El ‘Shoah’ es el vocablo hebreo que se tradujo como Holocausto, una simple palabra que significó tanto sufrimiento y dolor para millones de personas que no comprendían por qué les obligaron a dejar sus casas, ciudades y pueblos para ser humillados hasta la muerte.
Fue tal el odio de los nazis hacia los judíos, principalmente, que deseaban deshumanizarles, mediante un trato horrendo en lo que llamaron campos de concentración y, seguidamente, campos de exterminio. Su objetivo era ese: eliminar a la raza judía de toda Europa.
Unos ciudadanos de nuestra localidad fueron deportados a estos campos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) después de exiliarse tras la Guerra Civil Española, en 1939. La mayoría murieron allí, debido a las pésimas condiciones de vida. Hoy un monumento, ubicado en el centro de Elda y obra de Carlos Martínez García, honra su memoria.
Cómo es
El monumento, que representa a una persona pisoteada -con gran realismo en su brazo y pierna-, rememora a los ciudadanos eldenses deportados a los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
Se habían exiliado al final del conflicto nacional y muchos se alistaron al ejército francés, pero tras la rápida derrota de Francia en 1940, fueron capturados y puestos a disposición de las autoridades nazis, antes de ser trasladados en tren -en un doloroso recorrido- a los campos de trabajo de Hinzert, Neuengamme y, sobre todo, Mauthausen.
En estos lugares tan parecidos al infierno, rechazados y olvidados por el gobierno español, fueron tratados como apátridas. Estuvieron asimismo sometidos a vejaciones y trabajos forzados, que en ocasiones acabaron con la muerte, siendo testigos en primera persona de unos horrores imborrables.
Se habían exiliado de España al final de la Guerra Civil y muchos se alistaron al ejército francés
Los protagonistas
Los auténticos protagonistas de este relato son Manuel José Albert Cantó (fallecido posiblemente el 18 de abril de 1945), Manuel Amat Pérez (fallecido en el campo de trabajo el 21 de enero de 1942), Diego González Cuenca (liberado el 5 de mayo de 1945), José Sirvent González (fallecido en el campo de trabajo el 10 de agosto de 1941), Luis Real Rico (fallecido en el campo de trabajo el 18 de septiembre de 1941) y José Revert Sánchez (liberado en 1945).
De igual modo, Javier Deltell Prats (eldense de acogida, nacido en El Pinoso, fallecido en el campo de trabajo el 18 de noviembre de 1941), José María López Gracia (también eldense de acogida, nacido en El Pinoso, fallecido en el campo de trabajo el 27 de noviembre de 1941), Luis Guardiola Santa (eldense de acogida, natural de Monóvar, fallecido en el campo de trabajo el 2 de septiembre de 1941), José Poveda Gran (igualmente eldense de acogida, natural de Monóvar, fallecido en el campo de trabajo el 17 de enero de 1941) y Luis Moreno Sabater (también eldense de acogida, nacido en Monóvar, liberado el 5 de mayo de 1945).
La lista, lamentablemente, no está cerrada y puede que se agreguen algunos nombres en el futuro.
El gobierno español los rechazó e incluso los olvidó totalmente, considerándolos personas apátridas
El origen de los campos
Los campos de concentración nazis fueron una más de las locuras auspiciadas por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Los primeros se establecieron en marzo de 1933, seis años y medio antes del inicio del conflicto bélico, inmediatamente después del alzamiento de Adolf Hitler como canciller alemán.
Un año más tarde, tras la denominada Noche de los Cuchillos Largos de 1934, los campos de concentración pasaron a ser gestionados exclusivamente por la SS, la policía del partido. Primeramente, la mayoría de los prisioneros eran miembros del Partido Comunista Alemania, pero con el paso del tiempo se detuvo a diferentes grupos, como delincuentes, asociales y judíos.
Hubo más de mil campos nazis, los primeros creados en 1933, seis años antes del inicio del conflicto bélico
Más de mil
Durante el periodo de la historia de la Alemania nazi se crearon más de mil campos de concentración, incluyendo subcampos. Se registraron alrededor de 1,65 millones de personas prisioneras, de las cuales un millón murieron durante su cautiverio.
Muchos de estos antiguos campos se han convertido hoy en día en museos que conmemoran a las víctimas del régimen nazi. El más famoso de todos es el de Auschwitz, en el sur de Polonia, epicentro de los mayores atropellos contra la humanidad.
Mauthausen
La mayor parte de los eldenses desaparecidos en la Segunda Guerra Mundial lo hicieron en Mauthausen, a veinte kilómetros de Linz (Austria). Inicialmente un único campo que se expandió hasta convertirse en uno de los complejos más grandes del territorio nazi en Europa.
Los cuatro campos en Mauthausen y la cerca Gusen, localizados por toda Austria y el sur de Alemania, utilizaron a los ocupantes como esclavos para la fabricación de munición, minas, armamento y plantas de ensamblaje del avión Me 262.