Entrevista > Miquel Alberola Benavent / Periodista (València, 12-octubre-1958)
Hace unos días el periodista Miquel Alberola presentó -como él mismo califica- “una crónica personal, en formato de un dietario. Engaña menos, es más ameno y más dinámico” bajo el título ‘Cròniques des de Madrid. Un periodista a la cort’ (Drassana) acompañado por un foro repleto y algunos de sus mejores amigos y compañeros de profesión.
Durante la presentación fue tildado de irónico, adjetivo que ratifica en cada una de sus respuestas a la entrevista de AQUÍ en València. Durante el acto, el editor Vicent Baydal le preguntó si sabía cuál había sido la reacción de Casa Real sobre la publicación de este libro, a lo que Alberola -raudo y veloz- señaló que: “No tengo ninguna noticia directa, la Casa del Rey no transmite información, el Rey es un género literario, vas a una recepción y no hay información”.
Charlamos con el mítico periodista sobre su nuevo libro “a caballo entre el dietario y la crónica periodística”, sobre sus sueños por cumplir (“tener una vespa”) y la situación actual del periodismo, ya que como el propio Miquel Alberola señaló en la presentación: “estoy nervioso, no soy ‘influencer’ ni un ‘tiktoker’, sino un periodista en el sentido más patético de la expresión, una especie en extinción”.
«Se puede hacer literatura de calidad y existe un público para la producción literaria en valenciano»
¿Cómo se presenta Miquel Alberola a alguien que no le conoce de nada?
Como un periodista prejubilado. He tenido épocas más estimulantes, pero ahora solo soy eso. O ni siquiera eso. Pero si consideramos que un periodista, como un delincuente o un alcohólico, lo es para toda la vida, aunque se rehabilite, pues digamos que estoy ahí. En mi última etapa activa en ‘El País’ fui corresponsal parlamentario y en la Casa Real.
Periodista y escritor, ¿serían términos correctos para definirle?
A menudo, los periodistas me consideran escritor y los escritores periodista. Estoy, de algún modo, entre esos dos fuegos. Según quien dispare. Creo que me define en buena parte esa intersección, esa tierra de nadie.
¿Por qué se describe como “periodista, en el sentido más patético de la expresión”?
El periodismo de papel que yo conocí ya apenas existe. Ahora el periodismo es otra cosa, sobre todo electrodoméstico, urgencia y desesperación por estar en las redes sociales antes que los competidores, sin tiempo para contrastar ni elaborar con mayor calidad la información. El panorama se ha llenado de ‘influencers’, ‘youtubers’, ‘streamers’, ‘community managers’, enriquecedores de producto, seos, nuevas narrativas, podcasts… Yo, en medio de ese vendaval, soy un periodista en el sentido más patético de la expresión, es decir, una especie en extinción.
«El libro es el cuadro clínico de un periodista inserto en el cuadro clínico de una época convulsa de España»
¿Sabía desde pequeño que quería ser periodista?
Nunca se me pasó por la cabeza. Hubiese preferido ser cantante de éxito, pero carecía de cualidades. O futbolista, pero lo mismo.
Como periodista, ¿qué historia le gustaría contar?
La condena del PP al golpe de Estado de Franco en 1936.
¿Podría decirnos lo que más echaba de menos de València en su época en Madrid?
La familia, los amigos, la ciudad… Por lo demás, Madrid tenía cosas muy buenas, aparte del agua del grifo del Canal de Isabel II. Encontré amigos, oportunidades, experiencias… Enriqueció mi punto de vista. Madrid tiene de todo, incluso por allí pasa el corredor mediterráneo.
«Tampoco es un libro sobre el Rey, aunque sale mucho, si bien su agenda marca el itinerario y condiciona el relato»
¿Qué encontrarán los lectores y lectoras en ‘Cròniques des de Madrid. Un periodista a la cort’?
Se podría decir que el libro es el cuadro clínico de un periodista inserto en el cuadro clínico de una época convulsa de España. No es un ensayo, aunque a veces transmita esa sensación, sino una especie de cuaderno de bitácora de un periodista ‘de provincias’ arrancado de su ecosistema y desplazado a Madrid en un momento de tormenta política de proporciones monumentales y consecuencias impredecibles.
Hay un cambio de ciclo en ciernes, la Zarzuela tratando de remontar el vuelo en medio de una congestión política, una crisis del Estado de las Autonomías… Tampoco es un libro sobre el Rey, aunque el Rey sale mucho, si bien su agenda marca de algún modo el itinerario y condiciona el relato.
¿Cuál es su balance sobre la situación literaria de los autores valencianos, tras éxitos como ‘Noruega’ o ‘Mireia’?
Tanto Rafa Lahuerta como Purificació Mascarell han demostrado que, más allá de ‘la lengua vehicular’, se puede hacer literatura de calidad y que, además, existe un público para la producción literaria en valenciano. Los de ‘Noruega’ i ‘Mireia’, con ‘Els inútils’ de Andreu Sevilla, son síntomas, junto a otros muchos ejemplos como Martí Domínguez, del potencial que tiene la creación literaria en valenciano y de las buenas cosechas que le esperan.
¿Qué consejo o recomendación le daría a los escritores y escritoras que están empezando?
Que no sigan ningún consejo ni recomendación, sino su instinto. Incluso que tampoco hagan caso de esta recomendación.