruzafa. El pasado septiembre se aprobó el proyecto de remodelación del edificio, para adaptarlo al futuro museo, por valor de 311.000 euros.
Se supone que el Museo Arcadi Blasco debe estar culminado antes de que caduque el convenio con la UA en abril de 2025. “El deseo de mi padre era que su legado se quedará en Mutxamel. Siempre tuvo la preocupación de poner a su pueblo en el mapa, y consideraba que un museo suyo podría ser una buena atracción turística” nos señala su hija Sara.